Pablo Brescia nació en Argentina pero vive en Estados Unidos, su bisabuelo es socio fundador de Boca y su padre jugó en Estudiantes. Acaba de lanzar un libro que reúne 16 ensayos sobre la icónica figura de Diego Armando Maradona.

Pablo Brescia mamó el fútbol desde su más tierna edad. Su bisabuelo es uno de los socios fundadores de Boca, club del cual es hincha. Su padre jugó en la Primera de Estudiantes de La Plata, y él llegó hasta la novena. Mientras gritaba los goles de Diego Maradona y de la Selección en el memorable 1986, su familia decidió dejar el país por cuestiones económicas y se instaló en California primero, en Texas después. Ahora vive en Florida y allí da clases en la universidad. Por su especialidad, la literatura argentina, se reunió en 2017 con su colega y compatriota Mariano Paz, de la Universidad de Limerick, en Irlanda. Café va, café viene, la charla se desvió hacia caminos futboleros. “Ahí me enteré de que él era de River y la cosa se puso medio complicada”, recuerda Brescia entre risas. Pero hubo algo que los unió: “La pasión por Diego”. Tan grande fue el vínculo que se lanzaron a la aventura de escribir Diego Maradona: A Sociocultural Study, un libro con mirada académica y en inglés, que se publicará el 1° de diciembre.

Para Pablo, la cosa no terminó ahí. Quedó tan manija con ese laburo que salió a la búsqueda de plumas expertas. Esa tarea se tradujo (o no, porque este libro sí está en castellano) en Planeta Diego. 16 miradas a un ícono, editado en México, nada menos. La joyita de la obra es el análisis de una novela sobre Maradona, publicada en 2013 en Londres y escrita ¡en persa!

Un libro de 10

En plena labor por el libro inicial escrito en inglés, Pablo Brescia sospechó que en la información recabada sobre Maradona y la literatura le quedarían datos afuera. Eso lo motivó a planificar otro, en castellano. “Cuando empiezo a pensarlo, se muere Diego. Plena pandemia, con lo cual fue muy significativo también”, remarca.

Este escritor, crítico literario y profesor en la Universidad del Sur de la Florida, se jacta de poseer la mayor colección de libros sobre la figura del Pelusa. “Me animo a decir que soy el que más tiene (risas). Hicimos una lista de 75 libros sobre Maradona, y la mitad de esos son publicados después de su muerte. En Argentina, y muchísimos en Italia”.

Después de ese fatídico 25 de noviembre –del que ayer viernes se cumplieron 2 años– el autor de Fuera de lugar y La apariencia de las cosas hizo el duelo correspondiente, escribió el artículo “Fuera de este mundo: Diego en 10” en el que postuló “la idea de que Maradona era una especie de planeta y su terreno era el césped”. Y luego se largó a la búsqueda del plantel para Planeta Diego, que el pasado domingo se presentó en la Feria del Libro de Miami. “En Argentina no me lo quisieron publicar, y dio la casualidad que en México, el grupo que lo publicó fue Planeta”. Se alinearon los Planetas.

El editor revela que “la idea fue hacer un libro múltiple, como era él. Agarrarlo de varios lados y de varios territorios”. Algo así como “ensayos breves”. Por eso recurrió a: Juan Villoro, Marion Reimers, Pedro Ángel Palou, Georgina González, Fernando Segura M. Trejo y Adriana Bernal (México); Paul Brito (Colombia); Edgardo Scott, Alicia Dujovne Ortiz, Mariano Paz y Ariel Scher (Argentina); Yvette Sánchez (Suiza); Paolo Castaldi (Italia); César Ferrero y Ana Merino (España) y Delaram Rahimighazikalayeh (Irán).

Allí se leerán análisis sobre la primera novela gráfica sobre el Diego. Está Dujovne Ortíz, “la primera mujer que hizo un libro sobre Maradona. Ella fue exiliada en Francia hace muchos años. Lo escribió en francés primero, en el 93”. También está el testimonio del periodista español “que hizo una enciclopedia maradoniana de más de mil páginas, en las que registra todos los partidos que jugó Diego, los goles que hizo, las asistencias, cuándo lo cambiaron. Lo publicó en Amazon (digital) porque en físico no se lo querían publicar”. Y no era para menos. “Hizo un capítulo sobre el cuerpo de Diego, no el cuerpo muerto, sino todas las lesiones que sufrió en su carrera, golpes. Según las estadísticas de la Fifa es al que más patearon en la historia de los Mundiales”.

En el libro no faltan los análisis futbolísticos. “Y después hay algo más original –aporta Pablo– que es Maradona y el arte. Sobre las series de TV, sobre los comics. Me faltó, quizá, sumar a los grafitis. Le fui buscando la vuelta para no quedarme en la cuestión amarillista, ni en el morbo, ni tampoco en el endiosamiento, que ya es conocido”. 

Para el nombre del libro, a Brescia se le vino a la cabeza el famoso relato de Victor Hugo Morales. Porque más que un barrilete cósmico, “Diego es un planeta, con un territorio que hay que explorar, con cosas conocidas y no tan conocidas”, dice. 

Sacá del Medio (Oriente)

Dos grandes, como el Negro Fontanarrosa y el Gordo Soriano, aportaron destellos de su literatura sobre otro grande, como Diego Maradona. Más adelante, siguieron ese camino escritores como Eduardo Sacheri, Hernán Casciari, Ariel Scher. Aunque claro, la tinta sobre el astro del fútbol de todos los tiempos no se agotó en ellos. “En la investigación me encuentro con que hay una novela sobre Maradona en farsi, o sea, en persa”, tira Pablo Brescia, y deja con la boca abierta a los cronistas al otro lado del teléfono. El libro en cuestión fue publicado en Londres, en 2013, en esa lengua que se habla en Irán, Afganistán, Tayikistán y partes de Uzbekistán.

Ante el desconocimiento idiomático, el profesor Brescia acudió a Delaram Rahimi Ghazikalayeh, una ex alumna suya, iraní ella, quien lo sacó de la intriga. “Me contó que es una novela en la que hay varios personajes y siempre Maradona está en la pantalla, pateando penales. Hay una prostituta, un matón. Es una novela de intriga. Y en el último capítulo aparece un Maradona joven, con una clínica de cómo hacer Maradonas. Y está enseñando a cómo meter el gol con la mano, y demás”.

Aquel descubrimiento –asegura el escritor– “fue una cosa totalmente distinta a lo que venía viendo”. Así que “lo traté en mi capítulo del libro en inglés brevemente, pero invité a esta chica para hacer un capítulo sobre esta novela y sobre Maradona en Irán”, ya que en aquel país de Oriente Medio, la figura del Diego “fue adoptada como un símbolo de la resistencia contra el colonialismo inglés”. Afirma que Delaram “sabía quién era Maradona”, y que cuando jugaba la Selección Argentina “los iraníes estaban pendientes de los resultados”.

Además de ser el editor-seleccionador, su tarea en el libro fue la de “escribir sobre la presencia de Diego en Irán, sobre esa presencia cuando mi ex estudiante era niña, y la importancia también para la liberación de las mujeres. Ahora hay muchas manifestaciones en Irán sobre la libertad de las mujeres. En la segunda parte examinamos un poco la novela y su importancia”.

Por último, el docente universitario se refiere a la difícil tarea de encontrar originalidad en una obra sobre el futbolista que más páginas le ha dado a libros y diarios. “Fue un desafío”, reconoce. “Hubo un montón de cosas periodísticas. Pero también hubo libros, algunos muy interesantes. Y otros que repitieron cosas que ya se dijeron. Lo primero que hice fue convocar a gente de muchos lados, que no se quedara sólo en Argentina e Italia. Y también convocar gente de varios ámbitos: periodistas, escritores, académicos”. 

La frase “no importa qué hiciste con tu vida, sino lo que hiciste con las nuestras”, atribuida a Fontanarrosa, también tocó de cerca a Pablo Brescia y su propia vida. “Maradona me hizo feliz. Le seguí todo la carrera, sufrí con él, me alegré con él. Cuando murió, se murió algo de mí”.

Recuerdos que mienten un poco

Diego Armando Maradona debutó en Primera ante Talleres de Córdoba, vistiendo la casaca de Argentinos. Y ante el mismo rival se presentó oficialmente en Boca, en 1981. Hacia la Bombonera iban Pablo Brescia y su padre para ver al ídolo con la azul y oro, hasta que por la radio escucharon que ya no quedaban localidades. Cuando atravesaron el puente Sarandí se bajaron del bondi que los trasladaba al estadio, y siguieron el partido desde la tradicional pizzería Los Tres Ases. 

Hasta no hace mucho, Pablo creyó que esa tarde se le había esfumado la única posibilidad que tuvo a su alcance de ver a Diego en acción con la de su querido Boca. “Después me tocó ver un partido contra Estudiantes. Es recordado porque Gatti corta un pase y va hasta la mitad de la cancha y se la da a Perotti, que hace el gol. Gana 1 a 0. Yo estaba en la cancha y no me acordaba que estaba Maradona. Pensé que nunca lo había visto en vivo. Tenía 13 años. Cuando veo el video tiempo después, miro que Diego va trotando, con la 10. Así que sí que lo había visto, y sí que grité un gol de Boca con Diego en la cancha”, se enorgullece.

Brescia es Xeneize desde la cuna. “El abuelo de mi papá era socio fundador de Boca”, resalta. Y su padre Jorge Brescia, aunque bostero, jugó en la Primera de Estudiantes de La Plata. “Fue parte de la generación que ganó la Copa Libertadores y después la Intercontinental. Terminó siendo suplente de la Bruja Verón, la Bruja padre, que en realidad era 10 pero cuando llegó a Estudiantes lo corrieron de 11 porque de 10 ya estaba el Bocha Flores. Así que lo sacaron a mi papá que jugaba de puntero izquierdo”, relata.

Por último, agrega que él también probó suerte en el Pincha: “Jugué en la novena un ratito”. Luego, cambió pelota y entrenamiento por libros y estudios hasta que la malaria durante el gobierno de Alfonsín hizo que los Brescia emigraran a Estados Unidos: “Las cosas en Argentina se habían puesto duras. Teníamos una tía acá, hermana de mi mamá, madrina mía. Y nos vinimos”. Allí probó con el soccer en el equipo universitario, pero no pasó de eso. Tras admitir que extraña a la Argentina, pese a su decisión de seguir en el país del norte –“cuando vuelvo sigo sintiendo que ese es mi lugar”– afirma que aún mantiene su fanatismo por Boca, pero sobre todo por la Selección Argentina. “Soy muy futbolero, lo llevo en la sangre”, se define, y cierra: “Son mis pasiones, el fútbol y la literatura”.

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