En el domingo de Pascuas, Newell’s y Rosario Central empataron 0 a 0, en el Coloso Marcelo Bielsa, por la fecha 10 de la Liga Profesional. El trámite del partido no le escapó a la lógica de los derbis de la ciudad.

Más nervios que juego, más disputas que ideas. Mucha fricción y sin goles. Así terminó esta nueva edición del clásico que paraliza la ciudad, disputado en el Parque Independencia, en el cierre del fin de semana largo por Semana Santa. 

El inicio del partido se hizo esperar unos minutos. Una bomba de estruendo impactó cerca de Jorge Broun y le cortó el pómulo. Esto, sumado a unos hinchas colgados de lo más alto del alambrado detrás del arco del Palomar, hizo que el encuentro comenzar unos minutos después de lo previsto.

Los primeros minutos fueron demasiado cortados, nada nuevo en un clásico rosarino. La primera parte, más que un partido de fútbol, pareció un desafío de pelotas paradas. Así fue como el Canaya tuvo sus mejores posibilidades: en la cabeza de Facundo Mallo primero, y en la de Alejo Veliz después. En ambos, con frentazos débiles.

Sin embargo, la más clara de esa primera parte estuvo en el arco de enfrente, cuando un buscapié de Bruno Pittón encontró en la banda opuesta a Brian Aguirre, que con el arco casi a su merced (Fatura ya estaba prácticamente vencido) no pudo encontrar eficacia en el remate, que ese pareció más un rechazo que un intento de meterla entre los tres palos.

Foto: Télam

La paridad en el juego se mantuvo en el comienzo del segundo tiempo. Newell’s tenía más la pelota, pero sin incomodar demasiado a la última línea auriazul. Cuando salía de su campo, Central se arrimaba con algo de peligro. El volante Kevin Ortiz estuvo cerca de perder una pelota comprometida en la mitad, pero salió bien y se animó desde afuera, que obligó a una buena atajada de Lucas Hoyos.

El rojinegro empezaba a inclinar la cancha a base de la tenencia, pero los de Arroyito respondían de contra. El colombiano Jaminton Campaz pateó desde afuera, por encima del travesaño. Después, Ignacio Malcorra desbordó a su marca y encontró a Veliz, que incómodo, la entregó suave a las manos de Hoyos.

Pasada la media hora del complemento, los dos equipos bajaron la persiana. Se arriesgó poco y nada, y los arqueros dejaron de tener trabajo. Los entrenadores Gabriel Heinze y Miguel Russo metieron mano en sus respectivos equipos para torcer el cero, pero no hubo caso. Con la igualdad sin goles, ambos se fueron aliviados pero no satisfechos. Necesitaban la victoria para no perderle pisada a los de arriba.

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