A menos de un mes de las elecciones, un sondeo de TV Globo dice que Lula da Silva tiene 44 por ciento contra 31 de Jair Bolsonaro, quien además teme que allanen a su familia por compras de 51 viviendas en efectivo, y cuestionó a la Corte por prohibir el uso de armas en los centros de votación.

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva lidera con 44 por ciento de intención de voto la carrera para los comicios presidenciales del 2 de octubre en Brasil, contra 31 del mandatario Jair Bolsonaro, según una encuesta del instituto Ipec divulgada por la cadena televisiva privada Globo.

El líder del Partido de los Trabajadores está confirmando su favoritismo a menos de un mes de las elecciones y tiene chances de vencer en primera vuelta, contando los votos válidos, sin blancos ni anulados, como hace la justicia electoral. La diferencia de esta encuesta entre Lula, presidente entre 2003 y 2010, y Bolsonaro, que va por la reelección, es de 13 puntos.

Respecto de la anterior encuesta del 29 de agosto del instituto Ipec (ex Ibope), Lula se mantuvo en 44 por ciento mientras que Bolsonaro, candidato del Partido Liberal, cayó 1 punto, de 32 a 31. Esta encuesta fue realizada después del primer debate electoral y luego de una semana de propaganda y mostró, también, que el rechazo al gobierno de Bolsonaro es de 57 por ciento.

Esta situación parece poner nervioso al actual mandatario, que a su vez debe afrontar una investigación judicial contra su familia. En conferencia de prensa, admitió que teme allanamientos por una denuncia por la compra de 51 inmuebles en efectivo en las últimas tres décadas por unos 5 millones de dólares. Además, volvió a abrir el paraguas, al dudar de la transparencia del sistema electoral para los comicios del 2 de octubre y fustigó a los jueces de la Corte que prohibieron el uso de armas y celulares en los centros de votación por temor a violencia política.

Irritado con los periodistas de la radio y canal de ultraderecha oficialista Jovem Pan, Bolsonaro defendió el uso de armas en la población civil “para enfrentar a las dictaduras” y minimizó supuestos ataques anticonstitucionales de su seguidores mañana en los actos del bicentenario, por considerarlos parte de la libertad de expresión. “Lo único que falta es que la semana que viene allanen las casas de mis familiares. Son unos cobardes los que me acusan de corrupto y lo hacen a un mes de las elecciones para que no tenga tiempo de defenderme”, afirmó el ex capitán del Ejército.

Bolsonaro por primera vez reaccionó a una denuncia del sitio UOL que mostró que en los últimos treinta años, de los 107 inmuebles que sus hijos, dos ex esposas, dos ex cuñados, hermanos y su madre compraron desde los años noventa a la actualidad, 51 fueron adquiridos con dinero en efectivo.

Hijos del presidente, como Flavio y Carlos, fueron investigados por la fiscalía de Río de Janeiro por contratar empleados legislativos a quienes se les obligaba a devolver los salarios durante más de 7 años. “Se meten con mi madre que falleció este año, se meten con mis dos ex esposas a las que no veo más. Quieren elegir a dedo a Lula, se ve”, dijo Bolsonaro, que, irritado, le señaló a una de las periodistas del panel que conoce al marido de ella, un millonario, y a las propiedades que él tiene.

También arremetió contra el sistema electoral y volvió a poner en duda la confiabilidad de las urnas electrónicas. Pese a que había reconocido que aceptaría los resultados en caso de perder ante Lula, hoy volvió a agitar el fantasma del fraude en su contra, sin pruebas, pidiendo voto impreso.

“Las elecciones limpias y transparentes no deben ser cuestionadas. De 0 a 10 confío 10 en Paraguay, Colombia, Chile y Francia, donde el voto es de papel. En el resto, hay que estar preocupado”, afirmó el mandatario, quien se quejó también de una supuesta parcialidad de parte de los ministros del Tribunal Superior Electoral.

El presidente, cuyos partidarios preparan para este miércoles manifestaciones en todo el país en el bicentenario de la independencia, dijo que cualquier protesta incluso la que pida el cierre de la corte suprema –como viene ocurriendo en todo su mandato– forma parte de la “libertad de expresión”.

Bolsonaro fustigó la decisión de la justicia electoral de prohibir a los electores llevar celulares y armas al cubículo de votación (una suerte de cuarto oscuro) y dijo que en 2018 “decenas de personas se filmaron mientras votaban captando irregularidades en la urna electrónica”. También criticó al ministro de la corte Edson Fachin por suspender hasta el fin del período electoral los decretos presidenciales que facilitan el acceso a armamento por parte de la población civil contra un supuesto estado de “violencia política”.

“Ahora inventan la violencia política para prohibir el acceso a las armas cuando un pueblo armado jamás será esclavizado. Todas las tiranías son precedidas por el desarme de la población civil”, afirmó.

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