Elizabeth Ciccorossi, bióloga e integrante del equipo técnico de la Dirección Nacional de Agroecología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Nación, afirmó que “las instituciones científicas también tienen que hacer la transición a la agroecología”.

Hace una semana se lanzó en Zavalla el primer Nodo Agroecológico Territorial del país. Este evento se realizó en Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, nucleando a científicos, educadores, productores, organizaciones sociales, ambientalistas y del tercer sector junto a funcionarios municipales, nacionales y provinciales. Este constituye un hito en la historia de la agroecología en nuestro país y la región, abriendo nuevos horizontes de posibilidad para la consolidación de esta agenda en nuestra provincia. Para evaluar el balance que arrojaron estas jornadas estuvimos conversando con Elizabeth Ciccorossi, bióloga e integrante del equipo técnico de la Dirección Nacional de Agroecología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Nación, que impulsa el proyecto Nodos Agroecológicos Territoriales junto a la Sociedad Argentina de Agroecología y la Red de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología.

¿Cómo fue la gestación del proyecto de Nodos territoriales agroecológicos?

El proyecto surge a finales del año pasado y principios de este. Tiene que ver con un proceso de afianzamiento de la Dirección, en cuanto a poder desplegar en los territorios los tres pilares de la agroecología, que son: la ciencia, la práctica y los movimientos sociales. A esto sumamos el pilar político, tal como surgió de los talleres del último encuentro donde se expusieron experiencias agrupadas en cuatro dimensiones: la dimensión municipal, la dimensión de ciencia y la educación, la dimensión de la producción y la comercialización y la dimensión de los movimientos sociales. Veíamos que estos pilares – que están en el marco teórico de la agroecología – necesitaban afianzarse en los territorios, a los fines de articular y dialogar con los actores interesados. Para eso pensamos en la figura de los nodos, vinculada a la idea de red, de entramado, donde poder hacer confluir a todos los actores locales. Para empezar, pensamos en convocar a las facultades como principales aglutinadoras, y de esa manera traccionar a estas instituciones para que articulen con su entorno porque notamos que desde los ámbitos científicos se trabaja desde una lógica que en mayor o menor medida no conecta de la manera deseada con las verdaderas problemáticas del territorio. Desde la agroecología entendemos que es fundamental trabajar en problemáticas reconocidas y compartidas por la diversidad de actores locales, por lo que es preciso que el ámbito científico dialogue con dichos actores, productoras y productores, movimientos sociales, municipios, gobiernos locales y provinciales, etc. Esa actitud es la que promovemos en estos espacios de encuentro que llamamos nodos.

Esta idea empezó a gestarse en la Dirección, luego la pusimos a consideración de la SAAE y de la RENAMA para que la validen y apoyen. La primera entidad es científica y nuclea a investigadoras e investigadores y la segunda está más ligada a los municipios por lo que se complementan. La Facultad de Agrarias de la UNR, en Zavalla, fue la que elegimos para comenzar con estas experiencias, dada su cercanía con la Dirección y por los vínculos que existen entre esta facultad y la localidad. Este primer nodo está pensado no solo como un espacio de encuentro y de dialogo sino también como un espacio de coevolución de las instituciones. Así como las producciones tienen que hacer la transición a la agroecología, las instituciones también tienen que hacer esa transición.

Los nodos pretenden también convertirse en una herramienta transversal para la visibilización de las experiencias y reconocimiento mutuo entre de los actores. También para que la comunidad conozca todo lo que hacen los actores de la región, para que se promuevan nuevos programas de formación y se generen nuevas líneas de investigación que estén atentas a las problemáticas de los productores y productoras. Además, estamos alentando la creación de nuevos programas de extensión con otro perfil, con un paradigma posicionado no desde la transferencia sino desde la cogestión con los productores. Tanto en investigación como en extensión hay que cambiar el enfoque porque es otro paradigma. Es un cambio de paradigma en la educación, la extensión, la investigación, pero también en el modo de hacer política.

En la medida que el proyecto iba tomando cuerpo, lo fuimos conversando con varias Facultades de Ciencias Agrarias de nuestro país que mostraron un gran interés en acompañar la iniciativa, luego de lo cual se elevó a la Asociación de Decanos y Decanas de las Facultades Agrarias (AUDEAS). De esa manera logramos que el proyecto se conozca y obtenga adhesiones. A partir de aquí estamos coordinando con la Universidad Nacional de Misiones, la Universidad Nacional de Jujuy, la Universidad Nacional del Cuyo, la Universidad Nacional de La Plata, La Universidad Nacional de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Rio Negro y por supuesto, la UNR para que más instituciones universitarias se sumen al proyecto.

Luego de tres días de jornadas en continuado ¿Cuál es el balance que hace de este lanzamiento de los nodos agroecológicos?

Las jornadas incluyeron los encuentros de tres días y el lanzamiento de Zavalla como Nodo Agroecológico Territorial. Este encuentro lo pensamos siempre en diálogo con la facultad, que fue la entidad anfitriona para diagramar un encuentro de dos días, al que luego se sumó un tercer día de visita a productores de la región. Cuando pensamos las jornadas buscamos que fueran diversas y que estuvieran representados todos los actores en diferentes modalidades de trabajo y exposición. Tuvimos disertaciones orales, algunas más específicas sobre experiencias puntuales y otras más conceptuales que dieron el marco teórico de referencia, como las que dictaron Eduardo Cerda y Santiago Sarandón. Buscamos incluir a los proyectos por medio de la dinámica de poster, para que cada grupo pueda volcar su trabajo. La participación superó ampliamente nuestras expectativas, con una muy buena y constante concurrencia. El balance es muy positivo en torno a todas las relaciones que se fueron generando in situ. Por otro lado hubo muchos funcionarios provinciales presentes, incluso algunos que se acercaron luego de cerrada la agenda, lo que para nosotros muestra lo importante que era estar y formar parte del evento. A su vez recibimos muchas demandas para ampliar las invitaciones y hacer más visitas a otras localidades pero que no pudimos sumar por la duración pautada de las jornadas. Creo que lo fundamental está en el hecho de que había actores que no se conocían personalmente pero que se conocieron allí. Nos sorprendió la cantidad de municipios presentes, la cantidad y calidad de muchas ponencias. En términos generales, el balance es positivo. En lo particular, hubiéramos esperado más presencia de productores y de movimientos, de organizaciones de consumidores. Ese pilar de la agroecología no estuvo tan presente. Son redes a tejer y profundizar. Para el próximo encuentro esperamos afianzar esos lazos.  

A la luz de este balance tan positivo que dejaron las jornadas ¿Cuáles son las perspectivas hacia adelante?

Para nosotros, de ahora en más, es muy importante que estos proyectos vayan tomando la forma que los actores locales le puedan otorgar. Desde nuestra Dirección no pretendemos que esto sea algo direccionado sino más bien poder ser guardianes –en el buen sentido– de que los principios de la agroecología estén presentes en todas las acciones del nodo. Dinamizar los procesos que el propio territorio demanda, con sus capacidades y necesidades. Por sobre todo promover la interinstitucionalidad, es decir, que las instituciones dialoguen y cooperen; y promover la transdisciplinariedad, esto es, el encuentro entre saberes de diferentes ámbitos, procedencias, disciplinas y culturas. Nuestro objetivo último es poder expandir la agroecología, que no es ni más ni menos que lograr que haya más productores y productoras, más canales de comunicación y comercialización, y mayor consumo de estos alimentos, en suma, fortalecer la integralidad y sustentabilidad del sistema agroalimentario. El desafío es que este movimiento crezca y se fortalezca, lo importante es construir las sinergias necesarias y atentas a resolver las problemáticas del entorno. Si resultara que tal o cual Facultad no tuviera suficientes vínculos con productores entonces será el municipio u otra institución la que enhebre esos vínculos. Lo importante es que encontremos alguna forma para establecer ese entramado.

Para nosotros va a ser muy importante poder apuntalar las discusiones que fueron surgiendo en los talleres finales de reflexión, allí hay temas muy importantes como el acceso a la tierra, los regímenes de tenencia de la tierra, la situación de los arrendatarios, las dificultades en la producción y distribución del agua, los canales de comercialización también fue un tema muy importante dado que podemos tener más productores pero si no tenemos más canales de comercialización no se va a lograr ese encuentro entre productores y consumidores. Uno de los grandes temas es cómo deconstruir la imagen que se ha creado de la agroecología desde diferentes medios, desde donde nos increpan “¿Cómo van a  alimentar a la poblaciones si no se usan agroquímicos?”. Tenemos que trabajar en deconstruir esos prejuicios que provienen del sistema agrícola convencional que muchos defienden y consumen. Tenemos que mostrar que se puede hacer algo distinto y que funciona. Un reclamo muy importante tiene que ver con la falta de técnicos en territorio para acompañar la transición. Muchos productores nos dicen “nosotros queremos hacer agroecología, queremos, pero no sabemos cómo”. Y sucede que los técnicos que también desean abordar la agroecología en sus prácticas no saben por dónde empezar. Otra cuestión que surgió fue el estado de desarticulación política, los asistentes planteaban la necesidad de que las partes estén en diálogo para ir hacia un objetivo común más allá de jurisdicciones y pertenencias institucionales. Esto va de la mano del impulso de nuevas normativas que le den impulso a este paradigma y faciliten su acción en el territorio.

Lo que sigue ahora es continuar recorriendo el país, descubriendo y visibilizando experiencias, despertando voluntades, persuadiendo, uniendo capacidades con necesidades, ayudando a reflexionar y destrabar obstáculos. El desafío para expandir la agroecología en los territorios es enorme y sin dudas la responsabilidad de abordarlo debe ser compartida. Por eso desde el proyecto Nodos Agroecológicos Territoriales planteamos que la Agroecología no se construye en soledad, se la alimenta tejiendo redes en los territorios, construyendo diversidad en la diversidad, trascendiendo las pertenencias y límites institucionales y abonando la reciprocidad y la solidaridad. Ese es el rumbo que estamos construyendo desde la Dirección Nacional de Agroecología, con todas y todos aquellos que lo sienten y hacen lo propio. ¡Seamos cada vez más!

*Docente de Historia, tallerista ambiental e investigador del Observatorio de Educación y Ambiente, de la UNR.

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