La diseñadora sonora Sol Rezza acaba de publicar Amanece, disco en el que reconfigura la relación con el tiempo y la dimensión social e individual a través de la idea de la hipnosis y la exploración de los nuevos espacios comunes.

Sol asomó a producir Amanece a finales de la pandemia “que nunca tuvo un final claro”. Tiene que ver con ese momento “cuando comenzamos a asomar nuestros hocicos nuevamente por las ventanas y la normalidad comenzaba a instalarse”.

“Creo que lo vivimos más desconcertante que la pandemia misma. Hubo mucha gente con mucho miedo a salir de sus casas y, por otra parte, estaban las otras personas que necesitaban regresar a sociabilizar al exterior. Se produjo un choque muy fuerte de dos necesidades humanas, a esto se le sumaron las nuevas relaciones tecnológicas”.

Entonces, Sol sintió la necesidad de pintar y sentarse a componer a partir de la idea de la hipnosis. “De una hipnosis provocada por las noticias, los miedos, las propias necesidades cotidianas. Una hipnosis cambiante, no sólo asociada a sensaciones negativas, sino también aquella hipnosis que se describe como un estado de sueño parcial producido artificialmente en conexión con un estado alterado de conciencia”. 

Con esa idea compuso Amanece, “una obra audiovisual binaural realizada a partir de música generativa, pinturas en témpera y técnicas de caleidoscopio por software”. Mediante estímulos visuales junto a colores radiantes e incentivos auditivos, la artista nos acerca de algún modo al mundo de la hipnosis, “a esa sensación de ser y estar, de pertenecer a un mismo lugar”. El Eslabón pudo conocer el trabajo de Sol apenas comenzado el 2020, cuando sacó su disco anterior, Pool.

En el medio, el acontecimiento mundial pandémico quebró la normalidad. Sol se sintió tan desconcertada como la mayoría. “A nivel personal comencé a desarrollar conocimientos que antes no tenía; por ejemplo, hacer pan y masa madre y ver que mucha gente se había volcado a eso fue muy impresionante. De ahí salió una obra de radio arte llamada Yeast/ Helfe que hicimos con Franco Falistoco. Es una obra en tres idiomas, español, alemán e inglés, acerca de la historia de la levadura. Fue un proceso muy interesante de investigación y realización porque nos pusimos en contacto con amigos y familiares que de alguna forma se habían conectado con la experiencia de hacer pan. Fue una especie de respuesta social, producir en casa un alimento milenario en un momento de desconcierto a nivel mundial”.

Pero ese suceso no cambió sus temas y búsquedas sino más bien la perspectiva desde la cual se relaciona con ellas. “Los temas que abordo en mis trabajos son siempre los mismos: la forma en la que nos relacionamos con el espacio y el tiempo desde el sonido”. Si bien el espacio y el tiempo no cambiaron “el espacio individual y colectivo cambió por completo. De un momento a otro la tecnología nos atravesó a todos, niños, jóvenes, adultos y mayores de todos los niveles sociales. No hubo escapatoria”.

Para Sol es algo comparable con los primeros años de invención de la imprenta, “cuando una tecnología se inserta en la sociedad cambiando su estructura económica, social y cultural”.

“La forma en la que entendemos el espacio, ahora virtual y físico al mismo tiempo, produjo un cambio tan profundo que todavía estamos asimilando. Y esto a su vez también cambió nuestra forma de entender el tiempo”. 

La pandemia y el aislamiento cambiaron “radicalmente” la forma de escuchar producciones sonoras. Sol cree que “aunque estamos tratando de regresar a los antiguos hábitos de consumo de obras compartidas multitudinariamente, nació otra forma de producción y consumo. Por una parte, estamos en el momento de mayor producción y distribución de obras de todo tipo, principalmente digitales; y a su vez hay una necesidad de curaduría y organización de que estos contenidos de forma humana, que las decisiones de consumo y gustos no estén solo a merced de los algoritmos”.

Para la artista estamos frente a un momento único para “comenzar a preguntarnos qué consumimos, cómo lo consumimos y cómo al mismo tiempo somos productores de eso que consumimos”.
“Hace años, uno compraba un disco vinilo y la cadena era definida, artista, espacio de producción, productora, distribuidora, medios de comunicación, lugar de venta y consumidor final. Ahora las figuras cambiaron por completo, las audiencias nos convertimos en usuarios de contenido”. Se trata de un concepto que “está cambiando completamente las formas de producción y consumo de obras relacionadas con el sonido”.

Para el lanzamiento del disco digital Amanece, Sol también sacó un pequeño álbum de fotos encuadernado a mano a modo de merchandising. Es un intento por recuperar algo de lo que el espacio físico nos permite, algo de peso en lo real. “El espacio físico sigue siendo necesario, es parte de una conexión humana. Quizás, para mí, no es necesario ir a un recital con tantísimas personas alrededor, pero sigo sintiendo necesario conectarme con el artista de alguna forma tangible que me deje un recuerdo, una experiencia tangible. 

Por eso decidí hacer este pequeño álbum fotográfico, son fotogramas de mis pinturas montadas a mano, artesanalmente. Una edición pequeña de recuerdos para quienes quieran formar parte de la obra, llevándose una parte de los bocetos que la hicieron realidad”.
En estos días Sol se encuentra terminando la planificación para los años venideros, “esto me ayuda a poder pensar nuevos proyectos y organizar los que ya vienen en marcha”, comparte.
Desde el 2021, junto a un grupo de artistas y el programador Daz Disley, Sol viene trabajando en el desarrollo y puesta en práctica de un software de “espacialización de sonido en tiempo real, SoundSquares”, por ello muchos de sus trabajos parten de ese proyecto. La artista se encuentra realizando talleres, charlas y performances relacionadas con la espacialización de audio y el audio inmersivo.

Paralelamente, está produciendo “una serie de pequeñas obras junto con escritos que tienen como tema principal la forma en la que nos estamos involucrando con la inteligencia artificial en nuestros entornos cotidianos de trabajo artístico”. La pregunta es de qué modo influye la relación con la inteligencia artificial en “las formas de producción, distribución y consumo de obras artísticas relacionadas con el sonido”.
“Hoy en día la gran mayoría de las herramientas de trabajo de un ingeniero de audio, un músico, un diseñador de sonido, un compositor están atravesadas de alguna forma por la inteligencia artificial. Al mismo tiempo que como audiencias accedemos a obras digitales desde diversas plataformas que en algún punto interactúan con la inteligencia artificial”.

En este tema, a Sol le interesa analizar “¿cuáles son las huellas digitales que dejamos como creadores y usuarios en el mundo virtual? ¿Qué impacto tendrán estos datos en la construcción de experiencias inmersivas en un futuro próximo?, y ¿cómo afectan estas decisiones imperceptibles de las nuevas tecnologías relacionadas con IA a nuestras obras de arte, nuestras publicaciones, nuestros festivales?”.

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