Se inauguró “Solo existe lo inevitable”, exposición de pinturas, dibujos e ilustraciones de Virginia Pontelli que pueblan la vidriera del espacio Rivoire, ubicado en la galería del pasaje Pan.

En una pantalla de televisión vemos una heladera con la puerta abierta. En su interior todo parece normal hasta que notamos, con sorpresa, una cabeza apoyada sobre un plato. Captamos, entonces, un movimiento imperceptible: el de una chica en cuclillas que desde un primer plano mira al espectador y parpadea por un instante. Se trata de una obra digital de Vir Pontelli para el espacio de arte de Rivoire. Una breve animación reproducida en un televisor que proyecta luz como un cartel publicitario. Un cartel cualquiera en una metrópolis plagada de gente que mira sin mirar. 

“Sólo existe lo inevitable” es una antología acotada con pinturas recientes e impresiones de ilustraciones digitales en forma de NFTs. Como “bonus” encontramos una carpeta con dibujos a microfibras con detalladas escenas de objetos y paisajes. En este pequeño muestrario, que constituye la primera individual de Vir Pontelli, se cruzan el fan art, el k-pop y una tradición situada de la pintura rosarina.

“Alguien por ahí” es un grupo de obras digitales que fueron impresas exclusivamente para esta ocasión. Tienen como punto de partida el universo de la moda y los videoclips pero van más allá, poniéndose en contacto con el cine de terror y fantasía. Sus escenarios son los rincones de las grandes ciudades con sus derivas de estímulos constantes. En estos dibujos el acecho de unos ojos rojos y la figura amenazante de un monje, cuyo contorno por momentos se recorta en el fondo negro y convive con modelos que posan despreocupados ante el lente de la cámara.

El contraste entre estas miradas es un recurso que llenará de ironía e inquietud este sosegado mundo de vidrieras que poco a poco se torna amenazante. Como vemos, Vir toma distancia para abordar lo cercano y, en ese golpe de efecto que tiene la superposición de realidades lejanas, surge esa nueva mirada sobre lo cotidiano. Lo notamos en sus dibujos digitales, que causan sorpresa y horror, y sobre todo en sus retratos de idols con fondos indiscutiblemente rosarinos.

A estos últimos se les reserva una pared completa. Son un conjunto de pinturas en tela y en papel donde el estereotipo publicitario es alterado por medio del material y los soportes sencillos. En ellas, la imagen idealizada de los modelos se transforma por la acción de un trazo y de una textura que anuncia una presencia precaria. El tratamiento de la superficie se vuelve entonces una forma de identidad individual: ninguna mancha puede ser igual a otra. A diferencia de las poses pautadas y la perfección imposible del retoque digital, la huella del pincel deja una marca única y distintiva. Con este gesto, Pontelli habilita una forma renovada de captar aquello que a un golpe de vista casi pasa inadvertido.

“Solo existe lo inevitable” puede visitarse de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 14.30 a 17.30 en Rivoire (Córdoba 954, Pasaje Pan, local 7).

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