El cuadro laboral argentino muestra indicadores positivos con impacto desigual. Falta que se recuperen empleos y salarios para que el crecimiento económico sea compartido. Las urgencias y los números en negro.

Cada 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, que recuerda la histórica huelga de los “mártires de Chicago”, se pone el foco en el mercado laboral y en el contexto socioeconómico y político. El cuadro de situación del empleo en la Argentina exhibe diferentes realidades, entre problemas heredados del gobierno macrista y los propios de la actual gestión, el impacto que dejó la pandemia y las esquirlas de la guerra en Ucrania.  

Por un lado, cae el desempleo, se recuperan puestos de trabajo registrados, sobre todo en el sector privado tras la pérdida durante la etapa inicial y más crítica de la pandemia; dicha recuperación es de carácter heterogéneo; se negocian paritarias en medio de una carrera inflacionaria que tiene correlato regional y mundial por el alza de precios de productos manufacturados de los sectores energético y alimenticio; la economía evoluciona de forma sostenida pero con resultado desigual.

Por otro, aumenta el número de trabajos precarizados, el cuentapropismo monotributista, y se mantiene alto el empleo informal; hay nuevas modalidades y relaciones laborales pospandemia; hay ciertos cuestionamientos a viejas estructuras sindicales; hay suba continuada de precios que corroe salarios, ingresos y jubilaciones pese a los refuerzos de bolsillo que inyecta el gobierno de Alberto Fernández; hay cada vez más trabajadores formales con sueldos por debajo de la línea de pobreza y la distribución en la trepada económica no mejora.

Se recupera, pero…

En el primer trimestre de este año siguió el proceso de recuperación del mercado de trabajo y ascenso del empleo privado registrado, como se venía observado en los últimos meses, sobre todo desde la segunda mitad de 2021. Esto se da mientras se reduce la tasa de desempleo, que está en 7 por ciento.

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo de la Nación en la Encuesta de Indicadores Laborales muestran que en enero pasado se generaron 29.200 puestos de trabajo registrados en el sector privado, una mejora promedio total de 0,5 por ciento (2 por ciento en la provincia de Santa Fe) con respecto a diciembre de 2021, acumulando un año y un mes de crecimiento del empleo privado. Los sectores que más impulsaron la suba fueron inmobiliarias, industria, comercio y construcción.

“A enero de 2022, se recuperaron 236 mil puestos de trabajo desde el mínimo producido por la pandemia del covid. Con este dato, si bien se recuperó lo perdido en la pandemia, aún faltarían recuperar 224 mil puestos para alcanzar los niveles de empleo previos a la crisis del gobierno de Cambiemos”, se destacó en un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa).

“Vale recordar que, incluso habiendo recuperado la totalidad de puestos vigentes a comienzos de 2020, el nivel alcanzado resulta estructuralmente bajo dado que, previo al inicio de la pandemia, el empleo privado ya se encontraba en una situación crítica: la crisis del gobierno de Cambiemos significó la destrucción neta de 275 mil puestos (a diciembre 2019) y a enero de 2022 sólo se han recuperado 51 mil puestos por encima del mínimo registrado durante la pandemia”, se explica  en el reporte del Cepa.

Ingresos rezagados

La expansión del empleo también fue señalada en un relevamiento de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), en el que además se alertó sobre la continuidad del recorte salarial frente al incremento incesante de precios. Con relación a los sueldos, el informe precisó que “sólo se recuperaron dos de los veinte puntos de poder adquisitivo perdidos entre fines de 2017 y 2019”, y además que el 15 por ciento de los trabajadores y trabajadoras registrados están bajo el umbral de la pobreza.

“Los ingresos continúan rezagados. Alrededor de la mitad de los trabajadores está inserta en ocupaciones precarias o inestables, que se caracterizan por niveles elevados de pobreza. La proporción de trabajadores pobres llega al 41 por ciento entre los cuentapropistas y al 45 entre los asalariados informales. Por su parte, entre los asalariados registrados cae al 15 por ciento”, según el documento citado.

En las últimas semanas se cerraron varios acuerdos paritarios supeditados al adelantamiento de las negociaciones salariales impulsado por el gobierno nacional tras un acuerdo entre la CGT y la Unión Industrial Argentina. Directivos de la entidad empresarial, con Daniel Funes de Rioja a la cabeza, fueron recibidos por el presidente AF en la previa a la conmemoración del Día de los Trabajadores, oportunidad en la que ratificaron su postura anti-impositiva. “El poder económico genera incertidumbre con recetas que ya fracasaron”, respondió Hugo Yasky de la CTA de los Trabajadores. La mayoría de los gremios, entre tensiones, paros y conflictos, pautan incrementos salariales en cuotas y con revisiones hacia fin de año.

“El principal desafío de la negociación colectiva en 2022 se centra en el devenir de la puja distributiva, en un contexto de aceleración de la inflación. En simultáneo, también aparece la posibilidad de que se incluyan en las mesas paritarias un conjunto de temas no salariales que se instalaron con fuerza durante la pandemia. La salud y seguridad laboral, el teletrabajo, la equidad de género, la organización del cuidado y la transición ambiental son algunos de los asuntos que precisan definiciones por parte de los actores del mundo del trabajo”, se indicó en el informe de la Unsam.

Ganadores y perdedores

Los trabajadores han sido los grandes perdedores del último lustro, según un informe económico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), donde se preguntan: “¿Es posible un choque de ingresos hacia arriba en Argentina?”. Al simular cuatro escenarios que muestran el impacto del salario en el producto bruto interno del país para 2022, el análisis resaltó que “la necesaria recuperación económica viene de la mano del aumento suficiente del salario de los trabajadores”.

“Los ingresos de los asalariados retroceden a pasos agigantados: la participación salarial en el valor agregado bruto (VAB) pasó de 51 por ciento a 42,7 entre 2016 y 2021. Si miramos solo los trabajadores del sector privado, en 2016 la participación salarial representaba el 42,5 por ciento del VAB. Para 2021, esta relación se redujo al 34 por ciento, una caída de 8,5 puntos en cinco años. Entre 2020 y 2021, los trabajadores del sector privado perdieron 3,3 puntos”, señalan desde la Celag.

Otro dato relevante del informe observa que “la ganancia empresarial se ha lucrado de la inflación a costa del bienestar social de los trabajadores: de forma acumulada entre 2016-2021, la masa salarial en la economía creció 335 por ciento, mientras que los precios crecieron 474 por ciento y los beneficios empresariales 523 por ciento. Entre 2020 y 2021 la masa salarial creció 42 por ciento, los precios 52 y la ganancia empresarial 75 por ciento”.

En el documento se analiza que “los acuerdos salariales negociados hasta mitad de marzo de 2022 (con cláusulas de revisión en septiembre y noviembre) implican alzas nominales del salario entre 40 y 45 por ciento. Considerando las proyecciones inflacionarias de 2022, estas negociaciones ya anticipan que los salarios seguirán perdiendo terreno”.

Con metas programadas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por la devolución de la megadeuda contraída durante el macrismo, se estima que la economía crecerá en 2022 en torno al 4 por ciento. “¿Quiénes serán los ganadores de este crecimiento?”, interpelan desde la Celag.

Laburar en negro

Los puestos de trabajo no registrados suman un total a nivel país de casi cinco millones, un 37 por ciento del total de los asalariados, que reciben ayuda social estatal. Son las y los que no están sindicalizados, las y los que cobran salarios por debajo de la escala que corresponde, sin aportes jubilatorios, sin pensión, aguinaldo, vacaciones pagas, ni adicionales. Tampoco tienen ART, obra social ni seguro por desempleo, entre otros derechos abolidos.

En un dossier sobre el Primero de Mayo producido y publicado por Nación Trabajadora, un medio digital conformado por integrantes de la CGT, la Utep, del campo de la cultura y de universidades nacionales, en conjunto con la revista Crisis, se detalló que, exceptuando el sector público, el trabajo agrario y las trabajadoras de casas particulares, los rubros que aportan más laburantes a la informalidad son la construcción (14 por ciento del empleo no registrado), comercio (también 14 por ciento) y hoteles y restaurantes (7 por ciento).

En un nuevo aniversario del Día de los Trabajadores, como canta Riff, “mucho por hacer, queda, queda mucho por hacer”.

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