Una relación vigorizada para beneficio mutuo. Y para buscar proyección (en lo comercial, cultural y político) hacia África y Medio Oriente. Además, se fortalecerán los vínculos de la región con China y Rusia, ante la mirada ofuscada de los Estados Unidos.
La posibilidad de una moneda en común. El financiamiento por parte del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil de la construcción de la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner. Un acuerdo entre el Banco de la Nación Argentina y el Banco do Brasil para ampliar el plazo de financiación para empresas exportadoras. Y, sobre todo, en términos geopolíticos, el objetivo de crear una alianza fuerte, soberana, con plena autodeterminación, capaz de resistir los embates de las grandes potencias que se disputan la región como un botín. Vienen por los recursos naturales. Se necesitarán políticas audaces e integradas para defender los intereses nacionales y regionales.
La pesadilla bolsonarista produjo mucho daño a Brasil. Lo aisló del mundo. Lula encontró a su país en ruinas. Uno de los tantos desastres que el nuevo mandatario tendrá que arreglar será recomponer las relaciones de Brasil con el mundo, y muy especialmente con su principal socio estratégico y comercial de la región: la Argentina.
Esta nueva etapa de las relaciones bilaterales cobró impulso en el marco de la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se desarrolló en Buenos Aires el 24 de enero. La idea es “retomar la diplomacia presidencial” y rectificar “el período de distanciamiento entre los dos gobiernos, que condujo a la reducción de la dinámica integradora”, informó el gobierno argentino.
“Lo que vivió Brasil debería llamar la atención de nuestro país y del continente”, señaló el presidente argentino, Alberto Fernández. “Estamos dando origen a un vínculo estratégico profundo que durará por las próximas décadas”, dijo Fernández al tiempo que señaló el comienzo de “una nueva etapa”.
Lula, en tanto, aseguró que se recuperará “una relación que jamás debería haber sido detenida”.
“Volví para hacer buenos acuerdos con Argentina, para compartir la construcción de lo que falta construir, para ayudar a que Brasil y Argentina puedan crecer económicamente para que nuestros pueblos puedan tener viviendas, para asegurar que nuestros pueblos puedan comer por lo menos tres veces por día, para que nuestros pueblos puedan volver a estudiar, trabajar y tener acceso a la cultura”, agregó Lula, que asimismo pidió perdón al pueblo argentino “por las groserías que dijo el anterior presidente de Brasil”, haciendo referencia a los insultos de Jair Bolsonaro, al que acusó de “genocida”.
“No tenía derecho a buscarse enemigos. Necesitamos construir amigos y socios y por eso quiero afirmar que Brasil está otra vez de brazos abiertos para abrazar a los compañeros argentinos”, señaló el presidente de Brasil.
“Espero que Argentina no permita que la extrema derecha gane las elecciones porque la extrema derecha no funcionó en ningún país que gobernó. Espero que el pueblo argentino, en su inteligencia, no permita que ocurra un desastre electoral”, aseguró Lula.
Relaciones bilaterales estratégicas
“Las relaciones bilaterales son estratégicas para la inserción de Brasil en el mundo”, define el documento oficial en el que la diplomacia brasileña detalla los acuerdos.
Allí se destaca que los dos países “representan cerca de los dos tercios del territorio de América del Sur, como también del PBI regional”. Al enumerar futuros proyectos de integración física, se menciona un nuevo puente entre Porto Xavier y San Javier, sobre el río Uruguay, y el Corredor Bioceánico que conectará por ruta a Brasil, Paraguay, Argentina y Chile. En el capítulo energético menciona que “empresas de ambas naciones demostraron interés” en construir el tramo de tubería que llevará el gas de Vaca Muerta a la frontera con Río Grande del Sur”.
Una relación renovada y vigorizada beneficiará a ambos países. Y les dará proyección y llegada (en lo comercial, cultural y político) hacia África y Medio Oriente. Asimismo, fortalecerá y profundizará el vínculo de la región con China y Rusia, ante la mirada ofuscada de los Estados Unidos, que disputa el territorio con ambas potencias.
“Es la agenda más amplia de la que se tenga conocimiento. Una apuesta a que toda esta sintonía entre los presidentes Alberto Fernández y Lula se vuelque en un programa de acción de gobiernos que los ministros deberán poner luego en práctica”, señaló el embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, en declaraciones reproducidas por El Cronista.
Una moneda común para desdolarizar
Se avanzó en el diálogo sobre tomar medidas para fortalecer el uso del Sistema de Pagos en Moneda Local (SML), que busca proveer nuevos instrumentos para facilitar el comercio bilateral sin utilizar el dólar. “Se trata de un sistema de pago internacional que ya está en operaciones, administrado por los Bancos Centrales de los dos países, y que permite pagar y recibir directamente en reales y en pesos las operaciones de comercio bilateral”, señaló Scioli en declaraciones a elDiarioAR.
“La idea es que sea para otros países también, el objetivo de una moneda común para aumentar el intercambio comercial. Pero es un tema de mediano y largo plazo que se basa en la necesidad que tenemos todos de aumentar el comercio inter-Mercosur y regional, a la vez que otros instrumentos de integración financiera que se están trabajando desde el área de Economía”, señaló Scioli.
Adaptarse a un nuevo contexto internacional
Desde el Gobierno argentino consideran que el Acuerdo de Integración Argentina-Brasil tiene como objetivo adaptar la asociación estratégica entre ambos países al nuevo contexto internacional, marcado por una etapa de repliegue de la globalización hacia las alianzas más cercanas y confiables, lo que produce la necesidad de reconfigurar los bloques regionales con nuevas formas de integración.
Este concepto se plantea en todos los campos: medio ambiente, educación, defensa, energía, finanzas, agronegocios, industria, minería, conectividad, turismo, economía del conocimiento, derechos humanos, salud, ciencia y tecnología, entre otros.
Se busca incrementar el comercio bilateral y las inversiones, profundizando la infraestructura de intercambio comercial. Se apuesta además a ampliar y reforzar la estructura de transporte con un gasoducto hasta la frontera con Brasil, un nuevo memorándum de Energía para regular la venta de gas en verano y la compra de energía eléctrica en invierno y la venta de gas licuado del petróleo.
En el área de minería, se busca impulsar el aprovechamiento conjunto de las materias primas, litio en Argentina y otros minerales en Brasil, con el fin de desarrollar la movilidad sustentable, además de la cooperación tecnológica a través de organismos públicos y científico-técnicos y entidades privadas, de forma tal de avanzar en el desarrollo de baterías de litio e inversiones conjuntas en potasio y plantas de fertilizantes para la soberanía alimentaria regional, como así también minerales de hierro y cobre para las industrias en ambos lados de la frontera.
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