La Policía desplegó este jueves por la noche un importante operativo “de dudoso proceder” en inmediaciones de la canchita del barrio de zona oeste. “Le pegaron e insultaron a mujeres, dejaron varios lesionados”, contaron. “Pedimos seguridad y vienen y nos faltan el respeto en nuestra propia casa”, señaló una de las víctimas.

El potrero de villa Banana ubicado en Pascual Rosas y Gálvez en el que jugaron alguna vez Sebastián Abreu, Nahuel Guzmán, Diego Mateo –entre otros jugadores leprosos y canayas, en la previa de un clásico rosarino– se llenó de patrulleros este jueves alrededor de las 23.

Los vecinos le contaron a este medio, que se trató de “un operativo de dudoso proceder policial, con varios móviles del Comando interrumpieron en el potrero, metiéndose en casas sin orden judicial, pegando e insultando a mujeres, dejando varios lesionados y llevando detenidos a dos personas”, un hombre y una mujer. 

“Entendemos que son prácticas cotidianas de la Policía, que buscan legitimar la violencia policial a cualquier costo, vulnerando derechos y reprimiendo a jóvenes de los barrios populares”, relataron quienes viven en el lugar. “Denunciamos una clara violencia institucional de la policía hacía vecinos, mujeres y niños indefensos”, agregaron.

“Esta es la seguridad que nos pusieron”

En la fría noche de este jueves, Edith Sánchez se preparaba para darle un cierre a la jornada cuando su sobrina de 9 años acudió a su casa, a los gritos. —Tía, le están pegando a mi papá—, cuenta que le dijo, a los gritos y entre llanos.

“Llegaron unos tres patrulleros. Mi cuñada tenía abierto el portón, y cuando salió a cerrarlo, los milicos vinieron directamente a la casa de ellos, le patearon el portón, y entraron. Mi cuñada y mi hermano levantaron las manos, sin poner resistencia. Ahí, uno de los policías le rompe la cara de un codazo a mi hermano, sin siquiera preguntar algo”, relata a Redacción Rosario, aún consternada, Edith.

Tras el aviso de su sobrina, salió disparada para ver lo que ocurría, y también ligó la furia policial. “Cuando llego, mi hermano ya tenía toda la cara desfigurada, y mi hermana, que también había acudido al lugar, la cara roja por los golpes de los policías”. A un costado, los hijos de 2 y 9 años de la pareja de su hermano, observaban todo. “Le dije a un policía por qué tanta brutalidad. Y en ningún momento me dijeron qué era lo que buscaban y lo que querían. Y ahí me empezaron a pegar. Uno me agarra de los pelos, el otro me arrastra de las piernas. Les decía que es una falta de respeto, y me dieron un culatazo”.

“Fue un caos, empezaron a pegarles a todos. Había tres mujeres policías, y ninguna de ellas hizo nada. Sólo los policías pegaban, sobre todo a las mujeres. Y también a menores. A mi hermana le abrieron la frente y la llevaron demorada, estando desmayada. Y a mi hermano lo mismo”, agregó en diálogo con este medio. 

Por último, la mujer reflexionó: “Pedimos seguridad y vienen y nos faltan el respeto en nuestra propia casa. Los policías tiraban tiros y nos decían que nos metamos en nuestras casas. Estuvieron haciendo guardia hasta las 2 de la mañana para que no salgamos. Estábamos presos en nuestra casa. Esa es la seguridad que nos pusieron”.

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