Una escuela técnica de Gaiman (Chubut) asistió a otras escuelas rurales de la zona para crear invernaderos con plantas nativas y realizar huertas. En una secundaria especial de Villa Allende (Córdoba) los estudiantes diseñaron bastones de aluminio para personas ciegas y de baja visión, además de señalética en braille. Estudiantes de Gastona Norte (Tucumán) organizaron el proyecto Profesoritos, con la meta de acompañar la alfabetización digital en el ámbito rural. Y una secundaria de Rosario llevó adelante una investigación en derechos humanos con el barrio, para ahondar en la memoria local.
Apenas algunas de las miles de experiencias escolares reconocidas, a lo largo de dos décadas, por el Premio Presidencial Escuelas Solidarias. No es una distinción más, sino un reconocimiento del Ministerio de Educación de la Nación a las instituciones educativas -todos los niveles y modalidades- que llevan adelante experiencias de aprendizaje solidario.
La intención del Premio -creado en 2003-, además del reconocimiento en sí, es relevar este tipo de experiencias que permiten “a las y los estudiantes ampliar su horizonte de aprendizaje y comprometerse en la transformación de su comunidad junto con otros actores sociales”.
Una nueva oportunidad se abre para que las escuelas, sus docentes y estudiantes, compartan estas iniciativas consideradas de alto valor pedagógico. Hasta el 30 de julio próximo, todas las escuelas del país que estén desarrollando experiencias educativas solidarias están invitadas a participar de la nueva edición del Premio Presidencial Escuelas Solidarias. Toda la información y requisitos para anotarse en el portal de Educación, haciendo clic aquí.
Integrar aprendizajes
¿Qué es lo busca este premio? Según explican desde el Ministerio de Educación de la Nación, reconocer a las escuelas “que mejor integren el aprendizaje curricular de las y los estudiantes con acciones solidarias destinadas a mejorar la calidad de vida de su comunidad”. Además de darle visibilidad al trabajo de las y los docentes que orientan estas propuestas pedagógicas.
La edición 2023 de la distinción nacional está dirigida “a todas las escuelas de gestión estatal, privada o social, de los niveles inicial, primario y secundario y de todas las modalidades que estén desarrollando experiencias educativas solidarias”. El requisito para participar es presentar la experiencia ante el Programa Nacional de Educación Solidaria.
El reconocimiento otorga seis Primeros Premios de cien mil pesos cada uno; cinco Segundos Premios de setenta mil pesos cada uno y cincuenta Menciones de Honor de sesenta mil pesos cada una.
¿Qué se mira y valora de las experiencias pedagógicas que cada año presentan las escuelas? Un punto clave es que las propuestas “involucren el activo protagonismo juvenil en la participación social y ciudadana”. Otro que la experiencia implique “acciones solidarias concretas, orientadas a colaborar en la solución de problemáticas comunitarias, junto con la comunidad y no solo para ella”. Y también que en el diseño de este trabajo, se pongan en práctica lo que se aprende en las aulas y que además se promuevan nuevos aprendizajes.
La iniciativa -agregan desde Educación- “incluye orientar a todos los proyectos presentados a través de una devolución técnica, sugerencias bibliográficas y envío de materiales de capacitación”.
El Premio Escuelas Solidarias se apoya en la ley de educación nacional (26.206), que “incluye numerosas referencias a la necesidad de formar a las y los estudiantes para la ciudadanía activa y en valores solidarios y de promover la realización de proyectos educativos solidarios y acciones de aprendizaje-servicio”.
Desde sus comienzos, participaron del Premio Presidencial Escuelas Solidarias más de 19 mil instituciones educativas de todo el país y fueron presentadas más de 33 mil proyectos.
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