Representantes políticos, de derechos humanos, sindicales y sociales coparon el Centro Cultural de La Toma, para rendir homenaje al periodista y referente de Hijos Rosario, Juan Emilio Basso Feresín, fallecido el 3 de marzo pasado.
El evento realizado este jueves en el espacio ubicado en Tucumán 1349 reunió a una gran cantidad de personas: desde militantes sociales, de derechos humanos, a legisladores provinciales y locales, y dirigentes sindicales. Antes de exhibir el cerámico con la imagen de Juane, el referente del lugar Carlos Ghioldi ofició de conductor del acto y recordó las reiteradas visitas allí del fundador del periódico El Eslabón y de la cooperativa La Masa, que produce este portal digital.
Luego dio paso al ex ministro de Justicia de Santa Fe y actual abogado de Nadia Schujman en la causa de supuesto espionaje ilegal, Juan Lewis, quien explicó los pormenores de esa investigación, en la que aún no se han exhibido pruebas contra los denunciados, y pidió mayor atención contra el lawfare santafesino.
“El acto, además de homenajear a Juane, también fue en solidaridad con su compañera, Nadia Schujman, quién se encuentra soportando una miserable campaña de persecución mediático-judicial”, indicaron desde La Toma en un comunicado. “El mejor homenaje a los luchadores como Juane Basso es continuar las luchas que llevaron adelante en su vida. Enfrentar la guerra judicial contra quién fuera su compañera de vida era la mejor forma de evocarlo”, indicó Ghioldi.
Schujman también dio sus palabras de agradecimiento, y pidió no bajar los brazos en esta lucha. “Al final, sé que esta mentira se va a caer, pero el problema es el mientras tanto”, sentenció la histórica abogada de la agrupación Hijos Rosario, y quien se desempeñó como directora de la Agencia de Control Policial durante la gestión de Marcelo Sain en el Ministerio de Seguridad de Santa Fe. “Lamentablemente, muchas de las investigaciones que llevábamos adelante contra policías se van a caer”, repudió.
Luego de que trabajadores de La Toma le entregaran un reconocimiento a Nadia, llegó el turno de la poesía, a cargo de Eduardo Valverde, trabajador de prensa, integrante de la CTA y poeta, quien leyó un emotivo texto dedicado a Juane (Leer abajo).
Por último, se descubrió un cerámico que denomina a ese sector del establecimiento en manos obreras como “Espacio Juane Basso Feresin”.
Poema de Valverde
El “Pulga
a Juane Basso Feresin, i.m.
Esta vez la culpa
no la tuvo la cruel Pandemia.
Fue tu corazón quien dijo basta,
tan lleno como estaba
de amor por el mundo.
En esa canchita de Fútbol 5
nos dejaste a solas
con todo nuestro dolor.
Apenas con las fotografías
de tu rostro entrañable
que tomaron por asalto las redes
y la celulosa entintada de los diarios
hablando de tu gran ternura,
ese milagro que desplegabas
frente a propios y extraños
y que iluminaba tus palabras
aunque estuvieran denunciando
sin pausa, como siempre lo fue,
a los enemigos de los sueños
y la felicidad de los hombres.
En mi archivo del celular,
tu dulce mirada,
entre las inolvidables
Norma Vermeulen y Chiche Massa,
con ese halo de paz
que te abrigaba con su manto.
En otra toma, tu cabeza reclinada
en la del querido “Cholo” Budassi
compartiendo esperanzas.
Ahora los dos son suave memoria.
La vida me dibujó la dicha
de haber conocido a tu madre,
esa mujer-coraje increíble
(tan María Eugenia Saint-Girons
sobre la pradera del mundo),
feliz de seguir comiendo vida
en el banquete de la causa del pueblo.
Con ella soñábamos otra patria
más pura y rotundamente justa,
en la Sección Corrección
del diario “Democracia”,
por aquel ya lejano 1984.
Por ella me enteré
de qué maneras tan crueles vos,
el “Pulga”, como entonces te nombraba,
te deslizaste desde sus caderas
hacia aquella noche impiadosa del 77,
en el Hospital Militar de Paraná,
cuando la jauría ya tejía las sombras
que pronto iban a devorarse
la entereza de Luis Emilio Feresin,
tu padre, que ya nunca podría
enjugar tu llanto recién nacido
en aquel tiempo del desprecio.
Después llegaría a tus días
ese hombre luminoso,
enfundado en su gorra perpetua,
con pinta de anarquista
de la década del 30,
el inefable Hugo Basso,
también nuestro gran compañero
en la Redacción del “Democracia”,
que te pintó su apellido
y supo construirte un padre
para sumarlo a tu lado
en el camino del viento popular.
Y luego vendrían la lucha sin fin,
el periodismo como pasión,
el apellido de tu padre en la sangre
enalteciendo con su ejemplo
tu perfil ya definitivo
en el documento único,
esa vocación por alimentar
el horno de la historia,
el amor triplicado
en Nadia y tus hijos,
aquella luz que siempre buscaste
y que ahora te cubre.
Rosario, 07/03/2021
Oliveros, 11/03/2021
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