La corporación Rand, principal usina de pensamiento geopolítico de EEUU, publicó en 2019 un documento que describe cómo acosar, arrinconar y debilitar a Rusia usando a Europa y sacrificando a Ucrania. Hace tres años, ya estaba escrito el guión de la masacre actual.

En abril de 2019, tres años antes de la guerra entre Ucrania y Rusia, una de las más poderosas usinas de pensamiento estratégico, geopolítico y militar de EEUU, Rand Corporation, publicó un documento de 12 páginas que se titula “Sobreextender y desequilibrar a Rusia. Evaluación del impacto de las opciones y sus costos” (“Overextending and Unbalancing Russia- Assessing the Impact of Cost-Imposing Options”). Se trata de un plan detallado, fruto de la investigación de decenas de especialistas, para debilitar, sancionar y aislar a Rusia. En definitiva, para acabar con Rusia como potencia alternativa a la hegemonía total que pretende “Occidente”.

Todo estaba planeado, estudiado con minuciosidad y detalle, antes de la incursión militar de Rusia en Ucrania el 24 de febrero de 2022. 

Los analistas señalan que obligar a Rusia a que extienda en demasía su territorio, a través de provocaciones, para que avance sobre otros países, generaría desequilibrios militares, económicos y políticos que pueden ser aprovechados por EEUU para debilitar a su rival e imponer una mayor influencia en el mundo.

“Este resumen incluye un informe que examina exhaustivamente las opciones no violentas, pero con costos específicos, que EEUU y sus aliados podrían seguir en áreas económicas, políticas y militares para tensionar –sobreextender y desequilibrar– la economía y las fuerzas armadas de Rusia y la posición política del régimen, tanto en casa como en el extranjero. Algunas de las opciones examinadas son claramente más prometedoras que otras, pero cualquiera tendría que ser evaluada en términos de la estrategia general de EEUU con Rusia, lo que va más allá del objetivo de este informe”, señala la introducción del texto publicado por Rand en abril de 2019.

“La Rusia de hoy sufre muchas vulnerabilidades, los precios del gas y el petróleo, que están lejos de sus máximos históricos, causaron una caída en el nivel de vida; las sanciones económicas aumentaron esa caída, lo que se suma a una población que envejece y tiende a disminuir; y un autoritarismo creciente bajo el mandato continuado de Vladimir Putin. Esas vulnerabilidades se combinan con ansiedades muy profundas y arraigadas (tal vez exageradas) sobre la posibilidad de un cambio de régimen inspirado en Occidente, sobre la pérdida de influencia de Rusia en el mundo, e incluso sobre un ataque militar”, señala el informe en su segundo párrafo.

La hegemonía y el modelo de mundo unipolar impuesto por EEUU están siendo desafiados por China y Rusia, y el documento firmado por James Dobbins, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz, Brent Williams, que incluye gran cantidad de gráficos y estadísticas, señala cuáles serían las medidas más adecuadas para debilitar a Rusia, y qué costo (en términos políticos, económicos y militares) podría tener cada una.

Por estos días, cuando la simplificación avanza contra toda forma de pensamiento complejo, acaso resulte necesario marcar una obviedad: el documento de 12 páginas de la Rand no explica, ni siquiera en forma parcial, un acontecimiento multi-causal en el que participan cientos de actores que se relacionan entre sí de infinitas e impredecibles maneras. Pero de todos modos, puede leerse como una reveladora declaración de uno de los actores más importantes y más invisibilizados del conflicto. Y acaso sirva, además, para desbancar los discursos manipuladores, frívolos y mendaces con los que machacan los medios hegemónicos. Algunos han llevado la subestimación de la ciudadanía a extremos grotescos: el análisis de la psicología de Putin. El documento de Rand habilita nuevas preguntas e interrogantes para pensar e investigar.  

La corporación Rand se encuentra entre las más influyentes de EEUU. Su lema es “Análisis objetivos. Soluciones efectivas” (“Objective Analysis. Effective Solutions”) como puede leerse en su página oficial.

El nombre de la corporación deriva del inglés “research and development”, en castellano: “investigación y desarrollo”. La corporación está formada por un grupo de académicos e investigadores expertos en análisis y formulación de políticas. Fue creada en 1948 por Douglas Aircraft Company para ofrecer servicios de investigación y análisis a las Fuerzas Armadas de EEUU. Hoy cuenta con unos dos mil empleados, aunque la información que se dispone sobre esta usina de políticas es parcial, opaca y con muchas áreas secretas. Está financiada mayormente por el Departamento de Defensa, el de Seguridad Nacional y otros departamentos del gobierno de EEUU. También recibe fondos de corporaciones privadas, universidades, fundaciones, contribuyentes y donantes. 

En la nota publicada en el sitio de noticias español El Confidencial el 24 de mayo de 2019, titulada “Ecos de la Guerra Fría. El plan para acabar con Rusia: el informe de Rand Corporation” (firmada por Enrique Zamorano), se indica que Rand, “el think tank más poderoso de EEUU”, apunta en su investigación a las debilidades de la nación que gobierna Putin para generar desequilibrios en su seno e ir esmerilando su poder de influencia. Y detalla con claridad el enorme peso que viene teniendo la corporación en el diseño y la ejecución de las políticas más agresivas del imperio.

“Este informe supone una clara maniobra defensiva a nivel de inteligencia por parte de este laboratorio de ideas que sirve y forma a las Fuerzas Armadas de EEUU. Durante más de 70 años, el «tanque de ideas»  ha supuesto una influencia clara en las políticas imperialistas y militares del gigante norteamericano, siendo especialmente relevante en la carrera espacial o en el conflicto nuclear vivido en la Guerra Fría. Es el foco de las paranoias que sustentan las teorías de la conspiración y no es para menos: en la actualidad está financiada por los principales órganos de gobierno (la secretaría de Defensa, el Departamento de Salud o la Agencia de los Medicamentos y Alimentos), además de una larga lista de universidades y fundaciones (como por ejemplo la de Bill y Melinda Gates y la de George Lucas, entre muchas otras)”, señala la nota de El Confidencial, que destaca que esta usina se asigna como uno de sus triunfos históricos el haber contribuido a la disolución de la Unión Soviética.

Un competidor de peso

El informe reconoce las vulnerabilidades de Rusia para saber cómo y hacia dónde dirigir sus ataques, y deja claro que, si bien toda medida tiene un costo, EEUU cuenta con la suficiente impunidad para embestir contra un enemigo que, a pesar de sus problemas, sigue siendo poderoso: “A pesar de estas vulnerabilidades y ansiedades, Rusia sigue siendo un país poderoso que todavía se las arregla para ser un competidor estadounidense en algunos dominios clave. Reconociendo que cierto nivel de competencia con Rusia es inevitable, investigadores de Rand llevaron a cabo una evaluación cualitativa de las «opciones que imponen costo» y que podrían desequilibrar y sobreextender a Rusia. Tales opciones podrían imponer nuevas sanciones contra Rusia, que serían más pesadas que aquellas que les serían impuestas a EEUU por sus acciones”, señala el informe.

Y la corporación reitera, como para mostrar su inmenso poder, su fundamental papel en la Guerra Fría. “El trabajo se basa en una acción de largo plazo, competencia estratégica desarrollada durante la Guerra Fría, algunas de las cuales se originaron en Rand. El informe seminal de Rand de 1972 postuló que EEUU necesitaba cambiar su pensamiento estratégico: lejos de intentar mantenerse por delante de la Unión Soviética en todas las dimensiones, debía tratar de controlar la competencia y canalizarla hacia áreas donde la ventaja era estadounidense. Si este cambio puede hacerse con éxito, concluyó aquel informe, EEUU podría incitar a la Unión Soviética a redirigir sus limitados recursos a áreas que no planteen amenazas”, señala el texto en la página 2.

Rand proponía, ya en 2019, lo que hoy está en la portada de la mayoría de los medios: financiar a Ucrania en su conflicto con el Kremlin, pero no intervenir en una guerra directa ya que Rusia ganaría. O sea que, leído hoy y a la luz de los acontecimientos actuales, resulta revelador que las súplicas a EEUU y Europa por parte del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ya tenían respuesta negativa. Este hecho coloca en un contexto bien diferente a los pedidos de protección del mandatario y, sobre todo, a los sufrimientos de su pueblo.

“Rusia no es tan fuerte ni tan débil como parece”. Este es uno de los axiomas que encabeza el informe, en el que se detallan una a una las vulnerabilidades, que se pueden profundizar con las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea (otra noticia de hoy anticipada en 2019).

Dejar sola a Ucrania en lo militar

La soledad de Ucrania en el plano militar también se anticipa en el texto: Rusia sigue siendo una de las mayores fuerzas militares del globo, reconoce la Rand. Por esto, una de las afirmaciones más reveladoras del informe es que EEUU planeó dirigir una campaña para elevar la tensión de su conflicto con Ucrania, pero “sin llegar a la lucha mano a mano”, ya que evidentemente, de darse un enfrentamiento militar directo, el país de Putin saldría victorioso debido a su proximidad.

“Proporcionar ayuda letal a Ucrania explotaría el mayor punto de vulnerabilidad externa de Rusia. Pero cualquier aumento en el suministro de armas militares y el asesoramiento militar para Ucrania tendría que ser cuidadosamente calibrado, con el objetivo de aumentar la presión sobre Rusia (…) un conflicto mucho más amplio en el que Rusia, por proximidad, tendría ventajas significativas”, se lee en la página 4.

Descartado el ataque militar directo, la parte más vulnerable de la nación rusa es su economía. La corporación propone incrementar las sanciones comerciales y financieras, especialmente si el resto de los gobiernos del bloque occidental las aprueban, es decir, se consigue un movimiento multilateral con el beneplácito de potencias como la Unión Europea. Otro plan de EEUU que quedó confirmado: los europeos vienen actuando como lacayos del imperio. “Las sanciones pueden provocar grandes costos, dependiendo de su severidad, y grandes riesgos”, advierte el informe.

La corporación señala que EEUU debe utilizar una vieja estrategia: poner en duda la democracia y el sistema electoral de Rusia para aumentar el descontento popular hacia Putin, lo que conllevará “más represión ciudadana” y más desprestigio para el gobierno ruso.

El problema del suministro de gas y petróleo también forma parte de los temas estudiados por la investigación: la Rand aconseja demostrar a Europa la capacidad de conseguir gas y petróleo de distintos proveedores que no sean Rusia, en una especie de “coerción energética global” a través del gas natural licuado (GNL) importado por vía marítima desde otros países. También propone fomentar en Rusia la fuga de talentos, mano de obra cualificada y jóvenes bien formados a otros países de su entorno o, incluso, a EEUU.

La batalla cultural

La Rand plantea socavar la fe de los votantes en el sistema electoral ruso. Pero reconoce que no es tarea fácil, puesto que el Kremlin, a su entender, “tiene el control estatal de la mayor parte de los medios de comunicación, incluso de Internet”. En caso de que saliera bien, calcula la corporación, el descontento hacia Putin aumentaría más, pero también habría que tener en cuenta los enormes riesgos que conlleva esta acción. En primer lugar, una mayor represión gubernamental a los disidentes internos, y en segundo lugar, una posible maniobra del gobierno ruso de desviar la atención de la ciudadanía con un conflicto exterior, presumiblemente en territorio europeo, por lo que no es una opción muy segura.

Los consejos de la Rand fueron seguidos a pie juntilla: EEUU y los aliados deben dañar la imagen de Rusia en el extranjero a partir de sanciones y el veto en foros internacionales. Y desarrollar acciones de boicot en eventos deportivos o culturales de alcance global, como la Copa del Mundo. “Si bien ninguna de estas medidas gozan de una alta probabilidad de éxito, cualquiera de ellas podría funcionar para generar todavía más ansiedad en los ciudadanos y el gobierno, empleada como una amenaza disuasiva para desactivar las campañas de desinformación y subversión del régimen ruso”, recalca el informe que diseña con detalle, justamente, una campaña de desinformación y subversión.

Es obvio que no está ausente en el informe el acoso militar a Rusia con la ayuda de la Organización del Atlántico Norte (OTAN): propone aumentar la presencia de fuerzas militares estadounidenses en Europa y sus unidades terrestres. Y considera, aunque muy riesgosa, la posibilidad de desplegar al ejército en las zonas orientales de Europa, sobre todo teniendo en cuenta la tensión ya existente en Ucrania, Bielorrusia o el Cáucaso.

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