De la mano de Tinelli, Gustavo Scaglione descubrió América. Comunicación, poder y concentración de la propiedad de los medios. El mundo de las finanzas y la lógica mercantil de la información.

“Con Gabriel Hochbaum y Daniel Vila siempre conversamos y estaban las ganas de trabajar juntos. Mucho ha tenido que ver Gustavo Scaglione, mi querido amigo, el dueño de canal 3 de Rosario”, dijo el 29 de marzo pasado el conductor televisivo y empresario Marcelo Tinelli al dar a conocer su desembarco en el canal televisivo América TV, de la mano del “prestamista rosarino”, como le bajan el precio al presidente de Televisión Litoral (TVL) algunos adversarios del ex presidente de San Lorenzo de Almagro. Se sabe entonces que el empresario rosarino tuvo “mucho” que ver en la llegada de “Marce” al canal, aunque no se conoce con precisión cuánto. La relación entre ambos nació el año anterior, cuando el showman acopiaba cheques rechazados por falta de fondo y no podía hacer frente a una deuda contraída con otro financista local, Arturo Víctor Trini, accionista del grupo de cambio y turismo Carey, de la que se habría encargado el dueño de Televisión Litoral y del Multimedios La Capital, entre otras compañías de medios de comunicación que acaparó en los últimos años. Así, Scaglione ingresó a América, aunque no del modo por el que estuvo pujando con el también empresario de medios Marcelo Frígoli (que el año pasado se quedó con LT3 de Rosario) por la compra del 50 por ciento de las acciones en manos de Vila-Hochbaum.

Un año antes, el 15 de marzo de 2022, el conductor de Showmatch estuvo en el noticiero De 12 a 14 que se transmite por Canal 3 de Rosario y se mostró junto a Scaglione cuando alcanzaron el acuerdo que aventó los fantasmas financieros que acosaban al empresario nacido en Bolívar. Desde entonces, el “financista rosarino” casado con Josefina Daminato, miembro de la familia que construyó la financiera y casa de turismo que lleva ese nombre, tejió un vínculo con Tinelli que lo ha convertido en su “querido amigo”.

Ser presidente

Aunque no se conozcan públicamente los detalles del acuerdo entre Tinelli y Scaglione, que permitirá al primero llevar sus programas a América y gerenciar el canal, para Scaglione la operación supone hacer pie en la Ciudad de Buenos Aires, donde están radicadas las oficinas del ubicuo Dios.

Antes, el financista expandió su influencia mediática a Entre Ríos, Río Negro y Córdoba, y su último destino previo al descubrimiento de América TV fue Tucumán, donde se quedó con el ex Canal 8 de esa provincia que estaba en manos de Telefé, emisora que orbitaba en el grupo Paramount+.

En octubre de 2021 los periodistas Pablo Fornero y Juan Pablo Darioli entrevistaron al titular de TVL y el Multimedios La Capital para el medio digital Letra P.

—¿Piensa en una proyección nacional?, le preguntaron.

—Tenemos el (diario) Uno en Santa Fe, una radio. Estamos en Paraná. Ahora estamos en Bariloche. Si te quedás, te estancás y retrocedés, esto es una constante evolución. La mente está puesta en diferentes lugares, con más desarrollo en Santa Fe y también pensamos en Buenos Aires. Los medios son mi pasión.

Al referirse a sus objetivos de crecimiento, los explicó con una metáfora política: “Es como preguntarle a cualquier político que es intendente si no quisiera ser presidente. Pero hay que crecer como corresponde”.

De intendente del predio de Presidente Perón al 8100, Scaglione avanzó en menos de una década en la búsqueda de la Casa Rosada del empresariado mediático. Hoy es uno de los principales jugadores del interior del país en ese rubro.

Pero también demostró que su modelo de negocios es el de la diversificación. Tiene (o tuvo) interés en quedarse con Vicentin tras el escandaloso concurso preventivo de la agroexportadora y buscó ingresar junto a otros socios en la láctea Sancor.

En aquella entrevista habló sobre el poder y la libertad que otorga la oligopolización de empresas en el ecosistema de medios.

¿La concentración de medios en una sola mano no afecta la democracia informativa?

—Mi criterio es la libertad. En nuestros medios se escriben 500 mil notas por día y la competencia que tienen es tremenda. Operaciones no. Este tipo de cosas no existe. No hay nada atrás.

“Le tienen pánico”

Sin embargo, hay quienes no creen que sea tan así. El poder que el “prestamista rosarino” concentró en los últimos años no debe medirse –solamente– en términos económicos, sino de influencia. No resulta lo mismo ser propietario de una cadena de frigoríficos que de un grupo de medios de comunicación. Lo sabe la dirigencia política, que se sienta con los matarifes para negociar el precio de la carne cuando sube mucho y con los dueños de medios para –en ocasiones– allanarse a sus deseos.

El poder de los medios de comunicación reside más en lo que ocultan que en lo que muestran y en su función –entre otras que poseen– de construir sentido común, guardan aún una enorme capacidad de daño. Relativizada en los últimos años, es cierto, por el crecimiento del uso de redes sociales y la diversificación y multiplicidad de plataformas y contenidos.

En una entrevista que concedió a la agencia Paco Urondo el año pasado, el ex ministro de Seguridad santafesino, Marcelo Sain, fue consultado acerca de cómo “juega el poder mediático” en Santa Fe.

Respondió con una anécdota, de la que ofreció como testigo al diputado nacional y hombre de confianza de Perotti, Roberto Mirabella.

“En febrero de 2020, hacía dos meses que yo era ministro y el (entonces) senador Roberto Mirabella, a quien yo quiero mucho (…) me dice «te quiere conocer Gustavo Scaglione, el dueño de La Capital». Fuimos a comer al famoso quincho del canal, que es uno de los medios del grupo de él, donde se ve que junta a personas que considera importantes”.

Los tres comieron, contó el ex ministro, y luego Scaglione le dijo: “Yo quiero el éxito de tu gestión porque también será el éxito de los santafesinos, pero vos tenés un problema con el senador (Armando) Traferri que es amigo nuestro. Yo manejo la relación de Traferri con el gobierno, déjame manejar la tuya con Traferri”.

“Le respondí como en su momento lo hizo Néstor Kirchner con Héctor Magnetto cuando éste le objetó la candidatura de Cristina a la presidencia: «Vos dedicate a manejar el Grupo Clarín que la política y el Gobierno los manejo yo»”, según el recuerdo de Sain, quien insistió en ofrecer como testigo del diálogo a Mirabella.

Agregó en la misma entrevista: “Te imaginás cómo cambiaron de tema los dos. Porque yo lo que estaba defendiendo ahí era la soberanía de la política. En Santa Fe le tienen pánico a Scaglione. Él se siente el señor feudal de Santa Fe. Entonces va toda la política a pedirle instrucciones, directivas”.

Sain está imputado desde fines del año pasado por asociación ilícita, abuso de autoridad, peculado y otros delitos en una causa que la mayoría de los medios de comunicación denominan de “espionaje ilegal”.

Scaglione se constituyó como querellante en ese caso porque su nombre aparece entre las búsquedas realizadas por el equipo del Ministerio, aparentemente en una causa judicial relacionada a la adquisición del diario La Capital.

En su condición de querellante accedió al contenido del teléfono móvil personal secuestrado a una imputada en la investigación y difundió parte de esos audios –en muchas casos sin relación con el objeto de la causa, el presunto espionaje ilegal– a través de sus medios.

“Operaciones no. Este tipo de cosas no existe. No hay nada atrás”, dijo en la entrevista a Letra P.

Buenas noches América

De acuerdo a las publicaciones en varios medios, el acuerdo que llevó a Tinelli a América TV está fundado en la cooperación financiera del “querido amigo” dueño de Canal 3.

El histórico rival de “Marce”, Mario Pergolini, se burló incluso al aire del modo en que el conductor regresa a la tele: “A uno que vuelve a la televisión, no importa quién, le pone la plata un prestamista”, dijo. “Es el que le pone la plata por estar en su trabajo. El prestamista pone la guita de todo lo que tengan que hacer y si ganan guita el prestamista es el primero que cobra, y después ellos. Y el canal no pierde dinero”.

Foto: Télam

También Jorge Rial se refirió al asunto, al afirmar en un tuit que “quien destrabó el problema económico fue el empresario rosarino Gustavo Scaglione, dueño de medios de esa ciudad”.

“El poder detrás del trono. ¿Quién es el que puso la plata para la vuelta de Tinelli? Ese hombre se llama Gustavo Scaglione, financista rosarino y hombre de medios”, abundó en la red social.

La firma de Tinelli en América incluyó en la foto institucional a Daniel Vila y al propio Scaglione.

En el contexto que construyen –sobre todo– algunos medios nacionales sobre la situación de la ciudad de Rosario, unir las palabras “financista” y “rosarino” posee un significado casi unívoco.

Aunque el asunto es complejo, igualmente no es para menos. Dos miembros del Grupo Carey, del que es accionista Arturo Trini –el financista con el que presuntamente Tinelli no pudo cancelar una deuda– fueron imputados por lavado de activos en la causa que se abrió tras el asesinato del narco Marcelo Coto Medrano, al descubrirse que el mismo día del crimen había cambiado pesos de origen ilegal por dólares en la financiera Cofyrco, de la que era socio Patricio Carey.

Otros dos socios, Guido Garay y Fernando Vercesi, se declararon culpables ante el Poder Judicial del delito de lavado de activos y así, mediante un procedimiento abreviado, obtuvieron una condena de ejecución condicional. Es decir, quedaron en libertad.

También dos operadores del grupo, Carlos Ciochetto y Carlos Aníbal Bacigaluppo, ligados a la Mutual 29 de Noviembre fueron procesados e irán a juicio por intermediación financiera no autorizada, como un desprendimiento de la causa por el asesinato de otro “cuevero”, el santafesino Hugo Oldani, asesinado en su oficina del centro de la capital provincial el 11 de febrero de 2020.

Tras ese homicidio, se descubrió que en una habitación de la sede de Oldani Turismo había unos tres millones de pesos y un millón de dólares en efectivo, cuyo origen aparentemente no estaba declarado.

Por la “cueva” ubicada en la Galería Rivadavia se cree que circulaba dinero negro de un poderoso sindicato, de un empresario de medios de comunicación y de miembros del Poder Judicial.

Como Rosario es una ciudad mediana y su mundo de la finanzas relativamente pequeño, los pocos jugadores se conocen y suelen combinarse.

Así, el presunto prestamista de Tinelli, Arturo Trini, compartió una sociedad llamada Libson SRL con el hombre de negocios Gustavo Shanahan, procesado también por lavado de activos provenientes de la venta de drogas de la banda liderada por el piloto civil Julio Rodríguez Granthon, alias Peruano, que cumple condena por narcotráfico.

Shanahan fue titular de la firma que explotó el Puerto de Rosario, inversor en empresas de juego de azar, desarrollador inmobiliario y financista.

El mundo de las finanzas es, también, el de las opacidades necesarias para la circulación del dinero no declarado, originado en diversas actividades como el narcotráfico, el comercio de cereal en negro, la evasión impositiva y la usura.

Trini y Scaglione provienen del mundo de las finanzas, pero no existen reproches penales en ese sentido para ninguno de los dos. Sin embargo, es comprensible el mote de “prestamista rosarino” que la prensa porteña le endilga al empresario de medios local.

Concentración

El problema no es un nombre, sino los efectos que provoca la concentración de medios en las posibilidades ciertas del ejercicio de la libertad de expresión –tanto de periodistas como de ciudadanos– y el acceso a la información.

El apellido del esposo de Josefina Daminato se destaca, entonces, por su ambiciosa adquisición de empresas de comunicación en un contexto en el que la mirada dominante sobre los medios y la circulación de noticias es predominantemente desde la perspectiva del mercado y no como un derecho humano de los pueblos.

La concentración de la propiedad de los medios en pocas manos –proceso que se inició con tibieza en la década del 90– es alarmante, tanto como el sistema de pauta publicitaria que alimenta a los gordos y pone a dieta a los flacos, atentando contra la pluralidad de voces.

Los despidos en Clarín como modo de disciplinamiento de las fuerzas de trabajo, que corre el eje de la paritaria encarada por el Sipreba a la pelea por los cesanteados, se combina con los ataques del multimedios a las experiencias autogestivas y populares (ver nota aparte).

La concentración mediática es paralela y compañera del proceso de concentración económica en general, que requiere de su ejército de producción de sentido común para el señalamiento de los buenos y el disciplinamiento de los malos que, invariablemente, son los que cuestionan ese estado de cosas e indican que no es “natural”.

En la entrevista aludida, le preguntaron a Scaglione “¿cómo es su relación con la política?”, a lo que respondió: “Por este despacho pasaron muchas personas de la política, de diferentes tendencias e ideologías. La única frontera es entre la buena gente y la mala. Después hacemos mucha política. Lo que no hacemos es política partidaria, pero cuando hay causas que son importantes para la sociedad nosotros tenemos que poner el eje en eso porque el beneficio es del ciudadano”.

Clarísimo: el poder económico-comunicacional se ubica por encima de las banderías políticas, en la que operan sus dóciles “gerenciadores”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 22/04/23 

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