La avidez por los recursos naturales de América Latina y el rechazo a las inversiones de China o Rusia en lo que consideran su “patio trasero” demuestran la absoluta actualidad de la doctrina injerencista estadounidense.

El 2 de diciembre de 1823, en un mensaje al Congreso, el presidente de Estados Unidos James Monroe (1758- 1831) ofreció un discurso que daría pie a lo que se conoce como la doctrina que lleva su apellido. En su alocución advirtió a otras naciones que no intervinieran en el continente americano: “Debemos considerar cualquier intento por su parte de extender su sistema a cualquier lugar de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad”.

La doctrina Monroe fue elaborada por su secretario de Estado, John Quincy Adams, y se dirigía a los europeos con intención de que ninguno de los países de ese continente interfiriera en América. Europa no podía invadir ni tener colonias en el continente. Como se estaba dando el proceso de imperialismo tras la derrota de Napoleón en Waterloo, la doctrina deducía que las potencias europeas se ocuparan de Asia y África, pero que América les pertenecía a los “americanos”.

La frase “América para los americanos”, incluida en la intervención del mandatario, sintetiza la idea imperial y abre una serie de preguntas sobre el uso del gentilicio “americanos” para las y los estadounidenses.

Las normas del castellano desaconsejan el uso de la palabra “americano” para referirse exclusivamente a los habitantes de Estados Unidos. La razón es obvia: América es el nombre de todo el continente y son americanos todos los que lo habitan. Por lo tanto, se considera en la lengua española incorrecto el uso de “americano” como gentilicio de Estados Unidos de América. Pero en inglés no existe una traducción exacta para la palabra “estadounidense”. Sin embargo, en la lengua inglesa “american” como gentilicio y “América” como el nombre del país son válidos. “American” es respaldado por el Oxford Dictionary y es muy utilizado en países de habla inglesa de todo el mundo.

Durante los últimos 200 años, la doctrina Monroe fue utilizada repetidamente para justificar decenas de invasiones, intervenciones, actos de terrorismo, masacres, apoyo a dictaduras y golpes de Estado en el continente americano. Y continúa vigente.

Según informó el medio estadounidense ¡Democracia ahora! (Democracy Now!), el 28 de abril tuvo lugar en Estados Unidos el encuentro titulado “Enterrando 200 años de doctrina Monroe en Estados Unidos” (“Burying 200 Years of the U.S. Monroe Doctrine”). Fue organizado por la American University con el objetivo de aportar una perspectiva crítica y revisionista en el 200 aniversario de su establecimiento. Entre otros militantes, dirigentes y periodistas, participaron del encuentro el copresentador de Democracy Now!, Juan González; la representante de la organización CodePink, Medea Benjamin, y el integrante del grupo de resistencia indígena The Red Nation (La nación roja), Nick Estes.

Uno de los ejes de las intervenciones fue “el brutal y duradero legado de la doctrina Monroe como parte del imperialismo estadounidense”. Y en esta suerte de segunda Guerra Fría, se torna evidente la actualidad de esa política imperialista, que por estos días es reafirmada y reforzada por la embestida de Estados Unidos para evitar una mayor influencia de China y Rusia en América latina. 

Con la mirada puesta en los recursos naturales y la relación de la Argentina con China, la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, viene reiterando la actualidad del imperialismo en tono altivo, amenazante e irrespetuoso, dejando de lado la soberanía de los países y el derecho internacional.

En enero de 2023, la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos habló, a través de un video grabado, en un evento del Atlantic Council (una usina de pensamiento estratégico con estrechos lazos con la Otan). “Los ricos recursos naturales” es lo que busca su país en América Latina, aseguró, advirtiendo a los gobiernos de la región que no se asocien con “países malignos” (China Rusia o Irán) para explotarlos.

“El 60 por ciento del litio del mundo se encuentra en ese triángulo y es necesario hoy en día para la tecnología”, señaló la jefa militar, que también incluyó las reservas de petróleo, “los recursos de Venezuela, con petróleo, cobre, oro”, y la importancia de la Amazonía, a la que describió como el pulmón del mundo. “Tenemos el 31 por ciento del agua dulce del mundo en esta región”, dijo Richardson en primera persona del plural. Concluyó diciendo que a su país “le queda mucho por hacer”. Richardson visitó la Argentina en abril y la semana pasada estuvo en Colombia.

“Una postura hipócrita”

El senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, reflexionó sobre la doctrina Monroe poco antes de que Rusia invadiera Ucrania. “Vladimir Putin puede ser un mentiroso y un demagogo, pero Estados Unidos asume una postura hipócrita al insistir en que nosotros, como nación, no aceptamos el principio de esferas de influencia. Durante los últimos 200 años, nuestro país ha operado bajo la doctrina Monroe, adoptando el principio de que, como potencia dominante en el hemisferio occidental, Estados Unidos tiene el derecho, según Estados Unidos, de intervenir contra cualquier país que pudiera amenazar nuestros supuestos intereses. Esa es la política de Estados Unidos. Y bajo esta doctrina, Estados Unidos ha socavado y derrocado al menos una docena de gobiernos en toda América Latina, Centroamérica y el Caribe”, afirmó Sanders.

Durante el encuentro “Enterrando 200 años de doctrina Monroe en Estados Unidos”, Medea Benjamin señaló que su organización, CodePink, consiguió que un grupo de militantes de todo el país se uniera en la tarea de reconocer los inmensos cambios que están sucediendo en América Latina, los gobiernos progresistas que están llegando al poder en toda la región y la vibrante sociedad civil que existe. “Y sin embargo, por otro lado, vemos que Estados Unidos intenta seguir imponiendo su voluntad sobre América Latina y el Caribe, ya sea a través de una presencia militar continua, o a través de las devastadoras sanciones económicas que se han impuesto a Cuba, Nicaragua y Venezuela, o a través de empresas estadounidenses que tratan de continuar la explotación de las minas, la explotación forestal, del litio, de los recursos, del petróleo”.

“Para nosotros es hora de que la política exterior de Estados Unidos reconozca que no es su patio trasero. Estados Unidos mira a América Latina como diciendo: «Dios mío, China se está convirtiendo en el principal socio comercial de todos estos países en América Latina», y ahora quiere sacar a China del camino. Esa no es la actitud que queremos en las políticas estadounidenses. Queremos que Estados Unidos finalmente reconozca la soberanía de los países latinoamericanos, la realidad de que América Latina ha cambiado y que es hora de una política exterior que se base en el respeto mutuo”, agregó Benjamin.

James Monroe

Por su parte, Estes, historiador y escritor indígena, y miembro de la tribu siux de Lower Brule, recordó que “casualmente”, en 1823, el año en que se enunció la doctrina Monroe, también se produjo un fallo de la Corte Suprema, presidida por el juez John Marshall, que decidió que, a través del proceso de destierro del pueblo Cherokee, se facilitaría la afluencia de colonos blancos en el estado de Georgia. En este sentido, el representante del pueblo siux agregó que “el presidente de la Corte Suprema, John Marshall, declaró que Estados Unidos había heredado la doctrina del descubrimiento, o el principio del descubrimiento, de anteriores potencias colonizadoras”. 

“Es importante señalar que, en 1823, Estados Unidos era una nación relativamente pequeña en comparación con su forma actual. Entonces, en 1823, la doctrina Monroe estaba alineada con la doctrina del descubrimiento como una especie de ideología imperialista y expansionista, cuyos efectos podemos ver hoy”, señaló Estes, al tiempo que agregó que si se remontan a Thomas Jefferson, “cuando estaba debatiendo sobre cómo se imaginaba que sería este nuevo imperio de libertad, él visualizó que dicho imperio se expandiría a través del hemisferio occidental y tendría una influencia global”.

Injerencia y migraciones

González se refirió a la conexión entre la doctrina Monroe iniciada hace 200 años y el éxodo de personas de América Latina a Estados Unidos y cómo se las trata. “Es precisamente la implementación de la doctrina Monroe y la creación de lo que esencialmente se convirtió en el lugar de nacimiento del imperio estadounidense lo que hizo que llegara a Estados Unidos tanta gente desde América Latina, especialmente a finales del siglo XX y el comienzo de este siglo. Y mucha gente no entiende esa relación”, reflexionó. 

“De hecho, son precisamente esos países de América Latina donde Estados Unidos llevó a cabo intervenciones, ocupaciones y cambios de régimen los que han producido la mayor cantidad de migrantes hacia Estados Unidos. Así que hay una relación directa entre la construcción del imperio de Estados Unidos, lo que sucede en América Latina y la crisis migratoria que seguimos enfrentando en este país”, agregó el periodista.

“Creo que la mayoría de los estadounidenses no comprenden realmente la enorme cantidad de intervenciones que nuestros gobiernos han perpetrado en América Latina. Puedes pensar en 1965, cuando Lyndon Johnson envió miles de soldados estadounidenses para ocupar la República Dominicana. En esa época, Johnson dijo específicamente que Estados Unidos no tenía la intención de permitir que otro gobierno comunista existiera en el hemisferio occidental. Ahora bien, en primer lugar, la revolución dominicana no era una revolución comunista; fue una revolución contra los generales que habían instituido una dictadura. Fue una revolución democrática. Pero Estados Unidos sentía que tenía el derecho de invadir la República Dominicana y reordenar esa sociedad en base a la doctrina Monroe”, señaló González al tiempo que afirmó que se podría asimismo hablar de Panamá (1989), Guatemala (1954) y también República Dominicana (1916 y 1965), México (1846), Honduras (1903, 1907, 1911, 1912, 1919, 1924 y 1925) y Nicaragua (1912), entre muchas otras incursiones. 

“Todos estos países fueron invadidos por las fuerzas armadas estadounidenses sobre la base del derecho establecido, al menos así lo entendía Washington, de que Estados Unidos podía determinar lo que sucediera en su «patio trasero» o su imperio”, agregó el periodista de Democracy Now!

“Creo que eso es lo que está en juego y es algo a lo que finalmente se necesita renunciar, sobre todo teniendo en cuenta los enormes cambios en América Latina. América Latina ya no es servil a Estados Unidos, y sus gobiernos ya no están subordinados a Estados Unidos del modo en que lo han estado en el pasado”, consideró González, que es autor del libro La cosecha del Imperio: Historia de los latinos en EE.UU.

El accionar de la OEA

Benjamin recordó que la Organización de los Estados Americanos (OEA) fue creada en 1948 y “siempre estuvo dominada” por Estados Unidos. “Es una institución supuestamente para América Latina y el Caribe, pero es irónico que la sede principal esté justo aquí en Estados Unidos. Y ha servido para que Estados Unidos ejerza su influencia en América Latina. En Latinoamérica, los sectores progresistas la ven cada vez más como una vieja institución, un dinosaurio, que necesita ser significativamente reformada o reemplazada. Esto es especialmente cierto después de que la OEA contribuyera decisivamente al derrocamiento del gobierno de Evo Morales en Bolivia”, señaló la activista. 

“Y el líder de la OEA, Almagro, es visto en toda la región como alguien demasiado cercano a Estados Unidos y que no representa a la nueva América Latina. Es por eso que se están poniendo muchos esfuerzos en fortalecer la alternativa, llamada Celac, la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Y creo que la gente reconoce cada vez más que la OEA debería pasar a la historia, porque no representa a la nueva América Latina”, señaló Benjamin.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 03/06/23

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