Desarrollo esta crónica de la séptima edición del festival Psicotropía teniendo en cuenta que es imposible presenciar 18 espectáculos musicales, esparcidos en tres escenarios, durante 16 horas de grilla, además de recorrer los stands de la feria montada en el hermoso predio del Parque Sarmiento de Carcarañá. La única forma de contar una experiencia tan inabarcable es fundiéndose en ella y transitando a un paso tranquilo los secretos que el festival esconde.

Me adentro en el predio ceñido por el río Carcarañá y en el disfrute del arte y de su pintoresco público en busca de vivir experiencias enriquecedoras y emocionantes.

Postdata: Misión cumplida.

Empieza el ritual

A las 15hs se abre el escenario 2 con Energy, banda con batería, teclado, dos guitarras, saxofón y bajo.
Sus integrantes son un grupo de chicos que desarrolla un rock nacional que recuerda, a través del tono de la voz y los arreglos musicales a la obra de Alma y vida, Pastoral, Arco iris y la música que acompañaba al floreciente movimiento hippie de la década de los 70s y 80s en la Argentina.

Una guitarra desafinada y un sonido insuficiente (los parlantes de voz saturan) atentan contra una banda muy original para los tiempos que corren, que ejecuta bien su música y tiene en el poder evocador de la voz de su cantante su mayor virtud.

Trinos en el bosque

Habiéndome perdido la actuación del dúo Kulemba por ser simultánea con la de Energy, llego a las 16hs a la zona protegida del camping de Parque Sarmiento, ahí se encuentra oculto el Escenario X, compuesto de una lona en el suelo, sin parlantes ni luces. Al llegar, un grupo de personas sentadas entre los robles escuchan a Juli Piemon, una joven que, guitarra acústica en mano, y acompañada de un guitarrista/precusionista canta canciones en voz baja convirtiéndose en uno más de los sonidos del bosque.

Su voz recuerda a las cantautoras inglesas y canadienses del estilo de Avril Lavigne utilizando el falsete de manera muy agradable.

Luego de algunas canciones de tinte intimista, Juli deja paso a Nogal, una formación debutante compuesta de una cellista, un violinista y un compositor y cantante con guitarra acústica.

El trío despliega armonías vocales y viste canciones eclécticas con muy buen criterio. Los troncos que los rodean reciben el lenguaje de los instrumentos de maderas nobles, es un diálogo natural donde no ínterviene ningún elemento electrónico. Las canciones llaman a pensar en Radiohead y King of Convenience.

El relax antes de la tormenta

A las 18hs Lucas en Marte, banda que había sido programada en el escenario 2, abre el escenario principal. El conjunto compuesto por batería, bajo, coro, dos guitarras y teclado es la primera del festival en la cual la formación tiene más mujeres que hombres.

Al frente, guitarra eléctrica en mano, un joven de pelo verde proyecta una voz que traza un parentesco con Luca Bocci. El estilo del grupo se ubica en el soft funk, la guitarrista principal se expresa con soltura y efectividad a la hora de los solos.

El concepto es atrapante, y el show conduce al público por distintos estadios mostrando también canciones de un tinte más melancólico y profundo muy bien logrado a base de intrepidez musical.

Foto: Denise Avendaño

A las 18.45hs se sube Mutu, una rapera con una backing band que forma con una bajista, una guitarrista, una tecladista y un baterista. Mutu utiliza las pantallas Led del escenario para complementar la propuesta estética.

A nivel musical la banda suena prolija y consistente cumpliendo el objetivo de acompañar a la front woman que agita y pide que la gente levante las manos.

Un show de rap con banda en vivo siempre es bien recibido, aun siendo un estilo muy en boga hoy en día.

Rock progresivo not dead

A las 19.30hs toma el escenario Scottish con la noche de telón y el río a sus espaldas. Con teclado, percusión, batería, guitarra y bajo, el quinteto instrumental de la zona oeste de rosario aporta el tinte Woodstock que todo festival necesita. Rock Progresivo latinoamericano en el cual resuenan las tumbadoras y el bongó del percusionista en ida y vuelta con la batería y el bajo para ofrecer un colchón ideal sobre el cual desplegar los solos de guitarra.

A las 20.45hs la enorme banda rosarina Ponzonia regresa a un escenario después de 3 años de inactividad (habían tocado 3 días antes en el festival a beneficio del músico Lautaro Bobadilla Martinez).

 

La banda es una avalancha de rock ultra virtuoso y descarnado que toma a la audiencia de rehén para llevarla de viaje por un universo musical infinito, favor que aquellos que ya empezaron a experimentar con los primeros psicotrópicos agradece con creces.

El quinteto instrumental de guitarras, bajo, sintetizador y batería cubre la cuota de math rock que Psicotropía supo ofrecer en ediciones anteriores con bandas como Hungría.

Fernando Arenales dirige desde su batería una orquesta post apocalíptica de rock desenfrenado inundando la naturaleza circundante de pura emoción melódica.

Tanto Scottish como Ponzonia dedicaron sus recitales al músico recientemente fallecido Lautaro Bobadilla Martinez.

La luna hace su presentación y a las 22.20hs luego de un intervalo bastante más largo que los demás se sube al escenario la formación de Fauna Versus: cinco chicos con dos guitarras, batería, sintetizador y bajo, tocan música instrumental e inmersiva apoyándose en pistas programadas que los ayudan a transmitir las atmósferas más calmas de sus composiciones. En comparación con sus dos bandas antecesoras desarrollan paisajes menos frenéticos, pero sin renunciar a las distorsiones y los arreglos rítmicos contratiempados.

Promediando el recital suman a su paleta un loop de música electrónica con bombo en negras y voces reverberadas al estilo de Peces Raros, banda en la cual parecen estar influenciados hasta estéticamente.

Los Fauna Versus dan un show muy integral trabajando bien las visuales y el vestuario además de su música que ejecutan con perfección.

La revelación

Ya inmersos en la noche, a las 23.15hs comienza el recital de Sur Oculto, conjunto instrumental cordobés que consta de un tecladista, un baterista y un bajista.

Con los mismos recursos que el resto de las bandas logran un despliegue visual mucho más imponente, mientras que a nivel musical arrollan a la gente, sonando como un ensamble diabólico aun cuando son solo tres músicos. Logran una propuesta atrapante e inquietante por su oscuridad.

La gente queda pasmada ante el tinte esquizofrénico de la música de tres intérpretes que funcionan como uno por el nivel de conexión que tienen entre ellos.

Destrozan sus instrumentos a toda velocidad para luego frenar rotundamente y modificar el sentido de las canciones a lugares impredecibles.

Sin dudas Sur Oculto es una de las bandas más originales y disfrutables de la grilla. Tres desquiciados que forman y deforman la música a su antojo como si fuera la más maleable arcilla.

A la 1.00hs Cortito y Funky, banda emergente de la escena rosarina sale al escenario principal del predio de Parque Sarmiento para dar su show de puro funk y groove ante la mayor cantidad de gente expectante de la noche que bailó sin miramientos.

Camilo Corradín, quien se quedará sobre el escenario para tocar la batería de Calíope Family también, es una delicia de músico y se pone a la banda al hombro mientras que sus compañeros en el bajo, la guitarra, el teclado, saxos y trompetas acompañan al cantante y showman que afina siempre y contagia emoción y actitud.A las 2.15 Caliope Family cierra el escenario principal.

La banda más consagrada del festival despega su cohete de ritmo, flow y estilo, con el rapero Brapis manejando los hilos del ritual, hilvanando frases con especial precisión y expresión.

La gente se rompe las manos aplaudiendo a la majestuosa banda que exporta rap rosarino de calidad para todo el país.

La participación del rapero porteño Acru como invitado en «Túnel» fue un punto alto del evento y lo que más movilizó a la gente que, agolpada frente al escenario, saltó y cantó de manera emocionante.

Hasta este memorable evento llegó la energía del cronista que firma esta nota. Luego de semejante desgaste (y sin un aditivo) me tuve que ir a la carpa a recostarme mientras oía la muestra de circo que reinauguró el escenario 2 y el comienzo de la parte de los DJs.

Mención especialísima para Serial Chiller, dj que con su experimento de techno, psytrance y dubstep prendió fuego el escenario 2 ya convertido en pista de música electrónica donde la incansable energía del público se desbordó de baile y disfrute hasta el amanecer.

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