El derecho a la libre expresión, tanto individual como colectiva, y al acceso a la información, otra vez en la escena pública tras el atentado a Cristina. Desmonopolizar y federalizar. Moderar contenidos y limitar la concentración.

La concentración de la propiedad de los medios de comunicación y, consecuentemente, de la pauta publicitaria que la financia y la fortalece es constitutiva del poder neoliberal imperante y resultado de ese mismo modelo, que no sólo se funda en la financiarización de la economía sino en la producción masiva de subjetividad, su principal fábrica en un mundo cada vez menos fabril. En ese contexto se elaboran y circulan los denominados “discursos de odio”, que ganaron espacio en la conversación pública a raíz del intento de magnicidio de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, como actos preparatorios de esa tentativa. La contracara de la concentración de la propiedad de los medios y de la palabra, en escasos pero poderosos grupos, es la democratización de las comunicaciones y la pluralidad que tienden a garantizar –en la era de la atrofiante hiperinformación– el derecho (individual y colectivo) a la libertad de expresión y a recibir información veraz. El fenómeno no es exclusivo de Argentina sino que se replica en la mayoría de los países de América latina y no sólo afecta a las capitales de esas naciones sino que se regionaliza, como es el caso de la conformación en los últimos años del mayor multimedios de la provincia de Santa Fe en cabeza del empresario Gustavo Scaglione.

Democracia o corporaciones

La Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios se reunió el último fin de semana en Córdoba y decidió elaborar un nuevo pronunciamiento conjunto en favor de la desmonopolización y la promoción de la pluralidad de voces en el ecosistema mediático del país.

Los avances en ese sentido, como fue la sanción de la ultradebatida Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, representan un faro para el sector que, condicionado por la relación de fuerzas en un momento dado, se apagó rápidamente con el ascenso de Mauricio Macri al poder público, quien a fuerza de decreto desmontó los artículos de la norma tendientes a la desmonopolización del mapa de la comunicación.

De lo que se trata es de establecer reglas que fomenten la pluralidad, el federalismo y la multiplicidad de voces y miradas, garantías del ejercicio democrático del derecho a la comunicación. Otra vez, el debate es democracia o corporaciones.

El asunto quedó de manifiesto, tras el atentado a Cristina, cuando volvió a ponerse en agenda la necesidad de establecer reglas democráticas para la moderación de contenidos –fundamentalmente en las redes sociales, que no son el imperio de la libertad sino que están reguladas por las políticas de contenidos de las propias corporaciones– y que la prensa hegemónica asocia a intentos de censura o de coartar la libertad de expresión, que esas mismas empresas se encargan diariamente de no garantizar.

Configurar la realidad

“Los medios de mayor difusión en el país tienen un papel en la configuración social de la realidad a través de los mensajes que elaboran y publican; son mediadores multitemáticos que informan y opinan en los escenarios y las coyunturas de la construcción de la opinión pública, pero se activan con mayor fuerza en los períodos electorales y en las crisis políticas”, dice un informe recientemente difundido por el Observatorio Latinoamericano de Regulación de Medios y Convergencia.

Agrega que “cuando estos escenarios están restringidos a pocos intérpretes y productores de información, el problema es la falta de pluralidad, porque la tematización de asuntos que permiten el debate y el diálogo entre diversos actores y contextos queda limitada a los encuadres y las agendas del medio”.

El documento no hace referencia a la Argentina –aunque podría– sino a Perú, y fue publicado el 12 de este mes, bajo el título “Concentración mediática y su impacto en la democracia, una aproximación al caso Perú”.

El trabajo, que se centra en el caso del grupo El Comercio de ese país –equivalente a Clarín en Argentina, la red O Globo en Brasil o El Mercurio en Chile– señala que diversos autores “hacen notar que la democracia funciona con noticias e información a partir de medios independientes, asimismo se menciona que la crisis de los medios se debe en gran parte cuando el periodismo pierde autonomía y se acerca demasiado al mercado”.

Es interesante la última parte de esa frase. Hasta hace algunos años se podría haber formulado como “se acerca demasiado al Estado” o a alguna fuerza política. Pero no, el riesgo radica en esa falta de distancia con el mercado, que en regímenes neoliberales lo ocupa (casi) todo y se instituye como fuerza reguladora bajo el ropaje de libertad.

Sigue el documento: “La libertad se vive en una dimensión política donde existe la deliberación pública y la participación, el pluralismo y medios con diferentes representaciones de la realidad. Las crisis políticas, las crisis de confianza o reputación se relacionan cada vez con la crisis del periodismo. Los intermediadores entre realidad y opinión pública no están tan cercanos a la sociedad civil y a la ciudadanía”.

Y agrega que “es desde ahí, desde la ciudadanía que surge el cuarto poder, el mensaje de las libertades, de las representaciones sociales, de la participación social, de la información se ha ido limitando a algunos poderes empresariales, que acumulan poder mediático”.

Regulados

La cuestión acerca de las regulaciones sobre la propiedad de los medios –en términos de limitaciones a la concentración– encarna la discusión acerca de quién lo hace. Si el mercado o las fuerzas políticas democráticas que rigen la vida pública a través del Estado. En Estados Unidos, nación campeona de la libertad y la democracia, lo hace el Estado.

Ante este debate, las grandes empresas del sector se arropan con trajes de libertad de expresión, cuando lo que defienden es el negocio comunicacional –que también es ejercicio del poder fáctico en la era de la hipercomunicación– que ante la ausencia de regulación democrática queda en manos del mercado. Así, no es libertad sino monopolio.

La frase “con la ley de Medios TN puede desaparecer” enmascaró que lo que podría haber desaparecido era la posición dominante del Grupo Clarín en el mercado de las telecomunicaciones, algo que finalmente no ocurrió por imperio del macrismo corpofriendly. Aunque sí sucedió lo contrario, en el mismo gobierno, con la fusión de Clarín y Telecom.

Frente a ese universo de concentración empresarial de la comunicación subsiste, como contracara, una red de medios comunitarios, cooperativos y populares que procura garantizar –en una relación de fuerza harto desfavorable– la democratización de las comunicaciones y la pluralidad de voces, en particular de los sectores populares con menor acceso al ejercicio del derecho a expresarse y recibir información.

Es cierto que el peso relativo de los denominados medios tradicionales disminuyó en la última década frente al avance de las big tech, dueñas de las plataformas de streaming, redes sociales y aplicaciones que ganan buena parte de la atención –y el tiempo y el dinero– de las audiencias. Y que además permiten singularizar y fragmentar los contenidos y mensajes.

Aunque, se sabe, los medios tradicionales y los digitales se retroalimentan y no constituyen universos paralelos.

La moderación de contenidos en las redes forma parte, de alguna manera, de la misma discusión entre corporaciones y democracia. Ese, incluso, es un mercado mucho más concentrado que el de los medios tradicionales y con mayor capacidad, incluso, de manipulación de las emociones de sus usuarios. Que no son tontos, sino vulnerables.

Mientras la prensa hegemónica argentina denomina “ley del odio” al intento de moderar contenidos en redes, el Tribunal General de la Unión Europea –donde no reina el comunismo– confirmó una multa por 4.125 millones de euros a Google por “abuso de posición dominante”.

En su texto “Diez tesis sobre desinformación, fake news y libertad de expresión en Internet”, el especialista en comunicación Martín Becerra señala que “no hubo en ninguna etapa de la historia humana y en ninguna experiencia democrática, sociedad o grupo que, en su propia constitución, no estableciera reglas sobre lo que está permitido y no está permitido decir y hacer (por ejemplo, la pedofilia, la apología del delito y del terrorismo, los contenidos que ponen en riesgo la salud y la vida de terceros en nuestras sociedades). La base de la socialización es la construcción de pautas de convivencia en común”.

Por casa

Como saben los lectores de El Eslabón, desde marzo de 2019 se conformó en la provincia de Santa Fe, con epicentro en Rosario y ramificaciones a Entre Ríos y ahora Córdoba, el más grande multimedios de la región, del que no existen precedentes.

Se trata de un “pulpo” mediático que combina diarios de papel y digitales, radios AM y FM, televisión por aire, por cable, publicidad. En algunos casos, como en Rosario, el grupo conducido por Gustavo Scaglione (Daminato) posee dos o más frecuencias en una misma ciudad, sin que eso transgreda lo que quedó de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

En forma sintética, Scaglione ingresó al mundo de los medios con la adquisición del 52% del paquete accionario de Televisión Litoral (TVL) en 2015, lo que le permitió el control de Canal 3, Radio Dos, FM Vida, FM Frecuencia Plus y el diario digital Rosario3.com, entre otros.

En marzo de 2019 se quedó con el control del Multimedios La Capital (hasta entonces en manos del grupo Vila-Manzano), lo que incluyó el diario y la web que llevan ese nombre, la AM LT8, la FM Del Siglo, los diarios Uno de Santa Fe y de Paraná y la firma de cartelería publicitaria Metrópoli.

Para ello, Scaglione y su esposa Josefina Daminato generaron una sociedad con el dueño del histórico diario El Litoral de Santa Fe, Nahuel Caputto, lo que les permite tener un control mayoritario de la prensa comercial en la provincia de Santa Fe, como nunca antes existió en tan pocas manos.

En 2016 Caputto se hizo cargo de la conducción del diario El Litoral de Santa Fe, del que era un socio minoritario. Participa con ese grupo de la señal Cable&Diario de TV por cable en la ciudad capital.

Desde 2009, el diario fundado en 1918 por Salvador Caputto, se asoció con el Grupo Clarín en una planta impresora denominada Artes Gráficas del Litoral (AGL), donde ahora se imprime también La Capital. Una de las primeras decisiones del nuevo multimedio fue cerrar la planta que el Decano tenía en Rosario.

Tres años después, Caputto y Clarín se asociaron en la edición del periódico Mirador Provincial, que se publica los domingos y luego sumó un gemelo en Paraná, la capital de Entre Ríos.

Caputto también posee acciones en LT9 de Santa Fe y es titular de El Diario de Paraná. A través de la firma Arcadia SA, que comparte con su esposa Patricia Inés Romanow, dedicada a la consultoría política y agencia de publicidad, cuenta también con los medios digitales Puerto Negocios; Notifé; Vivir Mejor Santa Fe; Educación Santa Fe y, para no dejar dudas de la raigambre territorial, Santa Fe.com.

En términos individuales, Scaglione adquirió también el año pasado medios de otras provincias. En junio se conoció su ingreso a Canal 6 de la ciudad de Bariloche, Radio 6, una repetidora de FM Vida y el portal Bariloche200.

El 17 de agosto de 2021 el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) le otorgó la licencia de una radio en la ciudad de Nogoyá, Entre Ríos, a través de la firma Multiportal Medios SA, una caja china que contiene y está relacionada con otras sociedades de que participa Scaglione.

Este año, el empresario se quedó con lo que era la radio LV2 de Córdoba (AM 970 y FM 99.7), su última adquisición en materia de medios de comunicación de la región.

“No estamos solos”

La reciente reunión de referentes de la Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios (CMCC) en la que se analizó la situación nacional y del sector pos atentado contra Cristina Fernández de Kirchner se realizó en el marco de un nuevo encuentro de corresponsales del Informativo Farco, el noticiero federal que producen en conjunto las emisoras que integran el Foro Argentino de Radios Comunitarias.

El sábado 11 y domingo 12 de este mes, unos 40 comunicadores y comunicadoras de 16 provincias argentinas, de las regiones Centro, Cuyo, Litoral, NEA y NOA, se encontraron en la Casa del Docente, de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), donde debatieron, reflexionaron e intercambiaron ideas para mejorar la producción informativa en red.

El rosarino Pepe Frutos, coordinador del Centro de Producción del Informativo Farco, resaltó la importancia de este encuentro, que reunió a actuales corresponsales con otros nuevos que se sumarán a la construcción del noticiero: “Este encuentro tiene un objetivo que es más humano, encontrarnos, saber que las radios comunitarias no estamos aisladas en nuestros lugares, si no que en otros lugares del país hay otros compañeros y compañeras que están haciendo lo mismo”.

“Y cuando volvemos a nuestros lugares, volvemos cargados de la energía que nos transmite esa posibilidad de encontrarnos y de saber que no estamos solos en este mundo haciendo comunicación popular, es decir, comunicación al servicio de nuestro pueblo”, resaltó después Frutos.

News conference

Vanina Artola, integrante del Equipo de Comunicación de FARCO, aseguró que la red nacional de radios comunitarias es la más federal que existe y por eso destacó la importancia de comunicar desde el territorio de cada una de las emisoras. “La importancia de los corresponsales mandando noticias y haciendo comunicación desde los territorios tiene que ver con que queremos mostrar lo que está pasando”, agregó la comunicadora.

Una de las actividades que tuvo el encuentro fue la creación de un reporte informativo contando sobre el desarrollo de la jornada. El mismo fue realizado por las y los nuevos corresponsales, acompañados y coordinados por compañeros y compañeras que participan de la producción en red hace más tiempo.

En la reunión de la Confederación, en tanto, se acordó elaborar y difundir un nuevo pronunciamiento conjunto dando cuenta de los reclamos y propuestas del espacio respecto del debate sobre los medios de comunicación y la democracia, reinstalado en la agenda pública nacional en estos últimos días.

“Estamos en un momento en el que la participación y la unidad de nuestras organizaciones es fundamental para dar pasos firmes en favor de la democratización y federalización de las comunicaciones”, dijo al respecto Julio Delgado, presidente de Fadiccra.

El titular de la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina y Copegraf, la cooperativa editora del diario El Independiente de la Rioja, también sostuvo que “creemos que el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es un hecho bisagra para la democracia; y en ese marco las redes y federaciones reafirmamos lo que venimos planteando hace tiempo: para tener una democracia cada vez más fortalecida y con capacidad de dar respuestas al pueblo, es urgente promover la pluralidad de voces en el ámbito de los medios, hoy muy condicionada por la concentración de las comunicaciones en grandes grupos privados, situación que atenta no solamente contra los derechos de las trabajadoras y trabajadores del sector sino también contra los derechos al acceso a la información y la libertad de expresión del conjunto de la ciudadanía”.

En representación de Fadiccra también participaron de la reunión en Córdoba su vicepresidente Fernando Gómez y Diego Arturo (Cooperativa Eme Contenidos, de Buenos Aires), Daniela Diez (Cooperativa La Posta del Noroeste de Lincoln, provincia de Buenos Aires), Javier De Pascuale (Cooperativa Comercio y Justicia de Córdoba) y Manolo Robles (Cooperativa La Masa de Rosario, provincia de Santa Fe, editora de este periódico).

Además de Fadiccra, integran la CMCC el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), la Red de Medios Digitales (RMD), la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (Arecia), la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas (Conta) y la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren).

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