La Octoteca

“Tiene forma de pulpo” se dijeron una a otra cuando encontraron un tacho plástico color azul. No pasó mucho tiempo para que convirtieran ese pulpo imaginario en una biblioteca al aire libre y que la bautizaron La Octoteca. Este 25 de Mayo, junto al cumpleaños de la patria, estarán festejando el primer aniversario de esta iniciativa que crece en el barrio Hostal del Sol, justo en la intersección de J. Irazusta y Santa Coloma.

Las protagonistas que dieron el puntapié inicial a esta historia son Flavia Mauro, artista plástica, y Sol Zuiani, maestra de la Escuela Antonio Berni (Funes). Viven en la esquina donde se instaló La Octoteca. En la misma vereda verde, hay un banco de madera que invita a sentarse, a leer o a pasar el rato. También a dejar mensajes escritos con tizas de colores (las tizas están a mano, detrás del pulpo biblioteca; todo está ahí minuciosamente pensado).

“¿Quién quiere jugar al fútbol? Paso por aquí a las 5”, “¿Jugamos al ajedrez?”, algunas de las invitaciones que escriben por lo general las chicas y chicos del barrio. Por estos días está la invitación a participar este 25 de Mayo, entre las 15 y las 18, del cumple 212 de la patria y del primero de La Octoteca.

La Octoteca
Este miércoles 25 La Octoteca cumple un año. En un banco ubicado en el lugar invitan a sumarse a las actividades festivas. Foto: Redacción Rosario

Lecturas al aire libre

Es mediodía y el sol de otoño es casi un llamado a disfrutarlo a pleno. La charla con Flavia transcurre en ese escenario: en el banco de madera, con su perrita Sofía y el pulpo azul atento a la charla.

Flavia repasa la historia de La Octoteca, cómo ese tacho azul se transformó en una oportunidad de para el encuentro, cómo se comenzó a construir esta experiencia alternativa, pensada como un acto político amoroso, siempre con la mirada puesta en el otro.

Recuerda que cuando contaron la novedad en el grupo de Whatsapp del barrio, enseguida empezaron a llegar lectoras y lectores de todas las edades. Los libros comenzaron a circular (algunos para no volver) y a intercambiarse las historias. El requisito siempre es llevarse un libro y dejar otro de igual valor simbólico. Los más cumplidores son las chicas y los chicos.

“Los de Fontanarrosa volaron”, disfruta Flavia y empieza a repasar nombres de novelas y relatos que andan alrededor del pulpo azul. “También se lee a García Márquez y a Herman Hesse (esos no vuelven) y muchos cuentos infantiles”, agrega.

La Octoteca
Libros que van y vienen, así funciona la biblioteca al aire libre. Foto: La Octoteca

La experiencia de La Octoteca se inscribe en el movimiento de Bibliotecas al aire libre que como lo anticipa su nombre, remite a los espacios donde se invita a leer de manera abierta, fomentando el lleve y traiga lecturas. La del Hostal del Sol arrancó con unos 20 títulos y llegaron a tener unos 40 ofrecidos.

Flavia aprovecha la conversación con Redacción Rosario, para decir que son muy bienvenidas las donaciones de libros para que sigan circulando. La sugerencia es que sean ejemplares que inviten a ser leídos, que estén cuidados, listos para ser compartidos (Para contactarse, escribir a través de la cuenta de Instagram @hostalenaccion).

El proyecto de esta particular biblioteca se abre paso en un barrio con contrastes sociales. Eso llevó a las protagonistas de la idea a pensar en oportunidades de acceso a los bienes culturales para todas y todos. “Es un ícono político cultural, un lugar de encuentro entre personas, sin diferencias, y la literatura es una excusa”, define.

Como una cosa lleva a la otra, la pregunta siempre latente es el cuidado del espacio público. Un lugar donde se faciliten actividades culturales, recreativas. Por eso promueven que se instale una “plaza de bolsillo”: se busca un baldío o terreno ocioso, se lo deja en condiciones por un tiempo acordado y se conviene con la Municipalidad un plan de beneficio en el pago de tasas y contribuciones para la persona propietaria.

En todo este año, La Octoteca ha convocado a festejar el Día de las Infancias, también Halloween y el Día de la Tradición. Hubo fiesta para Navidad y también en Pascuas. Las invitaciones siempre han estado atravesadas por lo lúdico de los encuentros. Las familias, agradecidas.

Tanta movida autogestiva, y en tan corto tiempo, ha tenido también un reconocimiento de la Cámara de Senadores de la provincia. A principios de mayo, declararon de “interés” a esta particular biblioteca, “por su compromiso con la educación y la difusión de la cultura”.

La Octoteca
Sol Zuiani en una de las actividades recreativas a las que convoca el espacio. Foto: La Octoteca

Juegos, música y feria

Para este miércoles 25 (de 15 a 18) tienen programado abrir la calle a una presentación de Taekwondo de deportistas que participaron en los Juegos Suramericanos; a un ajedrez gigante y a mesas simultáneas de este juego. Habrá folclore, tango y el cierre estará a cargo de la cantante folclórica Joana. Una feria de artesanos y emprendedores estará presente. Antes se izará la bandera -también instalaron un mástil en la esquina-, se cantará el himno y un tramo de la Bandera más larga del mundo estará presente poniéndole celeste y blanco a la fiesta.

Para la fecha ya han recibido saludos por el cumpleaños de Popono, Leo Ricciardino, Fabián Gallardo, Leandro Lovato, Chiqui González, Gabriel Cepeda y Belén Potassa. Y el de Julio Vacaflor.

También este miércoles La Octoteca original le dará paso a otra un poco más grande, que aloja en forma diferenciada libros para personas adultas, infantiles y para adolescentes. La actual irá a otro espacio de la zona. “Queremos llenar de Octotecas el barrio, quizás con juegos, con cuadernos para escribir”, se entusiasma Flavia contando cómo quieren resignificar la idea.

La figura del pulpo azul que da origen a la Octoteca remite de manera inevitable al documental de Netflix Mi maestro el pulpo, que cuenta la relación de un cineasta con un pulpo hembra, a quien visita a diario sumergiéndose en un lugar de la costa oeste de Sudáfrica.

El protagonista de la historia describe cómo va cambiando y enriqueciendo su manera de ver el mundo y la humanidad a partir de ese vínculo que va construyendo con el animal: “Supe que estaba cambiando. Mi relación con la gente, con los humanos estaba cambiando. Lo que ella me enseñó fue a sentirme parte de este lugar, no un visitante. Es una diferencia enorme”.

Un trabajo cercano, cuidado, artesanal, respetuoso de las diferencias y basado en la confianza. El mismo camino que transita esta biblioteca al aire libre llamada La Octoteca.

 

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