En 1985 fue publicada por primera y única vez, y en forma póstuma, Los atributos, de Roger Pla (Rosario, 1912-1982), aunque el primer manuscrito fue entregado por el autor en 1979 bajo el título El Paisano Díaz. Se trata de la primera ficción dentro de la obra de Pla que transcurre en su ciudad natal, específicamente en el prostibulario barrio de Pichincha, y el argumento gira alrededor de la mítica figura de Venancio Pascual Salinas, fiolo de fiolos, rufián y malevo de cuchillo, en suma, uno de los hombres más temidos durante los años 20 en Rosario.
La buena nueva es que la editorial de la UNR acaba de incorporar El Paisano Díaz a su colección Confingere, recuperando uno de los grandes textos literarios de Rosario con su título original. Para poner en contexto al lector, en el prólogo de esta nueva edición, el escritor, periodista e investigador Osvaldo Aguirre señala por lo menos tres artículos periodísticos de La Capital que marcan la primera aparición pública del Paisano, su meteórico ascenso dentro del mundo del hampa, y otro que preanuncia su caída en desgracia y salida de la escena, poco después de la abolición del sistema de prostitución reglamentada en Rosario.
De esta manera queda ubicado el personaje histórico o real, el malevo Venancio que llegó de Villa Constitución huyendo de los hermanos Pareda que le juraron venganza por una disputa familiar de la que el paisano no se librará nunca; aquello se pone en contraste con el protagonista de la novela de Pla, ya una figura mítica, legendaria, que crece en el anecdotario oral y en el imaginario común de la época que el narrador recupera en este libro escrito ya en los años 80. Eso sí,  sin idealizaciones, nostalgias tramposas, ni sentimentalismo alguno por el pasado. Pla describe la miseria de la violencia de aquellos años, de la explotación, y de la pobreza, sin demagogia ni afectación. Tampoco hay heroísmos que celebrar aún cuando su personaje principal, dominara bajo el filo de un cuchillo a todo el malevaje, cuando todos portaban armas de fuego.

El texto está narrado desde el punto de vista del joven Pla, que entre sus 18 y 20 años recorrió las calles de Pichincha, “ese barrio increíble, mezcla curiosa, para los rosarinos, de vergüenza y orgullo”, que visitó sus burdeles, como el Infierno rojo, Trianón y Madame Safo, entre otros, y que también, por supuesto, supo advertir la prominente figura del Paisano en el trajín de la noche de la Chicago argentina, incluso verlo en acción.

Sin ser una pieza documental o historiográfica, El Paisano Diaz recupera un capítulo oscuro de la historia de una ciudad que nació como lugar de paso de traficantes y mafiosos, pero por encima de todo es una gran obra literaria que mantiene la vigencia de Pla con su prosa moderna, sobria, vivaz y conmovedora al mismo tiempo. La sola imagen de Roger Pla con nuevo traje de recién llegado a la adultez, descolgándose del tranvía un sábado a la noche en la esquina más concurrida de la zona, en Salta y Pichincha, resulta tan cinematográfica como quizás la haya pensado el propio narrador. De hecho, en el texto Pla confiesa que la leyenda del Paisano era “un magnífico argumento para una película que no escribí nunca”. ¿El paisano Diaz a la pantalla grande? ¿Y por qué no? en esta columna se enciende una ilusión.

 

En sociedad

El Paisano Díaz de Roger Pla será presentado el próximo miércoles 26 de octubre a las 19, en el Museo de la Ciudad, de bulevar Oroño 2361. En la ocasión, Osvaldo Aguirre y Julia Hernández conversarán sobre la obra y el autor.

 

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