Higui agarra la pelota y no la suelta. Eva de Jesús –su verdadero nombre aunque ni su madre la llama así–, no está por jugar un picado, ni un partido por los puntos. Higui atenaza la pelota bajo el brazo cuando está por entrar a los Tribunales de San Martín el martes 15 de marzo, en el inicio del juicio en el que la acusan de matar a uno de los tres tipos que intentaron violarla para “corregirle” su lesbianismo, en 2016. Este jueves 17 de marzo salió de allí con la absolución. Y otra vez con la pelota, como si nunca la hubiera soltado. ¿Por qué? “A mí el fútbol me ordena. Me maneja la pelota”. Por eso.
Higui nació como Eva Analía de Jesús el 7 de junio de 1974, en el hospital Haedo de Morón. La pobreza la llevó a vivir por varias villas y barrios (en el mejor de los casos) de Buenos Aires. Pero esos cambios (de hogar, colegio, vecinos, amigos) no le hicieron mella “porque el fútbol estaba en todos esos lados”. Y por el sólo hecho de correr detrás de una pelota define a su dura infancia como “feliz”. Así se lo cuenta a la periodista y escritora Ayelén Pujol en el libro ¡Qué Jugadora! (2019)* donde ese testimonio está en primera persona: “Higui no sabe que escribe cuando habla. Yo no podía ponerle nada a sus palabras”, confesó por estos días la autora.
Cuenta ahí que a los 31 dejó el fútbol, sin causa aparente. “Mi vida fue un desastre. Sin la pelota como guía me perdí, me re perdí”. En ese tiempo comenzó a padecer una persecución por el sólo hecho de ser lesbiana, y se deprimió. Después llegó el fatídico 16 de octubre de 2016, en el que una visita a su hermana por el Día de la Madre se transformó en un intento de violación de un grupo de varones. Por defenderse, fue presa.
La pelota naranja
Su apodo se lo debe al parecido con el histórico y carismático futbolista colombiano René Higuita, arquero como ella y autor del famoso escorpión. “Hay que respetar a las mujeres y las diferencias”, escribió Higuita, el verdadero, en 2017, pidiendo la libertad de Eva, que pasó 8 meses tras las rejas, y donde su único consuelo, cuando no, fue el fútbol: “Se me ocurrió pedirle a mi mamá que me trajera naranjas, muchas naranjas”, y no para comer, justamente.
Las protestas para pedir su libertad se tradujeron en picados futboleros. Y horas antes del inicio de la audiencia, René volvió a exigir –a través de un video– la “absolución total”, que finalmente sucedió este jueves por la noche.
⚽🇦🇷🇨🇴 @higuitarene se suma al pedido de #AbsoluciónParaHigui
✊🏾🏳🌈Hoy comienza el juicio en su contra y el reclamo por la absolución recorre América Latina y el Caribe.
(vía @DelMarR_V) pic.twitter.com/QRWeAI0fyw
— LATFEM✊🏼 (@latfemnoticias) March 15, 2022
En el testimonio de Higui –en el libro, no en la audiencia– se pregunta sobre su futuro en las canchas, donde no siempre defendió los tres palos. Cuando el partido lo requería, dejaba el arco, marcaba el necesario gol del empate, y volvía para la definición por penales. “Hasta que las piernas me den voy a jugar al fútbol e intentar siempre hacer el gol que más me gusta, el de cucharita”, dice la jugadora, que hoy tiene 47 años. Y remata: “Las pibas me cargan, me dicen que estoy vieja. Pero bueno, yo me río y les contesto: «Ya sé que estoy vieja, guachas, pero tampoco tanto»”.
*El libro tiene una versión para chicos y chicas, elaborado por la editorial Chirimbote, en su colección de Antiprincesas. Se llama Barriletas Cósmicas.
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