Un programa educativo quiere llegar a las escuelas, clubes y espacios públicos con muchas ideas detrás: la principal es que todos puedan disfrutar de andar en bicicleta; casi como un imperativo o mejor como un derecho. Se llama La escuela en bici y es impulsado por un grupo de educadoras y educadores de distintas disciplinas.

Milton Barboza es uno de los referentes de este programa. Cuando se le pregunta cómo comenzó la iniciativa, primero se referencia en su historia personal: “Soy de andar toda la vida en bicicleta. Hice mi primaria y secundaria viajando en bici”. Ya viviendo en Funes surgió la idea –junto a otros pares– de empezar a reunirse y salir a pedalear por “plazas o circuitos con poco tránsito”. Y así llegó el convite a los más cercanos, a “los hijos de los vecinos para que se sumen con sus papás o solos, y nosotros nos hacíamos cargo de su cuidado”.

La propuesta no se hizo esperar, siguió pedaleando y creciendo para hacerse más abierta. “Un día –recuerda Milton– nos sentamos con Luciano Calluso, quien vivió en Barcelona y estuvo en actividades similares, y decidimos invitar a los niños a salir a la calle y a andar en bicicleta. Fuimos a las radios, a las escuelas. Empezamos con una convocatoria en una FM local y a juntarnos los sábados. Fuimos incorporando a otros compañeros y más actividades”.

Foto: Asociaciòn Civil Moviescuela

Actualmente se constituyeron como Asociación Civil Moviescuela. Además de Milton y Luciano, la integran Cecilia Dei-Cas, Virginia Privitera, Mauricio Montes, Vanina Algañaraz y Pablo Buffarini.

Desde el inicio, esas vueltas en bici tuvieron una razón pedagógica: aprovechar el entorno para aprender más. “El principio rector del plan es la ética de la responsabilidad”, subraya Barboza.

Así, poco a poco se unieron a los paseos espacios de lectura o visitas al Museo Gustavo Cochet, de Funes. Un espacio de arte que recuerda la obra del pintor, grabador y escritor homónimo. O bien celebrar el Día Mundial de la Bicicleta.

Siempre las actividades propuestas tienen como objetivo –apunta Milton Barboza– saber que “la bicicleta no es un fin último sino que es un dispositivo pedagógico” para llegar a otros aprendizajes, más allá de las aulas.

Dispositivo pedagógico

Milton Barboza es maestro de grado y profesor de tecnología y metalmecánica. Trabajó por muchos años como maestro en escuelas primarias en Rosario. Su vocación de enseñanza la llevó del aula a la bici y desde allí se entusiasma cuando habla sobre todo lo que se puede aprender con sólo salir a pedalear. Ni hablar del impacto que tiene para la salud integral de las personas.

Todos los temas valen. Desde matemática (como saber qué es una circunferencia y qué es su diámetro) hasta hablar de alimentación saludable y soberanía alimentaria, o bien cómo favorecer el cuidado ambiental. “Hicimos actividades como las de las bombas de semillas, con las que buscábamos baldíos o lugares abiertos y, previo acuerdo con los dueños, sembramos árboles o especies en riesgo de desaparición. También con el agua y relacionarla con los cuidados de la salud. Todo eso me daba una caja de herramientas para hablar con las familias y preguntarnos qué podemos hacer”, repasa el profe Barboza.

La escuela en bici es definida como un proyecto pedagógico. Se apoya en cuatro pilares, desde las que se construyen aprendizajes y agrandan esa caja de herramientas: son las áreas tecnológica, científica, artística y social. “Cada una tiene sus competencias y objetivos”, apunta el docente.

Foto: Asociaciòn Civil Moviescuela

Ya constituido como asociación civil, el programa comenzó a invitar a las escuelas. El esfuerzo de la iniciativa está en ofrecer aquellos contenidos –o formas de apropiarse de esos temas– que en la escuela, por diversas razones, no se dan. “Siempre la idea es de complementar, no de competir con el lugar de la escuela”, destaca Milton, quien se define además como un “defensor de la educación pública”.

El programa está orientado a chicas y chicos de 8 a 12 años. Cuando son actividades grupales no pasan de 50 en total, “no más de 12 o 15 niños por profesor”. En algunas ocasiones se han dado propuestas para chicos más chicos, con sus familias.

La idea arrancó en 2017, en Funes, aunque estuvo frenada por la pandemia. Ahora buscan un nuevo lanzamiento, con una campaña abriéndose a escuelas, clubes y demás espacios que se interesen en el ofrecimiento, y no sólo de la localidad vecina. La intención –dice Barboza– es siempre la educación de ciudadanas y ciudadanos “con perspectiva de movilidad sostenible y en una ciudad sostenible. Una apuesta pedagógica muy importante y que lo será más todavía ante los problemas de energía (que aumentan) y la cantidad de gente que habita en las ciudades”.

En Rosario

La propuesta de la bicicleta como motor de aprendizajes es más sencilla de pensar en localidades pequeñas. No pasa lo mismo con las grandes ciudades, y menos en aquellas como Rosario, donde a los problemas propios de las grandes urbes se suman los de la inseguridad.

“Nosotros fuimos a hablar con este municipio, están interesados en el proyecto. Sabemos que, en caso que quieran participar como política pública, necesitaremos un circuito seguro, con vigilancia o policía”, admite el profesor Barboza sobre los desafíos de implementar el proyecto en Rosario.

Foto: Asociaciòn Civil Moviescuela

Como antecedentes a favor rescata el programa de bicicletas públicas, la ciclovía y el de la Calle Recreativa. En este último trabajó durante dos años, en particular enseñando a andar en bici a mujeres de 65 a 70 años que, por diferentes razones, nunca pudieron disfrutar de esa experiencia.

Un primer paso para este año –dice Barboza– ya lo empezaron a dar con el club Nueva Aurora, cercano a las cuatro plazas. Proyectan hacer un circuito seguro para poner en marcha el programa.

Milton nació en Uruguay y se nacionalizó argentino. Nunca dejó de viajar a su país de origen y de mantener contacto. En estos días –contó a El Eslabón– planea ir a Salto, donde también piensan seguir con el programa educativo.

Ganar el espacio público

La presencia del pedagogo Francesco Tonucci y su prédica por hacer de las calles lugares seguros para las infancias es inevitable en la charla. El gran educador ha denunciado en entrevistas y en sus libros cómo el crecimiento del parque automotor desplaza los lugares de juego, y cómo las grandes ciudades invitan más a niñas y niños a estar quietos frente a una pantalla que jugando en la vereda.

El programa La escuela en bici va en sintonía con esa necesidad: de garantizar el derecho al juego, al disfrute y a los aprendizajes en todos los espacios.

Foto: Asociaciòn Civil Moviescuela

“Nosotros creemos que la calle pertenece a todo el mundo, tiene que ver con el ejercicio democrático. Si cedemos espacios vamos a terminar todos enjaulados y no tiene que ser así. Esto también es una forma de dar respuesta a la violencia y al avance del automotor. Es que hay que interpelar sobre lo que pasa, ponerlo en discusión y salir a pelear lo que se quiere. Es complejo cambiar algo si no se demanda”, opina el educador Milton Barboza.

La campaña del programa comienza formalmente el 15 de febrero que viene. A partir de entonces, quienes quieran saber más o conectarse pueden escribir al correo: laescuelaenbici@gmail.com

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