En el museo Juan B. Castagnino, la exposición “Julio Vanzo en 3 actos. 1920 – 1944”, curada por María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido, propone un recorrido por los primeros años de este pintor rosarino, símbolo de la renovación y la vanguardia.

En el museo Gustavo Cochet de Funes se exhiben varios retratos de dicho pintor hechos por artistas de distintas generaciones. Hay uno, por ejemplo, realizado por Eugenio Fornells. Este autor de principios del siglo pasado, pionero del arte local, representa a un Cochet en su juventud. No muy lejos de ese óleo vemos un retrato realizado por Julio Vanzo que le lleva muchos años de diferencias y que representa a un Cochet ya anciano. El naturalismo del primero contrasta con la libertad cromática y la fuerte presencia de trazos lineales del segundo. La comparación permite rastrear los enormes cambios que la construcción de la imagen pictórica sufrió a lo largo del siglo XX. Julio Vanzo sería uno de los actores principales de esta aventura que significó el desarrollo del arte de vanguardia en el medio rosarino.

Hoy nos encontramos con sus pinturas, dibujos y grabados ante una nueva muestra en la sala central del museo Juan B. Castagnino. “Vanzo en tres actos. 1920 – 1944”, curada por María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido, hace un recorrido por los años formativos de este artista autodidacta. La exposición, inaugurada en diciembre, cuenta con 3 núcleos bien diferenciados: tintas y témperas vinculadas al cine y al teatro que representan escenografías y retratos de cantantes y actrices; pinturas que tienen al taller y a sus modelos como protagonistas y un conjunto heterogéneo de retratos centrados en la figura de Rosa Wernicke, reconocida escritora y compañera del artista.

Pintor, ilustrador, muralista y promotor y difusor del arte nuevo, Julio Vanzo (1901-1984) fue una de las caras más reconocibles del arte moderno en Rosario. Durante el recorrido de esta muestra podemos apreciar los cambios estilísticos más o menos acentuados que su producción sufrió durante un periodo decisivo de la historia del arte como fueron los inicios del siglo pasado.

Ya a principios de la década del 20, siendo aún muy joven, Vanzo fue uno de los artistas locales que más contacto tuvo con los movimientos europeos. Podemos notarlo en sus dibujos tempranos: tintas eróticas con cuerpos geometrizados resueltos con unas pocas líneas, tramas y planos y retratos de actrices cuyos rostros están exquisitamente sintetizados. Un conjunto de dibujos de pequeño formato que son deudores del cubismo y del futurismo. La influencia de estas tendencias pueden rastrearse, también, en el juego de vaivenes ondulantes entre el cuerpo, el cabello y los espejos que conforman la acuarela Las modelos, de 1927, donde el espacio y los personajes se interconectan.

Más adelante, en el núcleo dedicado al taller y a las modelos, notamos el mismo tema pero con una resolución muy diferente. Aquí aparecen óleos como Desnudo, de 1939, en el que la nota distintiva son los contornos acentuados, el aumento del contraste y un tipo de figuración monumental que podemos relacionar con los realismos en boga en el período de entreguerras. Sin embargo, como en los casos anteriores, se trata, de nuevo, de un desnudo concebido en su sentido constructivo, pinturas y grabados que ponen de manifiesto relaciones compositivas y organizaciones formales. Producciones en las que un artista tan versátil como Vanzo va ensayando con diversas corrientes, apropiándose de sus lenguajes.

Por otro lado, y guardando una especial atención, están los múltiples retratos de Rosa. De esta reconocida escritora se exhibe su famoso libro Las colinas del hambre, también ilustrado por Vanzo. La insistencia de su imagen se despliega en un sinfín de lienzos de diversos tamaños donde Rosa adopta posturas y Vanzo ensaya encuadres y estilos diversos. Entre ellos se encuentra su ya conocido El saco Rojo y una de las pinturas con las que culmina esta “función”: el pequeño óleo Mi compañera. Un cuadro en el que Rosa nos devuelve una mirada melancólica, pero siempre atenta y que Vanzo pintara hace casi 100 años. 

Revisitar y volver a sorprenderse con la figura de un clásico de la pintura de Rosario antes de que baje el telón parece ser una de las propuestas que plantea esta muestra.

“Julio Vanzo en 3 actos. 1920 – 1944” puede visitarse hasta el 2 de abril, de miércoles a domingo de 14 a 20 en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Pellegrini 2202).

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 700 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
Más por Gabriel G. Fernández
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Ctera reclamó el tratamiento de las leyes educativas

Luego de la Marcha Federal Universitaria que se realizó en todo el país la Confederación d