De los 32 equipos que participan del Mundial de fútbol, nuestro país –que se ilusiona con Messi y la Scaloneta, tras la conquista de la Copa América en 2021– lidera el ranking de inflación.

Se palpita una nueva Copa del Mundo. Se juega en Qatar, la inaugural en Medio Oriente, la primera después de la pandemia y con el ruido de fondo de la guerra entre Rusia y Ucrania. Los astros del fútbol, que en la previa al gran torneo algunos de ellos posaron o fueron fotoyopeados con típicos atuendos de jeque árabe, brillarán entre arenas desérticas y arquitectura futurista. La muerte de obreros en la construcción de los lujosos estadios mundialistas fue uno de los principales temas de protesta –junto a la homofobia– contra el país anfitrión.

La Selección Argentina, de la mano Messi y la Scaloneta, que viene de ser campeón de la Copa América 2021 tras derrotar a Brasil en el mismísimo estadio Maracaná, alienta la cultura futbolera que caracteriza a estas pampas. La Fifa, siempre bajo sospecha, amasa petrodólares.

Pero Argentina ya salió campeón, como dice la canción tribunera. De los 32 países que disputan el mundial en Qatar, Argentina lidera el ranking de inflación con una variación interanual del 88 por ciento, según el último dato que dio el Indec sobre IPC (índice de precios al consumidor) nacional. Bastante más atrás completan el podio Irán y Polonia.

El listado del mundial de inflación lo publicó el sitio Canal Abierto. Si bien hay otros países del planeta que superan a la inflación interanual argentina, estos no clasificaron para disputar la copa de Qatar, se refiere en la nota en cuestión.

De una comparación entre naciones que cuentan con datos contrastables y más o menos confiables, Argentina está en el top ten global de los países que tienen mayor inflación: se ubica en el puesto seis. Zimbabue, en África, es el país con mayor inflación del mundo, con 280 por ciento interanual. Le siguen el Líbano (162,5), Venezuela (155,8), Sudán (117) y Turquía, que está casi empatada con Argentina (88).

En una entrevista televisiva, a la ministra de Trabajo de la Nación, Raquel Kelly Olmos, le preguntaron si prefería que baje la inflación o que salga campeón Argentina. “Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”, respondió la funcionaria con algo de incorrección política y sus declaraciones se viralizaron en las redes sociales, entre mensajes de indignación, reprobaciones y me gusta.

Bolsillos goleados

Cada mundial de fútbol tiene su contexto político y socioeconómico. En Argentina, el ajuste fiscal a pedir del Fondo Monetario, la falta de dólares, el intento de frenar la sangría de reservas del Banco Central y tratar de evitar una maxidevaluación, la salvaje inflación que no da respiro y la consecuente pérdida en la capacidad de compra de salarios e ingresos, con eco en los índices de pobreza e indigencia, calientan el partido que juega el Frente de Todos en el campo económico.

Según datos del Indec, los precios al consumidor treparon 6,3 por ciento en octubre pasado respecto de septiembre, cuando se ubicó en 6,2. Así, el índice cortó dos meses de desaceleración. Como se dijo, la inflación acumuló 88 por ciento interanual (octubre 2022 contra mismo mes del 21). En los primeros diez meses del año, el alza fue de 76,6 por ciento. Se trata de los registros más elevados desde 1991, antes del plan de convertibilidad de Menem-Cavallo. La súper inflación va camino a cerrar 2022 en la zona del 100 por ciento.

Los principales aumentos de octubre fueron en comunicación (12,1 por ciento), escoltada por vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (7,5 por ciento). En estas dos divisiones influyeron las subas en servicios de luz, gas, prepagas, colegios privados, telefonía, cable, internet, expensas, entre otros.

El rubro que también empujó el IPC del mes pasado fue restaurantes y hoteles (7,4), en consonancia con la puesta en marcha de una nueva edición del programa Previaje y la especulación relacionada con la futura temporada vacacional. Como viene sucediendo, el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas aportó la mayor incidencia sobre la variación de octubre en todas las regiones del país.

Con lo justo

Se cumplió la primera semana de la puesta en marcha de Precios Justos, que congela valores de productos por cuatro meses e incluye casi 1.800 artículos de la canasta básica de los rubros alimentos, bebidas, lácteos, higiene personal y limpieza.

El programa cuenta con la participación de unas cien empresas, como Molinos, Coca Cola, Unilever, Quilmes, Mastellone, AGD, Ledesma y Las Marías, entre otras, que antes de darle el okey al acuerdo se despacharon con nueva ronda de remarcaciones. Además, los supermercados podrán incluir productos de marcas propias. Precios Justos estará en 2.500 puntos de venta distribuidos en todo el país, sobre todo en grandes cadenas comerciales.

La implementación del nuevo plan que absorbe Precios Cuidados buscará, según el ministro de Economía Sergio Massa, mayor estabilidad en productos esenciales y recortar la inercia inflacionaria (aumento por las dudas, por futuras reposiciones, por la inflación que va a venir) con el objetivo de conseguir una baja paulatina en el IPC.

“Muchas veces hemos tenido este tipo de acuerdos de precios, pero no aseguran que con esto baje la inflación. Difícilmente sea una solución, pero es una referencia, algo que suma”, consideró Nicolás Pertierra, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso).

En declaraciones radiales, el economista advirtió que “cuando uno se corre de los principales centros de consumo, son menores las opciones que se tienen, entonces allí se pierde credibilidad”.

Foto: (NA)

Precios Justos fue menos resistido por los supermercados que por la industria alimenticia representada por la Copal, que aborrece la palabra “congelamiento” de precios/ganancias exorbitantes. Las y los consumidores pueden bajarse una aplicación al celular y hacer un seguimiento del nuevo programa. La app permite escanear el código de barras de un producto, saber si está dentro del acuerdo y denunciar, si lo amerita, incumplimientos.

“Los gobiernos provinciales y municipales participan en el control. Si ellos aplican alguna multa, se van poder quedar con un 25 por ciento de lo que resulte de esta multa. Es un incentivo para la fiscalización”, indicó Pertierra.

Por último, el economista del Ceso sostuvo que Precios Justos “es algo positivo, pero el problema inflacionario tampoco es una cuestión lineal de ciertos actores puntuales. Hay un problema macroeconómico consolidado que requiere de estos acuerdos, pero también de otras políticas”.

Por su parte, el economista Claudio Lozano, presidente de Unidad Popular en el Frente de Todos y ex director del Banco Nación, opinó que la medida es “una estrategia compensatoria, con escaso impacto esperable sobre el índice general de inflación y supone otra vez seguir postergando la aplicación de un programa popular antiinflacionario que aborde de manera integral este problema, que es el principal que tiene hoy la economía argentina”.

En tanto, el economista Ernesto Mattos destacó que, de acuerdo a información proporcionada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, el ingreso medio de un trabajador ocupado en Argentina hasta el primer trimestre de este año (última cifra disponible) se ubicaba en poco más de 62 mil pesos mensuales.

“Durante el mismo período, el valor promedio de un kilo de carne vacuna se situaba en 915 pesos, por lo cual se podría inferir que la capacidad de compra de un ingreso medio era de 68 kilos de carne vacuna por mes”, comparó Mattos, y completó: “Bajo el mismo cálculo, el poder de compra de ese ingreso medio en 2019 permitía adquirir 95 kilos de carne por mes, es decir que, en los últimos tres años el consumidor de carne vacuna perdió casi un tercio de su poder de compra”.

La evolución de precios internos mantuvo durante el primer semestre del año estrecha relación con la evolución de precios internacionales por el efecto de la guerra. Sin embargo, los precios internacionales se redujeron en los últimos cuatro meses, aunque esto no tuvo correlato en el mercado local.

Algo parecido pasó con el dólar. Entre julio y octubre, la cotización del denominado dólar blue anduvo más o menos quieta o incluso descendió, aunque esta relativa calma no se reflejó en los precios de bienes básicos, que, en cambio, sí aumentan cuando el blue se dispara. Mientras, monopolios formadores de precios amplían márgenes de rentabilidad y licuan aumentos salariales o refuerzos de ingresos.

El Grupo de los 20

Durante su reciente gira por Francia, donde participó del Foro por la Paz, y el posterior viaje a la isla de Bali, en Indonesia, para la cumbre del G20, el presidente Alberto Fernández anticipó el pago de un bono de fin de año a trabajadores del sector público y privado con salarios bajos (faltan detalles), a los efectos de amortiguar el impacto inflacionario, y descartó a priori la suma fija por decreto que viene reclamando la vicepresidenta CFK.

Días atrás el gobierno del FdT anunció una suba jubilatoria del 15 por ciento para noviembre, diciembre y enero contemplada en la ley de movilidad. Un informe del Banco Central proyecta alrededor del 20 por ciento de inflación para el mismo período. En rigor, las y los jubilados que cobran la mínima recibirán bonos de refuerzo, una política complementaria que el oficialismo viene activando de manera sistemática.

Varios gremios ya cerraron un plus en sus respectivas negociaciones paritarias. Y otros, como los trabajadores de la salud, reclaman en la calle por mejores salarios. Cabe agregar que esto se da en un mercado laboral fragmentado, con trabajadores no registrados sin cobertura gremial y legal, que perciben ingresos más bajos y no son beneficiarios de ningún bono para las y los empleados que están en blanco.

Si bien salarios e ingresos corren detrás de la inflación, que viene cebada desde la época de Macri, el FdT despliega políticas de aguante que lo distinguen de Juntos por el Cambio. La coalición opositora, pese a chocar la calesita, espera volver al gobierno en 2023 para hacer lo que ya hizo pero en modo rápido y furioso: ni cien días ni cien horas, en cien minutos, según prometen en foros empresariales y canales de televisión amigues.

Made in China

El Banco Central de la República Argentina viene perdiendo reservas. Después de la temporal estabilidad conseguida tras el desembarco de Sergio Massa en el Ministerio de Economía y las posteriores concesiones a sectores del poder concentrado, se despertó el dólar blue en el mercado paralelo y también los billetes verdes financieros. Así, se reinstaló el pressing devaluatorio, hay dolarización de activos pese a la constante suba de tasas de interés en pesos que alentó al plazo fijo, y hay adquisición de dólares en el mercado negro porque resulta más barato que el denominado dólar Qatar.

En el marco de la cumbre del G20, el presidente Fernández mantuvo una reunión bilateral con su par chino Xi Jinping. Allí se acordó la ampliación del swap de monedas entre los Bancos Centrales de ambos países. “Son 5 mil millones de dólares que vienen a fortalecer nuestras reservas”, resaltó Massa, que se sumó a la gira presidencial.

Se espera que el salvavidas oriental, en medio de fuertes restricciones a las importaciones y suba de las cotizaciones de los dólares paralelos, se convierta en una señal de fortaleza financiera, relaje la tensión cambiaria y que le permita al gobierno esquivar una devaluación mega y su desenlace inflacionario.

“La Patria vs. el FMI”

“Es importante que Argentina mantenga el objetivo de bajar la inflación”, dijo la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, tras mantener un encuentro con el presidente Fernández en Bali, en el G20, un foro internacional que reúne a los principales gobernantes del mundo, donde Argentina buscó atraer inversiones (Vaca Muerta, gasoducto, represas) y también cosechar respaldo político.

En la misma reunión, de la que participó el ministro Massa, la mandamás del FMI se comprometió a iniciar una negociación para rever las metas, mitigar los costos de la guerra y a que el staff fondomonetarista trate en diciembre al reclamo argentino de eliminar sobretasas en el acuerdo por el escandaloso y monumental préstamo otorgado en 2018.

“Si el préstamo del FMI incumplió todos los límites del propio organismo, y sobre todo, se dirigió a financiar la campaña de Macri, ¿corresponde, encima, pagar sobretasa?”, se preguntaron desde el Centro de Economía Política Argentina (Cepa). Los sobrecargos tienen costos porque “elevan el ya altísimo nivel de endeudamiento. De no pagar sobretasa, nuestro país se ahorraría 1.100 millones de dólares anuales”, se indicó en el informe del Cepa.

Georgieva dijo desde Indonesia que “es muy importante que Argentina mantenga el rumbo tal como lo hizo tan exitosamente durante los últimos meses”. Al mismo tiempo, en Argentina, el Bloque Social por el Trabajo, integrado por el Frente Milagro Sala y la Federación Nacional de Trabajadores, marchó a Plaza de Mayo para jugar “el partido contra el ajuste; la Patria versus el FMI”.

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