Yo no sé, no. Promediaban los 60 y aunque la tele era el aparato que desde las 4 o 5 de la tarde acaparaba nuestra atención, las radios empezaron a venir cada vez más chicas. Con Pedro no veíamos la hora de tener una de esas que eran fáciles de llevar, las National que decían que las fabricaban en Japón. Y la pregunta que con Pedro nos hacíamos era: ¿cómo harán para tener componentes tan pequeños?

A principios de los 70, si la memoria no me falla, tuvimos una. Sólo recuerdo que era verde y parecía eterna, a prueba de todo tipo de caídas y golpes. Mientras tanto, en nuestro país el proceso de tener una industria nacional que hiciera productos con todos sus componentes hechos acá era atacado por los de siempre, los que se sentían y se sienten cómodos con ser una colonia agroexportadora. En la cancha más grande del barrio, que contenía varias canchitas a la vez, según los componentes que había para cada equipos a veces alcanzaba para cinco por equipo, otras para siete o un improvisado tres contra tres con arco baby sin arquero. Cerca de ahí, por Ovidio Lagos al sur, las medianas y pequeñas fábricas parecían ser componentes de algo más grande que a partir de los 70 volvía a sonar con un ruido a fierros que parecía decir: somos el latido de miles de componentes de una soberanía industrial. Esos latidos, con la dictadura asesina y martínezdehozdependiente empezaron a apagarse .

Hoy cuando vemos que la industria para que funcione se requiere de muchas divisas (dólares) la solución es comenzar ya a que los componentes de los productos, al menos la mayor parte, se hagan acá. No va hacer fácil doblarle el brazo al coloniaje, pero no nos queda otra.

Cuando con Pedro pasamos por donde alguna vez hubo una quinta, luego una cancha y ahora pequeñas industrias que de a poco vuelven a latir, nos entusiasmamos .

Pedro me dijo la otra tarde, a la hora que salen las y los trabajadores: “La verdad, si la National pudo, ¿cómo no vamos a poder nosotros que alguna vez tuvimos acero y aluminio propio, energía y combustible en nuestras manos, ciencia y tecnología en nuestras cabezas?”. Es una decisión política que la industria nacional empiece a hacer sentir fuerte esos latidos de patria liberada.

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