Federico Lorenz

“Si hay un lugar donde Malvinas permanece latente es en las escuelas. En cualquiera de los niveles, de los sistemas, del lugar del país que se les ocurra”, sostuvo el educador, historiador y escritor Federico Lorenz, durante la conferencia Malvinas, a 40 años, organizada por el Sadop Rosario.

La afirmación la hizo también para valorizar el oficio docente en esa tarea de hacer memoria. Un trabajo que lo reconoce como protagonista y que elige resaltar. Lorenz es doctor en ciencias sociales, investigador del Conicet y fue director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Sin embargo, asegura que ante todo es profesor de historia. “Lo que organiza mi trabajo es la preocupación por enseñar”, dice de una vocación unida a la inquietud permanente “de cómo comunicar mejor” a más personas.

Una razón que también lo encuentra como escritor. Es autor de varios libros y publicaciones. Uno muy unido en la profesión de enseñar es el de Elogio a la docencia, otros a la historia más reciente Postales sobre Malvinas y el que presentará a fines de marzo, Para un soldado desconocido, por citar apenas unas referencias de sus producciones.

En su disertación, el educador rescató la idea de aniversario, más este 2 de Abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, que es redondo, como “una oportunidad de profunda introspección social”. Un aniversario –profundizó– “es un momento de mucha reflexión”, o debiera serlo, porque más allá de que habrá actos y distintos reconocimientos por el día, el tema clave es saber “cuántas de esas actividades nos permiten una reflexión de lo que la fecha significa”.

Entre otros análisis, invitó a desarmar la idea de pensar Malvinas como sinónimo de guerra: “Todavía para nosotros, los que tenemos cierta edad, Malvinas es casi sinónimo de la guerra, pero eso no tiene por qué ser necesariamente así para nuestros estudiantes, que probablemente ni siquiera habían nacido”.

Propuso entonces pensar en el aniversario de aquella guerra, de la que se cumplen 40 años el próximo 2 de Abril, pero además “en la historia de Malvinas –aunque también atravesada por la guerra– que es la historia de la disputa por la soberanía y es la que sigue pendiente”.

El escritor reconoció que no es nada sencillo hacerlo, entre otros motivos porque la posguerra de Malvinas se prolonga todavía, “y hasta el año pasado el Equipo Argentino de Antropología Forense estaba identificando qué soldado argentino estaba enterrado bajo cada cruz en el cementerio de Darwin”.

Lorenz marcó dos dimensiones de Malvinas: la de la guerra y la de la presencia de Malvinas en la cultura argentina. Y aseguró que “la recuperación de las Malvinas es una causa nacional, pero también tiene enormes matices federales”. La forma en que es enseñada en las distintas regiones –amplió el escritor– es bien diferente, no es monolítica, tiene que ver con el contexto y el medio donde se vive.

Para el profesor de historia, esas diferencias “lejos de ser una limitación son una potencialidad”. Propuso entonces pensar, como docentes, “para qué me sirve la conmemoración, además de recordar la guerra”, invitando también a que estas discusiones sean prospectivas: “¿Quiero honrar a los que combatieron? Sí. ¿Quiero tener presente la causa nacional? Sí ¿Quiero que en algún momento recuperemos las Malvinas? Sí. ¿Estamos de acuerdo con qué tipo de sociedad tiene que hacerlo? Aquí puede empezar una discusión interesante”.

En el imaginario público

Otro de los aspecto sobre los que Lorenz planteó trabajar es la forma en que Malvinas existe en el imaginario público argentino y que tiene que ver con el modelo de país que se consolidó a fines del siglo 19, “el modelo agroexportador, de la Argentina oligárquica, de la pampa gringa”. Un modelo alejado “del recuerdo de un país marítimo al cual lo despojaron no sólo de un archipiélago sino de millones de kilómetros cuadrados de océano” ricos en recursos y en historia.

El educador convocó entonces a reconocer que “somos unos de los países de mayor litoral marítimo del mundo, pero que eso no está en el imaginario y en lo que se transmite”; y que una de las consecuencias de esa mirada es que las islas quedan descolgadas de la propia historia nacional. Marcó allí una tarea pedagógica a asumir.

 

Señaló entonces como proyecto de trabajo “tejer vínculos entre la historia de esas islas y del resto del país”, para que la transmisión no se limite a la historia de la usurpación o de la guerra. “La historia del Atlántico Sur es más compleja”, son cinco siglos de historia, de diferentes intentos de usurpación que hay que conocer “y ayudarían a sentir a las Malvinas como propias” a las generaciones más jóvenes.

Aquí el profesor subrayó el papel central que tienen las escuelas al afirmar que “si Malvinas es una causa nacional se debe sobre todo al sistema educativo”.

Una causa federal

Para hacer que Malvinas sea una causa cercana, de sentido para las chicas y los chicos, Lorenz llamó, “con el mayor de los respetos”, a “hacer el esfuerzo de sacar (a Malvinas) de lo sagrado”, para pensar cómo lo vuelvo un tema significativo para las y los estudiantes. Y eso también implica no pensar a Malvinas desde la mirada porteñocéntrica, sino como una causa federal.

Otro de los ejes de reflexión en los que se detuvo Lorenz fue en diferenciar entre mandato y legado de Malvinas. “A mí me gusta pensar que la causa de Malvinas es un legado pero no un mandato. Un legado es algo que transmitimos por valioso y consideramos que debe ser sostenido y transmitido, sobre todo por la cuestión pendiente”, compartió el investigador especialista en historia reciente.

¿Y cómo hacemos para que Malvinas, además de ser un sentimiento, interpele a los más chicos? se preguntó Lorenz en la charla, y de inmediato compartió su propuesta. Se trata –dijo– de “abrir un montón de puertas para que entre Malvinas”. No sólo quedarse con el relato nacional más difundido sino conocer qué pasó en cada lugar, cómo se hace significativo a escala local. “Y por eso la escuela es tan importante, porque la capilaridad del tema pasa por las escuelas, también por los actores como los ex combatientes, sus familiares, las y los compañeros que estuvieron dando clase en la época de la guerra”.

Y otra vez volvió sobre las representaciones de Malvinas que hay que desmontar. Lo hizo repasando su primer viaje a las islas en 2007: “Me llamó la atención cuando llegué que las islas eran en color y vivía gente. Lo sabía. Pero mi mirada era la de los medios gráficos del 82, en blanco y negro y sin gente”.

Lorenz apeló “a trabajar sobre los matices, a que se abran muchas puertas para que se apropien los más chicos y las más chicas”. Recordó una vez más que si esta transmisión funciona como un mandato “se ritualiza y no terminamos sabiendo muy bien por qué” valoramos a Malvinas. “Y si eso pasa –continuó– a la hora de argumentar no vamos a tener muchos elementos para hacerlo”.

El educador marcó otra tarea pedagógica a emprender en relación a la guerra declarada en dictadura. “Malvinas es probablemente el hecho colectivo que mayor acompañamiento tuvo de los producidos por la dictadura militar. No es acompañamiento a la dictadura, sí a las islas. Desmontar esto, incorporar la mirada democrática, es una tarea a tomar y nos excede un aniversario”. En todo caso, “un aniversario puede funcionar como un disparador, es una posibilidad”, incluso –diría más tarde– para pensar lo que entendemos por soberanía: “Y yo me quedo con la noción de una soberanía popular”.

La conferencia cerró con un intercambio de preguntas y lecturas con las y los docentes que participaban de la actividad. En una de las reflexiones compartidas sobre cómo llegar con Malvinas a las y los alumnos, Lorenz expresó: “Recordar etimológicamente quiere decir hacer pasar por el corazón. Pero ese prefijo re significa cosa. Qué quiero entonces hacer pasar por el corazón: que mis chicas y chicos recuerden que las Malvinas son argentinas, que son un territorio muy lindo de la Argentina pero que me obliga a pensar el país de otra manera, y quiero que recuerden con afecto a quienes sin pedirlo, porque no eran militares de profesión, les tocó ir (a la guerra) en nombre de todos”.

Aula híbrida

Foto: Prensa Sadop Rosario

La conferencia de Federico Lorenz, Malvinas, a 40 años, se realizó el lunes 21 de marzo pasado y coincidió con la inauguración de un aula híbrida del Sadop Rosario. En esa combinación de presencialidad y enseñanza on line, participaron docentes desde sus hogares y desde el Instituto de Investigaciones del Sadop, de Montevideo al 1500. Además del propio disertante invitado, que lo hacía desde Buenos Aires. La conferencia completa está disponible en el canal de Youtube del Sadop Rosario.

El secretario general del sindicato de docentes particulares, Martín Lucero, destacó que el nuevo espacio se trata de una oportunidad más para potenciar la capacitación en servicio y gratuita de la docencia. También para que las patronales apoyen la iniciativa de formación sindical.

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