El club xeneize homenajeó a las Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto y Buscarita Roa. Ya habían otorgado carnets a socios desaparecidos y expulsado del padrón a los “honorarios” Lanusse y Massera. En tu cara, Macri.

Es 24 de marzo y el Club Atlético Boca Juniors no recuerda el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, ni siquiera, con un mínimo tuit, como sí hace la gran mayoría de los clubes de Primera. El dictador Alejandro Agustín Lanusse, ex presidente de facto, también es “presidente honorífico” del Xeneize y Eduardo Massera es “socio honorario”. Y en el Boca macrista no se ponen colorados por mantener esos reconocimientos a genocidas. Para esa gestión, los derechos humanos son “un curro”.

Sin embargo, no consideran curro que Mauricio Macri se haya quedado con medio millón de dólares de la transferencia de Martín Palermo a Boca, ni que le haya pedido el 15 por ciento de su pase al Patrón Jorge Bermúdez. El único “patrón” es él. Tampoco fue curro que en los balances figuraran compras de los ex Newell’s Ezequiel Garay y Fernando Belluschi, que jamás vistieron la azul y oro. O que el club figure con cuentas offshore, o que sea socio del Grupo Clarín (éste le pagó el sueldo a Bilardo cuando era DT Xeneize en los 90), otro amigo de la dictadura. Eso, para Macri y las gestiones de su color político, fueron negocios.

Pero en la Ribera empezaron a soplar nuevos aires desde el desembarco de Jorge Amor Ameal y Juan Román Riquelme, quienes en 2019 destronaron al macrismo del club con más socios en el país. “Hoy estamos cambiando la historia, recuperando la identidad que nunca debió haber perdido”, le dice a El Eslabón Alejandro Veiga, prosecretario y presidente de la comisión de Derechos Humanos de Boca, e impulsor del homenaje del pasado martes a las Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto y Buscarita Roa. “Es un cambio de paradigma muy grande”, coincide Matías Daglio, actual dirigente y referente de la organización Boca es Pueblo.

Boca abierta

El lamentable historial bostero en materia de derechos humanos de las últimas décadas se empezó a revertir con iniciativas como la de plantar un árbol de la Memoria un 24 de Marzo, con el acompañamiento de los organismos (Madres, Abuelas, Hijos, Familiares); el convenio firmado junto con River en la Ex Esma para buscar a socias y socios desaparecidos; charlas sobre el tema con referentes como Estela, Buscarita y Manuel Gonçalves. La nueva dirigencia también quitó la mancha del padrón expulsando a los “honorarios” Lanusse y Massera, y como contrapartida, le restituyeron la condición de socios a siete hinchas desaparecidos y le otorgaron carnets de socias honorarias a Lita Boitano, primero, y ahora a Estela y Buscarita. 

Foto: Télam

“Antes de asumir en el club, desde afuera siempre tuvimos una mirada crítica de que Boca no se expresaba sobre los derechos humanos”, cuenta Veiga, quien mucho antes de ser dirigente deportivo militó contra la dictadura en la Juventud Peronista y presidió durante 17 años la peña xeneize de Mar del Plata, una de las más grandes del interior. Y agrega al respecto: “No expresarse es ser cómplice de lo que pasó”. 

Daglio recuerda los tiempos en que hablar de Memoria, Verdad y Justicia puertas adentro de Boca era remar contra la corriente. “Siempre planteamos que haya un espacio de derechos humanos apenas asumió esta gestión”, remarcó el vocal de comisión directiva por Boca es Pueblo, espacio que además participa de la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino. En 2014 empezamos a participar como organización en los 24 de Marzo. “Venimos militando esto desde el macrismo. Cuando se funda el PRO empieza a haber muchísimos funcionarios que venían de la política al club a dar un discurso que iba totalmente en contra de la historia y las raíces de Boca”. De allí salieron tipos oscuros como Gustavo Arribas, representante de futbolistas exclusivo de Macri, devenido en titular de la AFI durante la gestión Cambiemos y acusado de espionaje ilegal. Y Carlos Stornelli, puente entre Macri y La 12 de Rafa Di Zeo, luego fiscal federal exclusivo en causas contra Cristina Fernández de Kirchner.

Es que para Mauricio Macri y sus secuaces, Boca fue una bolsa de negocios antes que una entidad social y deportiva sin fines de lucro. La Marca Boca se lo comió todo. Por eso, en La Bombonera no había lugar para la Comisión de DDHH que luego creó Alejandro Veiga. “Hoy estamos cambiando la historia del club, recuperando la identidad que nunca debió haber perdido. Un club de puertas abiertas, cerca de su barrio, de su gente”, resalta el dirigente, y aclara: “No somos más inteligentes que nadie, simplemente amamos intensamente al club y sabemos de qué se trata. No somos un Boca empresarial. Siempre decimos que los directivos están por encima de los ejecutivos. Que las Sociedades Anónimas son para ganar o perder plata. En cambio, los clubes sociales no mueren nunca porque los sostiene la pasión de su gente”. 

“Es un cambio de paradigma muy grande”, aporta Matías Daglio también en charla con este medio. “Que por más que haya alguna resistencia de ciertos sectores del club, lo importante es que el club da una muestra de cambio, que no mira para el costado en cuestiones de derechos humanos. Cuando fue lo de Santiago Maldonado, o lo del 2×1, Boca fue uno de los pocos que no hizo nada, ninguna muestra de repudio”. 

Recuperar la memoria

“Hoy es un día excepcional en mi vida. Esta excepción es porque voy a tener el carnet de socia de un club único y famoso”, resaltó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, durante el acto realizado en el salón Juan de Dios Filiberto, ubicado en el estadio xeneize. Su marido Guido vistió la camiseta de Estudiantes de La Plata, club que también la reconoció en 2017. “Seguramente donde esté su espíritu me preguntará ¿qué hice? Y le digo que he hecho lo que siento. Sé que mi marido me entenderá desde el cielo”, agregó entre risas. Buscarita Roa, también referente de ese espacio de DDHH, resaltó que “es un honor para mí que Boca me distinga con este carnet de socia. Seguiremos tratando de recuperar a los nietos, esa continúa siendo nuestra principal misión”. El presidente Jorge Amor Ameal, que días atrás cuando presentó como refuerzo al defensor paraguayo Bruno Valdez le pidió perdón a él y a su pueblo por la Guerra de la Triple Alianza (organizada por Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay), aseguró que “era necesario recuperar la identidad xeneize”, y que “este acto de hoy tiene que ver con eso”.

Para el organizador de la movida, esto “fue muy emocionante”, y “cada vez que hablan (las Abuelas) te dejan la piel erizada” Además, Veiga subraya que “en pos de la llegada masiva que tiene Boca, la tracción de la marca Boca, esto se replica fuertemente, más allá del fútbol”. Y adelanta: “Eso es parte de lo que hicimos hasta ahora, pero falta hacer mucho más. Siempre se puede hacer más, en la búsqueda de nietos, en reparar todo aquello que la dictadura avasalló. Esta dirigencia va en este sentido”. Daglio, por su parte, opina que “sea el presidente que sea, que el club deje de mirar para el costado es lo más importante”.

En Boca de todos

Ponerse la camiseta de los derechos humanos no es una tarea sencilla en los clubes del fútbol argentino. Y menos en Boca, donde eso era prácticamente una mala palabra. “La masa societaria durante el macrismo cambió mucho. Boca era de los sectores más populares, más allá de si eran socios o no, y lamentablemente con el macrismo el padrón de socios se modificó hacia el poder adquisitivo y hacia la derecha. Y eso repercute en muchas de estas reivindicaciones que hace Boca, sumado a que las luchas de Madres y Abuelas está muy hermanada al kirchnerismo, sobre todo para los que no tienen idea de armado político y asocian al kirchnerismo con cualquier lucha de derechos humanos. Si bien no me parece que sea tan errado, hace que la gente se confunda un poco de qué va este reconocimiento a las Abuelas”, analiza Matías Daglio, tras leer en redes sociales algunas críticas sobre el homenaje.

Alejandro Veiga, que tiene la misma edad que cantidad de años como socio del club de la Ribera, deja en claro: “He sido felicitado por quien corresponde, y he sido repudiado también por quien corresponde”. Y asegura: “El club siempre apoyó esto, nunca hubo nada en contra. La gente que nos votó avala esto totalmente. Después, mirás las redes y hay muchos que no sabés si son socios o hinchas. Sí son anti derechos humanos. Hoy son de Boca, mañana se disfrazan de otra cosa”.

Y a los que no les gusta, marche un Topo Gigio como el de Román a Macri.

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