Yo no sé, no. Pedro recuerda que después de comprar un par de cosas para la escuela por la calle San Luis y otras por San Martín, la madre lo agarraba de la mano y le decía: vamos por Maipú, esa calle tan poco transitada y cuyo único atractivo para él eran los relojes pulsera que tanto quería. En un momento pensó que le compraría uno, lo cierto es que después de entrar a un par de aquellas joyerías (ella, porque él se quedaba afuera), volvieron a San Luis y le compró las zapatillas blancas, un buzo rompeviento y un reloj de juguete que parecía de verdad. A esa altura de la mañana, la madre ya no tenía puestos ni los aros ni una cadenita de oro que Pedro conocía muy bien, pues en años de teta él se quedaba dormido aferrado a esa cadenita.

Tiempo después, en una de las primeras salidas con los pibes del barrio, uno dijo: vamos por Maipú, y el destino eran las pizzas de la Astral. A Pedro le pareció que caminando un par de cuadras por esa calle se reforzarían los bolsillos. Uno de los gratos recuerdos fue que por Maipú llegó hasta Rioja y en la Astral festejaron el cumple de una querida compañera de la Ues.

También recuerda que en algún picadito o partido en el que se venía perdiendo y estaban despelotados, había un pibe que les decía: nos organizamos y vamos por Maipú, tardamos un poco en entender el significado de la arenga.

En años en que la mano venía brava, meses antes y meses después del golpe del 24 de marzo del 76, con las compañeras y compañeros, cuando podíamos íbamos al centro por Maipú, caminando en sentido contrario a la que circulaban los vehículos, y Pedro era uno de los pocos que se sentía tranquilo por esa calle.

En estos tiempos, en estos días en que estamos sobre el 19 de Marzo (la derrota de Cancha Rayada) y el 24, el inicio de la más sangrienta dictadura que sufrió el pueblo y la Patria, Pedro me dice: ¡Cómo duele cada vez que vemos a un pibe o una piba, a alguien como nuestros viejos, tratando de comprar lo más elemental para comer, para estudiar, para abrigarse, y la billetera perdiendo feo! La cuestión es nunca, nunca olvidar, y que siempre esté la oportunidad de ir por un Maipú. Es hora de que, por la memoria de tantas y tantos, empecemos a pensar seriamente en ir por un triunfo para la Patria.

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