El periodista y docente Gastón Quagliariello publicó un libro sobre la tapada del Dibu Martínez al francés Kolo Muani. Tiene el prólogo de Víctor Hugo Morales y códigos QR para escuchar diversos relatos sobre “la jugada del Mundial que cambió la historia”.

Final de la Copa del Mundo. A 15 segundos del cierre del alargue, a Kolo Muani le queda picando la pelota dentro del área, posición inmejorable para fulminar al Dibu Martínez en la definición y hay gol de Francia. El video es tan viral como falso. La edición estremece. Lo que sí pasó ese 18 de diciembre de 2022 en el tiempo extra del alargue del partido decisivo en Qatar lo cuenta Gastón Quagliariello en su nuevo libro La atajada. La jugada del Mundial que cambió la historia. “Es una excusa para hacer memoria, para poner en valor lo que se vivió”, dice el escritor, que el viernes 19 presentó su libro en el bar porteño Un café con Perón junto a Víctor Hugo Morales, autor del prólogo.

Mano a mano hemos quedado

La atajada de Emiliano Martínez cuando moría el partido ante Francia marcó a fuego esa final, incluso más que el penal definitorio de Gonzalo Montiel. La pose de arquero de handball es tatuaje, remera, meme, bandera, mural, póster. Es alegría para muchos y pesadilla para otros. Y ahora también es libro.

Que haya material “sobre un gol u otros acontecimientos” del fútbol “se entiende un poco más”, reconoce Quagliariello. “Creo que lo importante de la atajada es el contexto, como un acontecimiento que deja huella no sólo en la historia sino también en la cultura”, agrega.

Este licenciado en Ciencias de la Comunicación y profesor de la UBA adelanta que en las páginas de La atajada también podrán leerse la historia de Randal Kolo Muani –quien tuvo en su botín derecho la chance de ser el héroe, pero fue villano–, del Dibu y de las mejores atajadas de los mundiales. “La pregunta clave es: ¿qué hubiera pasado si la atajada no hubiese existido? La historia está llena de acontecimientos así”, dice el escritor, y recuerda “el nucazo de Olarticoechea” sobre la línea en el partido contra Inglaterra en México 86. Y vuelve a la tapada del Dibu: “El dato clave es que no había más tiempo de nada. Es la atajada de la historia por eso. Era el adicional del alargue. Adicionan 3 minutos, y van 2 y cuarenta y pico segundos”.

Para el autor, lo del arquero marplatense fue más que una atajada: “Hay acontecimientos que marcan a los pueblos. Cuando ves encuestas o hablás con la gente te preguntás por qué hay muchos más comentarios o alusiones a la atajada que al momento en que Montiel patea el penal y te transformás en campeón del mundo. Es una de las jugadas más vistas, más comentadas”. El libro cuenta con otras intervenciones clave de arqueros en los Mundiales, pero para el periodista, la de Martínez, “según mis criterios, que algunos pueden compartir y otros no, es la más importante”.

El también autor de El arte del relato. Los mejores goles por Víctor Hugo Morales rememora lo ocurrido a las dos y pico de aquella calurosa tarde del 18 de diciembre pasado: “En la rapidez de la jugada, me pasó como a la mayoría, eso de esperar el gol de contragolpe” culminado en un cabezazo de Lautaro Martínez.

En un análisis táctico de la jugada, Gastón opina que “el Dibu busca la posibilidad de que el delantero francés se juegue ahí”. Y argumenta: “Porque era un pibe joven, sin experiencia, que llegaba al Mundial entrando por la ventana. Tenía la final y el campeonato en sus pies”. Además, destaca: “Me sorprendió la capacidad no sólo de querer atajar una pelota, sino de querer atajar a un pueblo, al espacio. Como cuando está en juego la vida de alguien, que uno ni lo piensa. Creo que el Dibu está loco, y pone el cuerpo como diciendo «acá es la vida o la muerte». Hay un país detrás. Es inconsciente, claro”.

Arqueros e ilusionistas

A la 10 de Messi o a la 11 de Di María, después del Mundial se sumó la 23 del Dibu. En su versión verde o roja, los chicos y chicas (y también los más grandes) suman a sus vestuarios la remera del arquero, puesto bastardeado si los hay. “Siempre esperamos a los 10, a los goleadores. El rol del arquero es subestimado, con todo lo que implica atajar, salvar a tu equipo”, reconoce Gastón Quagliariello, y añade que “lo de los pibes” que se compran el buzo/camiseta del hombre bajo los tres palos “está muy ligado a la personalidad del Dibu”. 

Es que, además de defender el arco argentino, Emiliano Martínez “puso en juego parte de la cultura latinoamericana, ciertos valores del latino al jugar en el barro”, dice el escritor. “Somos latinoamericanos, no somos europeos. Tenemos que revisar eso de imitar en todo a Europa. Nuestro fútbol tiene algo que tiene el Dibu Martínez, que es la conexión con su pueblo, con la hinchada. Usar el cuerpo para bailar. No veo a un alemán bailando como el Dibu”. 

Sobre el desmerecimiento que padecen los hombres de los guantes, el periodista y docente sostiene que “los pibes fueron educados, en las escuelas y en el fútbol, de que al arco iba el gordito que no sabía jugar. Y el periodismo deportivo también refuerza la idea del goleador, del delantero” como lo único que sirve. “El pibe también se ve identificado con cómo desde un lugar que muchas veces fue despectivo, se puede ser protagonista, ser ídolo, que se puede salvar a su equipo, ser capitán. Y que, como se está poniendo de moda, también se puede gritar un atajada. ¿Cómo es la mano, gritamos un gol en contra y el delantero tiene derecho a gritarlo, pero una atajada no?”. Y cierra la reflexión: “No sólo se vive de una buena gambeta y un buen toque. Y además, con el Dibu suma, a mi gusto, que los dos equipos más grandes de la Argentina, como Boca y River, lo dejaron afuera”.

La Patria Grande transpirada

“Mi pasión por el fútbol está ligada a lo que significa el fútbol en latinoamérica, lo que implica en nuestra cultura, más allá de la cancha en sí”, comenta Gastón Quagliariello, y agrega al respecto: “Soy un apasionado de la pasión latinoamericana. Lo que implica en términos culturales, políticos, de consumo de masas, de identidades. Un partido es el encuentro, el mate, es la memoria, es ir con los hijos”.

De paso por las inferiores de Vélez –donde compartió cancha, en 7ª y 8ª con Darío Husaín– el autor de La atajada se define como “un fanático de la oralidad”. Es fundador y responsable del portal Tu Relato y en su nuevo libro incluyó códigos QR “para que se puedan escuchar los relatos de habla hispana de la atajada” del Dibu Martínez. “Es tanta la pasión que tengo con la oralidad –concluye–, con la radio, con la escucha, que siempre quise vincular el libro para que alguien pueda escucharlo”.

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