En un colmado salón del Atlas, Roberto Retamoso presentó su nuevo libro, La hermanita perdida, cuya trama gira en torno a las vivencias de un soldado argentino que padece los horrores de la guerra en Malvinas y el terrorismo de Estado.

La sala superior del complejo cultural ubicado en Mitre 645, fue el escenario elegido para el lanzamiento de esta novela que el escritor y docente Roberto Retamoso fue publicando por entregas semanales, y en plena pandemia, en las páginas del periódico El Eslabón.

El primero en tomar la palabra, luego de la introducción de Ernesto Ávila, integrante de la Cooperativa La Masa, editora de La hermanita perdida, fue Marcelo Ramírez, de Unión Malvinas Continental. “Hay que tener en cuenta que nosotros, al igual que los veteranos de guerra, éramos jóvenes que sufríamos la dictadura y que por el sólo hecho de que en aquel momento estábamos haciendo la colimba nos tocó ser partícipes, cada uno a su manera, de una guerra”, señaló Ramírez, y detalló: “Una guerra entre el Reino Unido y la Argentina, no solamente entre los soldados que desembarcaron en las islas de uno y otro bando, sino entre el Reino Unido y la Argentina toda. No podemos perder de vista que a los que nos tocó quedarnos en el continente, de alguna manera cuidábamos a los padres de quienes estuvieron en el frente de batalla. Todos fuimos parte de ese ejército loco que cantaba Charly, todos juramos ante la misma bandera defender la patria. Y deberíamos estar unidos a la hora de hablar de soberanía, y dejar de lado esa grieta que se abrió en su momento, y que aún existe, entre quienes llegaron a las islas y quienes no estuvimos allá”.

Luego fue el turno de Darío Barriera, profesor de Historia de la Facultad de Humanidades que dirige el Programa Malvinas en esa casa de altos estudios. Tras aclarar que “a diferencia de Roberto, yo no vengo del campo de las letras”, Barriera destacó que Retamoso “se propuso escribir un folletín, de cierto carácter si se quiere melodramático, y logró llegar al gusto popular a través de un trabajo muy fino”, y se explayó: “Entre los personajes principales de la novela, reconocemos nombres como el de Juan López y John Ward,pero a diferencia del poema de Borges, lo que hace Roberto es reescribir y mejorar a esos personajes, sobre todo a Juan López que en La hermanita perdida es hijo de desaparecidos y nieto de una abuela de pañuelo blanco. Un soldado atravesado por las controversias del miedo y el coraje, del deseo y la soledad, del Mundial y la guerra”.

Más tarde, quien tomó el micrófono fue el periodista, docente y también escritor Pablo Bilsky, autor además de uno de los prólogos de la novela que se estaba presentando. Bilsky comenzó resaltando que “los textos de Roberto interpelan el pasado pero se leen en este presente y en estos tiempos en los que hemos llegado a padecer gobiernos argentinos que llamaron falklands a las Malvinas. En estos tiempos tan digitales en los que millones se volvieron antiimperialistas y condenan enérgicamente las invasiones de países, pero recién desde el 24 de febrero de 2022 (haciendo alusión al inicio del conflicto Rusia Ucrania), por lo que se perdieron un pedazo enorme de la historia”, y agregó: “Roberto les da voz a esos que fueron silenciados una vez terminada la guerra. En tiempos de medios hegemónicos, de desmemoria y de destrucción histórica, Retamoso construye memoria histórica. Por eso es tan valioso este homenaje, este agradecimiento, como dice Manolo (Robles, en el segundo prólogo), a esos soldados que hicieron de las suyas vidas generosas”.

A su turno, el autor aclaró que la novela “es pura ficción, basada en cosas que uno escuchó, leyó o le contaron, pero que no pretende de ninguna manera ser una crónica, un testimonio fehaciente de lo que ocurrió en aquellos años”, y se explayó: “Es todo inventado, aunque hay cosas muy pensadas, como el contexto histórico y el hecho de que el protagonista tenga a sus padres desaparecidos y a su hermanita perdida”.

Antes de concluir, Retamoso confesó haber “googleado” algunos datos históricos “para no errarle” y leyó el “único párrafo que tiene datos verídicos” de toda la novela: 

En vez de agarrar este Fal de mierda podría estar agarrando la bandera tripera con los pibes, saltando en la tribuna ¡Dale Lobo, dale Lobo!… ¡Dale Lobo, dale Lobo!…. Y por ahí viene un gol del Potro Domínguez. ¡Ataca Gimnasia por la izquierda, la agarra Higuaín, se saca un pincha de encima, amaga para un lado, sale para el otro, lo ve al Potro, le mete un pase perfecto entre Camino y Brown, el Potro se frena, hace pasar a Gette de largo, y le pega con chanfle al ángulo izquierdo del arco!… ¡Gooool!… ¡Gol del tripero!… ¡Vamos el Lobo, carajo!… Y nosotros saltando como locos…

En vez de eso, metido en este pozo de mierda esperando a los ingleses. ¡Las vueltas que tiene la vida!… ¡Ni me hubiera imaginado, cuando iba con los pibes a la cancha, que algún día iba a terminar aquí…

Encima, los choris que nos comíamos a la salida del partido… Me acuerdo de los choris que hacía un gordo cerquita de la entrada a la popular. Se ponía cuando el partido había empezado, y cuando terminaba ya tenía los choris listos. Bien dorados, calentitos, y los metía adentro de un pan fresco que estaba riquísimo. Aparte, nos preguntaba si los queríamos con chimi o mostaza. ¡Ponele las dos cosas, gordo, le decíamos, que por eso no vas a perder plata!…

¡Esa sí que era vida!… En cambio esto, qué va a ser vida. Una cagada, una vida de mierda.

No se la deseo a nadie. Muerto de hambre, de sueño, esperando que vengan los ingleses para cagarnos a tiros. Un garrón. Y encima no me puedo distraer, porque si no…

Luego de los aplausos, desde el auditorio hubo –la mayoría de ellos expresados por veteranos de guerra que asistieron a la presentación– reconocimientos y felicitaciones para el autor y también se generó un interesante debate respecto de algunos aspectos que hacen a cómo continuar sosteniendo la causa que más une a los argentinos y argentinas, que es y será Malvinas.

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