En su vuelta a la plaza de Mayo, Cristina volvió a esquivar definiciones respecto de candidaturas y reiteró su llamado a priorizar el debate sobre cómo debe ser la próxima gestión de gobierno como eje de militancia para esta etapa de la fuerza política que comenzó a forjarse en 2003 y hoy le toca conducir. “Esta es la discusión que están esperando millones de argentinos y no las boludeces que se dicen todos los días en los medios de comunicación”, resumió, promediando su discurso ante la multitud que volvió a copar la plaza para reafirmar identidad y presencia, como en aquellos buenos y no tan viejos tiempos.

Lo que hay que ir a decirle a la gente en esta campaña electoral, planteó, es que hay que votar a favor de un gobierno que gestione el Estado en base a un puñado de definiciones generales pero precisas, como la de “dejar de lado” la tutela extranacional que supone el actual vínculo con el FMI para impulsar “un salto cualitativo” como el de “articular lo público y lo privado, en una alianza para agregar valor, para incorporar tecnología”.

“Un modelo de producción, de valor agregado, de inclusión social, de sostenimiento de la industria nacional, de buenos salarios”, había dicho un rato antes, en el tramo que dedicó a evocar lo hecho durante la primera de las dos décadas en las que “los kukas” irrumpieron como protagonistas principales de la política argentina.

“Cuando uno ve las principales economías que han surgido en los últimos 20 años, lejos están de la doctrina que nos quieren imponer acá la de que lo privado y el mercado todo lo resuelven. Al contrario, son modelos de acumulación acordados entre el sector público y el privado en las actividades que más retorno provocan. Con mayor incorporación de tecnología, de valor agregado y trabajo calificado”, abundó en torno a los lineamientos principales que propone para el próximo período de gobierno, a los que sumó con énfasis la defensa de recursos naturales como el litio y “el problema que hoy tenemos acuciante”, remarcó, en alusión a la distribución del ingreso. “Créanme que para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho”, recordó en ese sentido.

Entre estas principales definiciones a proponer al electorado ubicó también la de impulsar la “renovación del pacto democrático” y “repensar el diseño institucional argentino”, porque “es hora de que las instituciones de la República Argentina no estén para cuidar los intereses de las corporaciones y los poderosos sino los de todos los argentinos y argentinas”:

En síntesis, con la enunciación de estos títulos Cristina ratificó que la propuesta de “los kukas” sigue siendo la misma; y es indudable que debería prevalecer en las urnas si se logra hacerla llegar con claridad al conjunto de la población, que es lo que volvió a señalar como el gran desafío de esta hora, más allá de eventuales candidatos o candidatas e incluso de su propio liderazgo. 

“Es necesario construir organización, profundidad territorial de la organización, profundidad sectorial en los sindicatos, en las fábricas. Una sola persona no puede. Tiene que haber una organización, tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina”, expresó en un tramo de un discurso varias veces interrumpido por el clamor de la multitud que sumó al ya casi clásico “Cristina presidentaaaa” el “una más, y no jodemos más”, pedidos que esquivó una vez más y de algún modo devolvió a la multitud en el final de otra jornada histórica: “Quiero, finalmente, convocarlos a todos y a todas para que cada uno en su lugar de estudio, de trabajo, en la calle, en el bondi, en el subte o en la bici, cuente y permita que (se conozca) este entramado de desinformación en cuanto a los verdaderos responsables de la situación que vive la Argentina en materia de endeudamiento, de falta de dólares, de corridas, que tantas veces han asolado a la República. Que esta vez la gente pueda decidir con claridad, pero sobre todo con información. Por eso esto no es tarea de una persona, es tarea militante, basta de pedirle al otro que haga cosas que nosotros no estamos dispuestos a hacer, hay que romperse lo que hay que romperse y lo tienen que hacer todos y todas”, imploró. Y si se sigue asumiendo que es la Jefa, habrá que hacerle caso con urgencia y no limitarse a esperar que sorprenda con una supuesta genialidad salvadora.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 27/05/23

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