Un mural pintado por la comunidad de la Escuela Especial N°2006 y de la mano del artista plástico Jorge Molina le cambió la impronta al edificio de Virasoro al 700. Esa pintura colectiva lo hace visible, lo llena de alegría y marca que allí se aprende con una mirada puesta en los derechos. Al decir del mensaje que dejó el Forum Infancias: “Nada sobre nosotrxs sin nosotrxs”.
“Muy linda actividad, me gusta estar acá”, comenta Mariana, la mamá de Isaías mientras da pinceladas sobre la pared. Al lado está Martín, otro alumno, con los dedos pintados de amarillo. La actividad se concretó el miércoles de la semana pasada, y sumó a un grupo de chicas y chicos de la escuela, otro de docentes, uno más de profesionales del Forum Infancias y la directora Mara Barreras.
El invitado especial fue el muralista Jorge Molina, conocido por embellecer la ciudad con sus intervenciones artísticas. Al mismo tiempo que él compartía su arte, convocaba a los demás a hacer lo propio. “Dibujen lo que quieran” fue la propuesta. En esa libertad de expresión acompañada se reconoce la Escuela Especial N°2006.
Mara abre la puerta de cada espacio de la escuela. Detalla con un registro impecable de memoria cada obra que se hizo, que encaró desde que está al frente de la dirección (2016). Algo que no se detiene solo en lo edilicio sino también el perfil de educación que se quiere sostener.
En una de las aulas se lee un cartel que dice: “Un camino lleno de colores”. Está pintado por las chicas y los chicos. Es una metáfora del recorrido que elige construir esta escuela, cada paso que da para afianzarlo.
Y pintar el mural junto con la comunidad es uno. “Forma parte de un proyecto más ambicioso. Buscamos comenzar con la participación de nuestra familias y alumnos. Y el año que viene haremos extensiva la participación a las diferentes instituciones con las que trabajamos”, anticipa la directora.
Mara agradece a Jorge Molina -de quien afirma “es un artista impresionante”- y a Forum Infancias por ofrecer “un mensaje valioso y necesario”, por “hacer visible la escuela”.
Pintar el mural es una idea que tenían desde hace buen tiempo, pero para concretarlo necesitaban primero acondicionar el frente del edificio escolar. Lo pudieron hacer con la ayuda del Fondo de Asistencia Educativa (FAE). “Fue una gran alegría, ya que no sólo era necesario por lo deteriorado que estaba sino para alegrar el aspecto del mismo”, comenta Mara.
En charla con Redacción Rosario, recuerda que la Escuela Especial N°2.006 pasó “por diferentes momentos”, esto hace tanto a la población escolar como al lugar físico. De hecho aún conserva el nombre de Hogar Pelletier, referenciado con la acción inicial de la congregación religiosa. Está en los planes futuros de la institución, buscar otro, más acorde al nuevo perfil educativo.
El edificio -donde se aloja- pertenece a la congregación del Buen Pastor. Funciona en un predio construido en 1896 y destinado a una cárcel de mujeres. La marca del encierro, visible en su construcción, queda todavía a la vista.
En esa tarea de hacer “un camino lleno de colores” trabaja la escuela. Eso implica afianzar el nuevo paradigma de educación especial que asumen. “En el presente el trabajo de mayor atención que brindamos es en inclusión, acompañando a niños y jóvenes en sus trayectorias escolares de los diferentes niveles (de jardín a secundario) y que, por diferentes motivos que afectan su aspecto intelectual, requieren de la atención de la modalidad especial”, apunta Mara.
A la Escuela de Virasoro 710 asiste un grupo de jóvenes, que va desde los 14 a los 22 años, con problemáticas intelectuales, y que conforman el “grupo de formación integral”, que es el último tramo de la escolaridad especial. En la escuela participan de talleres de huerta, jardinería, cocina, arte y reciclado, además de asistir a carpintería en una escuela taller del barrio.
El empujón para realizar el mural se lo dieron desde Forum Infancias Rosario, un grupo interdisciplinario de profesionales de la salud y la educación que trabaja para que niñas, niños y adolescentes sean respetados como sujetos de derechos. Y en especial, para librarlos de etiquetas y rótulos, contra la medicalización y patologización.
Las profesionales no solo hicieron de intermediarias con la idea sino que allí estuvieron, en territorio, poniendo también el cuerpo a ese “camino lleno de colores”. La frase que pintaron – “Nada sobre nosotrxs sin nosotrxs”- es el lema adoptado por la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad.
Un facilitador de la expresión
Jorge Molina es artista plástico y muralista. Una forma de expresión del arte -dice del muralismo- al que se dedica especialmente desde 2006. “Es fascinante”, describe de su trabajo de pintar en la calle, algo que siempre busco y abrazó como “una revelación”.
“Estoy muy contento, muy agradecido con los chicos, con la directora, los papás que pasaron, las mamás que pintaron y las chicas del Forum Infancias”, confía sobre la actividad colectiva con la Escuela 2.006.
A Jorge le gusta identificarse con la idea de ser “un facilitador”, a la hora de ofrecer los colores, los pinceles, los rodillos “para que la pintura la hagan realmente los chicos”. “Como un colortender”, dice y disfruta de esa definición.
Reconoce que en la Escuela 2.006, si bien cada quien pintó lo que quiso, hubo una motivación previa, a partir de un cuento que habían leído con las docentes y trataba sobre el cuidado del río, del ambiente. Efectivamente, habían leído Las aventuras de Curimba, de Eugenio Magliocca.
La experiencia de pintar en escuelas, con las chicas y los chicos, le resulta siempre diferente. Asegura que se piensa según cada realidad. Eso sí, afirma que no le gusta “que los niños rellenen figuras que dibujan los grandes” y reniega de esos “murales «participativos» donde las personas le sirven de mano de obra al artista”.
A cada encuentro que asiste le busca la vuelta, para que quienes se sumen a pintar murales se sientan convidados de verdad a ser arte y parte.
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