El periodista Alejandro Wall volcó en un libro –junto a su colega Gastón Edul– sensaciones e información detallada sobre el histórico título mundial que logró la Selección Argentina en Qatar 2022.

Alejandro Wall viajó a Qatar con una valija llena de ilusiones y sabiendo que su laburo podría no terminar con la participación argentina y las crónicas que mandaba para el diario cooperativo Tiempo Argentino. Rodolfo González Arzac, de editorial Planeta, le había deslizado que “si todo sale como queremos”, habrá libro. Todavía estaba prohibida la palabra campeón. No vaya a ser cosa que la mufemos.

A las pocas horas que Lionel Messi levantó la Copa, que luego pasó de mano en mano, Wall recibió el llamado. “Necesitábamos a alguien que estuviera cerca de la Selección porque yo no la había seguido tan de cerca. Sí estuve en todos los partidos, pero no conocía la intimidad, el día a día”. De esa necesidad salió el nombre de Gastón Edul, notero de TyC Sports, testigo privilegiado del “Qué mirá, bobo. Andá pa’allá”. Y así se fue gestando La tercera, libro que cuenta “desde adentro y desde afuera, la historia de cómo la Argentina y Messi ganaron la Copa del Mundo en Qatar”. La publicación está en la preventa, y este 1° de febrero verá la luz.

Ahora que somos felices

“Sabíamos que el libro tenía que salir rápido. Como sabemos, el periodismo es contar una historia, pero también contarla oportunamente”, dice de entrada Alejandro Wall, cuando apenas pasó un mes y monedas de la obtención del título. Este cronista y escritor fanático de Racing, autor de Academia, carajo (sobre el campeonato de 2001) y de Ahora que somos felices (sobre el título de 2019), cambiará de equipo, pero no de colores. “Lo que nos propusimos con Gastón es que el libro no sea algo superficial en la crónica. De este Mundial se van a seguir escribiendo libros, no tengo dudas. Lo que intentamos nosotros es que algunas cuestiones tengan ciertas respuestas. Reconstruir momentos claves, y hacerlo con algunas cuestiones que puedan ser novedosas”, dice el coautor, y adelanta: “Un ejemplo es la decisión de Scaloni en el momento en que da el equipo a los jugadores, es algo que se modifica en un momento del Mundial, y no es algo tan contado lo que pasó ahí. Cuando empieza a decidir dar el equipo a los jugadores. Por eso nos sorprende ver a Di María por izquierda en el partido con Francia”.

Wall también sabe escribir en compañía y sobre un mundial, como lo hizo con El último Maradona (junto con Andrés Burgo), sobre el momento en que a Diego le cortaron las piernas en el 94. “Con Gastón no nos conocíamos tanto. Sí nos habíamos cruzado en Qatar y cruzamos saludos. Y cuando volvimos nos pusimos a trabajar sabiendo que teníamos poco tiempo para hacerlo. Había que dedicarle prácticamente todo el día al libro. Salió esa idea de poder juntar dos visiones dentro del mismo libro: una mirada mía, más desde afuera, y la mirada de él, desde el campo de juego y su vínculo con los jugadores”, resume, y aclara: “El libro no podía estar escrito en primera persona porque está escrito de a dos. Tratamos de mantener una voz permanente, que por momentos se note claramente que son cosas que vio Gastón, y otras que vi yo”.

De todas maneras, en sus andanzas por Doha, la pluma estuvo al servicio del diario porteño Tiempo Argentino, autogestionado desde abril de 2016. “El Correo qatarí que hacía para Tiempo lo pensaba día a día, pero sin la idea de qué me podía servir para el libro. Sí llega un momento en el que tenés mucho texto, que produjiste mucho, que tenés una gran historia que es el Mundial y siempre fantaseás con que puede ser un libro. Pero esos eran textos que ya habían sido publicados. Para el libro se requería algo de cero, y una mirada menos panorámica de la que yo tenía. Yo hacía crónicas más sobre Qatar, sobre el país y demás. Y acá queríamos algo más de Argentina”.

El final es en donde partí

Lo ocurrido en el estadio Lusail el 18 de diciembre fue digno de una película, de varios géneros a la vez. De esas buenas películas que, aún sabiendo el final, la volvés a ver. Hubo alegrías y tristezas, satisfacciones y disgustos, momentos de risa y otros de furia. Considerada la mejor final de la historia de los mundiales, Alejandro Wall y Gastón Edul la usan de base durante todo el libro para después sumar otras historias. “La vamos contando muy en detalle. Y luego va partido a partido. Va yendo para atrás todo el tiempo, incluso a los inicios del ciclo Scaloni” cuando pocos daban dos pesos por el inexperimentado entrenador de Pujato.

El también autor de Corbatta. El wing (una impecable biografía de Oreste Osmar, ex Racing, Boca y la Selección, entre otros), admite en diálogo con El Eslabón que “lo más difícil para mí de escribir fue la final”. Y argumenta: “Porque es una emoción que vos ya sentís y es muy difícil poder transmitirte, que lo que yo te pueda contar sea algo más de lo que sentís. Porque todo lo estás sintiendo, lo estás viviendo de otro modo”.

Pero el 3 a 3 y los penales son apenas un hilo conductor. Lo más importante, lo más festejado. Pero la historia no queda ahí. “Tratamos de revivir y resaltar cosas del Mundial. Yo vi varias veces los partidos, varias veces la final y fui descubriendo cosas nuevas. Pero también contamos cuáles eran las dudas propias del día a día que teníamos allá. Como ¿qué pasó entre Arabia Saudita y México, qué pasó en el entretiempo del partido con México?, un momento muy tenso. ¿Qué pasó en el partido con Países Bajos?, que tuvo de todo: la lesión de De Paul, el entredicho de Scaloni en la conferencia de prensa, la pelea de Messi con Van Gaal, Van Gaal hablando de Argentina, el partido que le empatan a Argentina”, entre otras varias situaciones pintorescas que dejó ese cruce de cuartos de final. “Tratamos de reconstruir momentos –sigue–, sabiendo que todos ya saben el final y ya lo vieron. No es el Mundial 86 que lo viste por televisión. Acá se vio por televisión, en las redes sociales, en todo lo nuevo que va surgiendo. Ir contra eso es difícil”.

El tercero

Después de sus experiencias en Brasil 2014 y Rusia 2018, el de Qatar fue el tercer Mundial que Alejandro Wall cubrió periodísticamente. Asegura que en las calles de Doha “al principio me sentí muy raro, era una ciudad incómoda, llena de vallas, donde las distancias, más allá de que parecía que era todo cerca, tenías que caminar muchísimo a cada lugar”. Pero aclara que “una vez que conseguí acomodarme, que me amoldé a la ciudad y a la rutina, descubrí un Mundial como ningún otro”. Y explica los beneficios de la sede: “Yo estuve en Rusia y en Brasil, y en ninguno podría haber ido a una enorme cantidad de partidos como en este. Incluso, acá podías ir hasta a dos partidos por día si estabas acreditado. Elegí ir a uno, porque era muy agotador ir de estadio a estadio, más allá de que teníamos algunos privilegios como unos micros de la Fifa que te van llevando. Y además necesitaba escribir. Pero aún así, pude ver una cantidad de partidos que no podría haber visto en otro Mundial. Y que no sé si vamos a poder volver a ver”.

Este hombre que también hace radio en los programas Pasaron cosas (Radio con vos) y Era por abajo (La once diez), y que durante su estadía en Doha participó de las Tertulias desde Qatar (programa de Canal Catorce, la televisión pública mexicana), destaca que en un Mundial de Fútbol no sólo se disfruta lo que se ve en el campo de juego: “Para mí también fue fascinante encontrarme con otra cultura, con un Mundial en el que el ruido, el color, lo ponían los hinchas marroquíes, los palestinos, los saudíes. Hay un momento que para mí es inolvidable, que es Marruecos-España, saliendo del estadio Education City, con los marroquíes eufóricos por haber eliminado a los españoles. Son imágenes increíbles. O pasar una tarde en Asian Town, el barrio de los trabajadores migrantes que hicieron los estadios. Fue una experiencia alucinante”.

Afirma, además, que a esas experiencias las permiten sus dos pasiones: el periodismo y el fútbol. “El periodismo es un trabajo, una manera de ganarse la vida, un laburo, y también un vehículo para poder contar historias. Me gusta, sobre todo, hacer periodismo deportivo, contar historias deportivas, porque me permite cosas como cubrir un Mundial y pensar todo lo que pasa alrededor de un Mundial, que no solamente son partidos de fútbol. Son sobre todo eso, pero es también el cruce de culturas, el cruce de identidades, los partidos geopolíticos como un Irán-EEUU. Y eso me lo permite el periodismo”. Y cierra con gol: “El fútbol es mi juego. Es el deporte que me permite vincularme con mi hijo, que me permitió vincularme con mi viejo, que me hace sufrir, que me da alegrías y felicidad, al que amo y al que odio, pero todo el tiempo me vincula con un costado lúdico. Me divierte. Amo el fútbol, amo a mi equipo, Racing. Creo que el fútbol es ser todo el tiempo un niño, viendo a los otros jugar, y las pocas veces cuando juego yo”.

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