El departamento Rosario cerrará el año con récord de homicidios. La conducción policial de la Seguridad exhibe exitosos procedimientos sobre cuidacoches. El ideario del ministro y los recuerdos del ex.

Sobre el final del mes de noviembre pasado, cuando el número de homicidios registrados durante lo que iba del año en el departamento Rosario empataba la cifra más alta de crímenes desde que se llevan estadísticas oficiales fiables, el jefe de la Policía de Santa Fe, Miguel Oliva, brindó una conferencia de prensa junto a funcionarios municipales de la ciudad para destacar la efectividad de un operativo por el cual “se trasladó a 23 cuidacoches por averiguación de antecedentes” a la comisaría 5ta, de los cuales “cinco tenían pedido de captura” y quedaron detenidos.

El año con récord de asesinatos –274 hasta mediados de diciembre– terminaba de ese modo con la atención puesta por la conducción policial del Ministerio de Seguridad en los molestos trapitos. Quince días después una jueza le dictó prisión preventiva a uno de los titulares de la financiera Cofyrco, Patricio Carey, miembro de una tradicional familia rosarina, imputado por los delitos de lavado de dinero y encubrimiento, al considerar que la firma le cambió pesos por dólares ilegales a un narco luego asesinado. Esa investigación se inició en septiembre de 2020, cuando la cartera de Seguridad estaba en manos de una conducción política que tenía la intención de modernizar el sistema y reformar la fuerza de seguridad para mejorar el servicio.

Aquella iniciativa, resumida en las palabras del gobernador Omar Perotti en su discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa acerca de “cortar los vínculos entre delito y Estado”, cedió con el paso del tiempo a este presente de autogobierno policial de la seguridad en manos del ministro Rubén Tigre Rimoldi, donde lo que se lavan son los trapitos.

Que el departamento Rosario termine 2022 con un récord de homicidios desde 2014, cuando se comenzaron a realizar estadísticas oficiales más o menos confiables, no es asignado por buena parte de la prensa a la gestión del director general de Policía retirado Rimoldi. Es atendible, asumió la cartera en agosto. Tampoco su antecesor, Jorge Lagna, fue vapuleado públicamente por los resultados de su paso por Seguridad, que asumió tras la renuncia de Marcelo Sain en marzo de 2021.

Si bien es cierto que la dinámica criminal posee causas múltiples –además de singularidades santafesinas– y que algunos asesinatos más o menos cada año no son significativos si se analiza la serie de la última década, en la que Rosario muestra una tasa de homicidios que triplica a la media nacional, la atención de la prensa hegemónica está puesta en la figura de quien encabezó el intento de reforma y control policial, acusado junto a parte de su equipo de violar la ley de Inteligencia nacional con fines persecutorios.

La sainmanía pareciera pagar mejor que el análisis de la actuación del actual ministro, de muy bajo perfil en su tarea cotidiana de regresar a un esquema de respeto por los “mandos naturales”, la disciplina y la verticalidad, como explicó en una entrevista de enero pasado, cuando aún no era el responsable del área. Y en el que “la política no se meta” en el funcionamiento policial, porque “prostituyó” a aquella institución que Rimoldi añora.

Intermediario

La semana pasada, en una entrevista que concedió a la agencia Paco Urondo, el ex ministro Sain fue consultado acerca de cómo “juega el poder mediático” en Santa Fe.

Respondió contando una anécdota, de la que ofreció como testigo al diputado nacional y hombre de confianza de Perotti, Roberto Mirabella.

“En febrero de 2020, hacía dos meses que yo era ministro y el (entonces) senador Roberto Mirabella, a quien yo quiero mucho (…) me dice «te quiere conocer Gustavo Scaglione, el dueño de La Capital»”.

Casado con Josefina Daminato, heredera del negocio financiero y turístico que lleva el apellido familiar, Scaglione ya era accionista mayoritario, entonces, del multimedios La Capital (que incluye radios AM y FM, firmas de publicidad estática, diarios digitales, etcétera) y controlaba Televisión Litoral (TVL), que cuenta entre sus medios con Canal 3, FM Vida, Radio Dos, el diario digital Rosario3.com, entre muchos más.

Siguió Sain: “Fuimos a comer al famoso quincho del canal, que es uno de los medios del grupo de él, donde se ve que junta a personas que considera importantes. Ya conocía el lugar porque había estado invitado por el dueño anterior (el fallecido Alberto Gollán) que era un periodista de verdad. No un empresario financista dedicado a los medios”.

Los tres comieron, contó el ex ministro, y luego Scaglione le dice “yo quiero el éxito de tu gestión porque también será el éxito de los santafesinos, pero vos tenés un problema con el senador (Armando) Traferri que es amigo nuestro. Yo manejo la relación de Traferri con el gobierno, déjame manejar la tuya con Traferri”.

“Le respondí como en su momento lo hizo Néstor Kirchner con Héctor Magnetto cuando éste le objetó la candidatura de Cristina a la presidencia: «Vos dedicate a manejar el Grupo Clarín que la política y el Gobierno los manejo yo»”, según el recuerdo de Sain, quien insistió en ofrecer como testigo del diálogo a Mirabella.

Agregó en la misma entrevista: “Te imaginás cómo cambiaron de tema los dos. Porque yo lo que estaba defendiendo ahí era la soberanía de la política. En Santa Fe le tienen pánico a Scaglione. Él se siente el señor feudal de Santa Fe. Entonces va toda la política a pedirle instrucciones, directivas”.

Delitos del poder

En la misma entrevista, Sain señaló que la causa en su contra y de su equipo consiste en un vuelto por las investigaciones realizadas durante su gestión, que apuntaron a los sectores habitualmente exentos de la atención del selectivo sistema penal.

“Nosotros nos atrevimos a investigar lo que nadie se atrevió en Santa Fe, que son los delitos del poder, las estructuras de poder que protegen a los grupos criminales, incluidos los más violentos abocados al narcotráfico. Porque el problema del establishment empresarial, político y judicial –policial también– en Santa Fe es la apropiación del brutal dinero, de la extraordinaria rentabilidad del narcotráfico”, dijo.

“Cuando vos seguís el dinero del narcotráfico que se genera en la periferia y que está atravesado por hechos de sangre, inevitablemente llegás a centros financieros, mesas de dinero, pero que no son conformadas por los narcos sino que ya estaban funcionando allí como el gran circuito financiero de la burguesía depredadora de la ciudad de Santa Fe y de Rosario. Nosotros le pusimos luz a eso, nosotros seguimos el dinero del narcotráfico y podemos dar cuenta de muchísimas causas, la causa Carey, la causa Oldani, y otras más”, abundó el ex ministro.

Ideario

Pero eso cambió tenuemente con el reemplazo de Sain por Lagna, que pese a sus deseos debió continuar con parte del equipo que acompañó al primero.

Cuando en agosto pasado el gobernador Perotti decidió retroceder varios casilleros en materia de seguridad, al colocar por primera vez desde la existencia del Ministerio a un policía al frente del servicio. Es decir, restablecer el autogobierno que añoraba Rimoldi.

Su ideario quedó plasmado en una entrevista que brindó a FM Liberada de la ciudad Casilda en enero pasado. Allí dejó entrever su añoranza porque antes “el jefe de la Unidad (Regional) tenía poder pleno” ya que agrupaba a drogas, investigaciones, seguridad rural.

“Todo este desarme que se hizo, han hecho tal descalabro con las autoridades que han puesto”, se quejó Rimoldi, para sintetizar su planteo: “Uno que hizo una carrera, que estudió durante 30 años, nunca se va a dejar mandar por uno de menor jerarquía por más que se lo quieran imponer políticamente”. Para Rimoldi, “la policía dejó de funcionar como institución en 2008 (el año que él renunció), hay que volver a eso”.

En la nota radial, el ahora ministro sostuvo que se puede superar el trance actual “pero con una autoridad plena” porque “fueron muchos años que hubo un manoseo”. De todos modos, agregó, “la policía sabe rápido de mandos naturales”.

Al respecto, dijo que “la equivocación de todos los gobiernos fue pasar (por sobre) los mandos naturales. La obediencia se da por mandos naturales”.

Rimoldi criticó la designación del primer jefe de Policía provincial de Perotti, Víctor Sarnaglia, porque “no podés llamar a un retirado y ponerlo como jefe de policía cuando todos los demás también van a decir: «por qué no me ponen a mí, por qué convocan a este tipo»”.

Una de las primeras medidas del Tigre como ministro fue nombrar en la cabeza de la fuerza a un jefe retirado, Oliva.

Apenas asumido, Oliva explicó en una entrevista: “No quiero un policía en cada esquina. Después empiezan con que es una dictadura”.

Con la misma confusión entre un servicio de seguridad democrático y la violencia institucional, agregó que “si la Policía actúa después dicen que hay gatillo fácil. Yo quiero que el policía se sienta seguro”. El objetivo parece cumplido, atento a que casi no se registran tiroteos entre uniformados y civiles.

El autogobierno policial termina el año con récord de homicidios en el departamento Rosario. Poco se sabe de las estrategias diseñadas por la actual conducción de Seguridad para mitigar el problema, del cual la fuerza de seguridad es parte. La contrarreforma azul –sobre una reforma en grado de tentativa– lleva cuatro meses y le queda, en el mejor de los casos, un año. Malos tiempos para ser ciudacoche.

Mando y prostitución

En la misma entrevista radial mencionada en la nota central al entonces director general de Policía retirado, Rubén Rimoldi, luego designado como ministro de Seguridad, el periodista le preguntó qué sucedería si el gobernador Omar Perotti lo llama y le propone ser jefe de Policía. Algo que no ocurrió, porque le ofreció directamente el Ministerio.

“Claro que se puede solucionar, pero no me lo pidan para mañana, necesito tener el poder para conducir una fuerza de una manera totalmente distinta y que la política no se meta”, respondió Rimoldi, para agregar que “el mando natural es «no hay políticos dentro de la fuerza», se vuelve a ascender como se tiene que ascender, cada uno cobra lo que tiene que cobrar. La meritocracia tiene que funcionar en esto”.

También consideró que “la policía provincial ya está totalmente destruida, desarmada, desguazada” y que “los policías se prostituyeron por estar al lado del político de turno y romper estructuras orgánicas”.

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