Bachi Tablada

“El Bachi cumple” se lee en el escenario armado en el medio de calle Tafí, casi esquina Spiro, ahí mismo donde funciona el Bachillerato Popular Tablada. Falta poco para las cinco de la tarde del sábado, las filas de sillas ya se llenaron de nenas y nenes del barrio que esperan ser parte de la música y de la fiesta programadas. Sobre la vereda algunos vecinos preparan el mate, otros algo fresco para tomar, y un grupo de mujeres armó un puesto de ventas de artesanías. Una discreta presencia policial es también parte de la escena que transcurre en plena Villa Manuelita. Las puertas de la escuela están abiertas. El Bachi cumple 10 años y hay mucho por celebrar.

A pocas cuadras de ese lugar, en 2013, arrancaba sus clases esta escuela pensada para personas jóvenes y adultas, que por diversas razones no habían empezado o terminado el secundario. Funcionaba en un gran salón, en 24 de Septiembre y Convención. El Bachi fue motorizado por el Movimiento 26 de Junio (M26) desde su trabajo barrial; y un empuje lo dio la experiencia de la Escuela Ética -impulsada por la agrupación Giros- que por ese entonces ya iba por el segundo año de sumar estudiantes en Nuevo Alberdi. El M26 y Giros conformaron la expresión política de Ciudad Futura.

Si la llegada de la escuela hizo ruido en el barrio, más lo que pasaba en sus aulas. Las y los estudiantes que se acercaron descubrieron que compartir una mesa con otros en las clases no era solo una cuestión de espacio, sino una invitación a aprender ciencias, literatura o sobre los problemas matemáticos de la vida cotidiana desde una perspectiva solidaria y colectiva.

El Bachi Tablada se define como una escuela de gestión social, reconocida en la letra de la ley de educación nacional (26.206) pero sin alcance real en la provincia de Santa Fe. La lucha por ser reconocida por el Estado santafesino como escuela es larga. Pero de pasos firmes. Los certificados que entregan son oficiales. Lo que queda por transitar es ser admitida en toda su dimensión de escuela, lo que implica además recibir subsidio estatal.

Bachi Tablada
El Bachi Tablada se fundó en 2013. Foto: Ciudad Futura.

El día a día 

“Incluir no es dejar entrar, es dar la bienvenida”. La frase es de la educadora rosarina Mariel Massari y aplica muy bien a la experiencia de este secundario de educación popular. En especial para contar que al Bachi llegan personas jóvenes y adultas que no siempre se han sentido contenidas en la escuela tradicional, que no han podido terminar la escuela a tiempo o ni siquiera empezarla. Y el Bachi Tablada les da la oportunidad de hacerlo.

Daniela Sánchez y Laura Scopetta son profesoras del Bachi. Se entusiasman hablando de cómo se trabaja en este secundario: por parejas pedagógicas y a través de problemáticas que desafían a los aprendizajes, los que ya se tienen y los que hay por sumar.

Cuentan que muchos jóvenes llegan a estudiar “para ser alguien”, otros “para tener un trabajo” o “terminar los estudios”. Todas razones válidas. Pero desde el Bachi quieren que vayan por más. “Nosotros trabajamos para que tengan otros proyectos posibles”, dicen las docentes.

Daniela asegura que lo mejor que tiene trabajar en el Bachi es “compartir un mismo proyecto con los compañeros”. Para Laura “es un lugar donde se puede hacer y ver la transformación” que ofrece la escuela.

El Bachi es una referencia en el barrio. Desde 2020 funciona allí una Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC), que depende del Sedronar. Una manera de identificarse e involucrarse con las problemáticas del territorio.

La experiencia pedagógica que llevan adelante es también movilizadora para quienes se preparan para enseñar en la educación secundaria. El día del cumple también estaban presentes en los festejos el director del Instituto Superior N° 16, Pedro Dabin, y la profesora Ariana Revelli. Desde hace dos años estudiantes del profesorado de biología de esa institución cursan sus prácticas de enseñanza en el secundario de Villa Manuelita.

Y también -entre muchos otros invitados- se acercó a saludar la década de trabajo de la escuela el referente de la Biblioteca Popular Pocho Lepratti Carlos Núñez.

Sostener el territorio 

Bachi Tablada.
Los concejales Pitu Salinas y Juan Monteverde. Foto: Ciudad Futura

En una de las paredes del interior del Bachi están las imágenes de Patom, Mono y Jere, los jóvenes asesinados en Villa Moreno el 1° de enero de 2012, acompañadas de la leyenda: “Viven en nuestra lucha. Presentes, ahora y siempre”.

En la misma vereda, y a pocos metros de la escuela, hay un mural que recuerda a Alexis González, un joven de 19 años asesinado en agosto de 2021. “Lo pintaron los del Bachi”, dice un vecino. El mural es un homenaje a Alexis: “Dios nos da memoria para nunca olvidar a quien amamos”.

El concejal Pedro Pitu Salinas (Ciudad Futura) celebra los 10 años del Bachi Tablada, al tiempo que reconoce lo especial de la fecha. Expresa que “lo más loable es su sostenimiento”. Habla del lugar donde se emplaza la escuela y lo valioso que es que se mantenga: “Aquí estamos, en el corazón de Villa Manuelita, donde si uno mira las estadísticas criminales los hechos son muy repetidos”.

Para Salinas, “haber podido sostener la escuela en funcionamiento y durante tantos años, y que propiamente el Bachi se haya transformado en un lugar de referencia en el territorio para un montón de vecinas y vecinos, es fundamental; porque es la seguridad pensada de manera sostenida en el tiempo. No tiene que ver con la saturación de efectivos policiales, de la jurisdicción que fuera, sino poder generar otro tipo de lazos y vínculos sociales en el territorio”.

El concejal valora además que la escuela pueda anexar otro tipo de propuestas, como la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario, “para pibas y pibes con adicciones”, o un centro de consultas vecinales.

Para Salinas la tarea del Bachi se explica en el intento diario por “vincular a las vecinas y vecinos” en un contexto donde lo que sobresale es el miedo. Y lo que sigue al miedo “es la fragmentación, el aislamiento”. El reto -defiende el concejal- es el trabajo en común cuando todo conduce a mantenerse separados.

En otras de las paredes del Bachi se lee en unos afiches: “A la exclusión, confrontación”, “La solidaridad como bandera” y “Educar es transformar la realidad”. La misma frase -esta última- que lleva estampada en una remera con letras negras y fondo celeste y luce feliz uno de los estudiantes.

 

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