Vanesa Gómez es profesora de filosofía, cuentista y poetisa, coordina talleres de escritura y acaba de publicar su cuarto libro bajo el sello Diotima. ¿Quién es la escritora detrás de los 16 cuentos que ansían ser leídos?

Vanesa escribe principalmente porque le gusta, porque le genera placer y alegría. Toma palabras del poeta chileno Alejandro Zambra para decir que “los escritores que no crecimos en casas llenas de libros nos acercamos a la literatura no como norma sino como desviación, nos gustó la literatura porque había algo ahí y nos fanatizamos en la literatura”. Para ella “contar a quienes amamos, narrarlos, es una forma de que aquellas historias que se fueron acumulando de generación en generación en nuestra familia, no se pierdan, no caigan en el olvido. Es una manera, si se quiere, de vencer a la muerte”. Escribe en parte para que aquellos a quienes ama no caigan en el olvido.

Además de publicar en varias antologías sacó Saudade (poesía 2011), Sirena entre los dedos (cuentos 2013) y En el umbral (novela 2018). Vanesa fue compañera de Pablo Colacrai en el taller de Alma Maritano cuando apenas tenía dieciséis años.

Vanesa cuenta que Colacrai le recordó hace poco las palabras de Alma en el prólogo de Sirena entre los dedos: “Hay que ser valientes y lúcidos. Valientes para encontrar nuestra voz propia. Y lúcidos para aceptarla”. Vanesa cree que si tiene una voz propia, “camina por el lado de aceptar el ser autorreferencial o autobiográfica. Es muy fácil refugiarse detrás de ese escudo que muchos usan –y que sabemos que es falso– de decir «lo que escribo es ficción». No es cierto, y es una cobardía decir eso. El ejercicio de la escritura es el de dejarse llevar. Ir hacia atrás o hacia adelante. Una escena, un personaje, una posibilidad, una emoción, una sensación o un sentimiento. Un sabor, un color, una textura. Un sueño. La combinación de determinados elementos, son todos gérmenes de escritura. Quien mejor explicó esta cuestión fue Saer, en El concepto de ficción, donde habló sobre los puntos de encuentro entre realidad y ficción y cómo uno se nutre del otro, se enriquecen mutuamente. No son paralelas que no se tocan. Lograr esos puntos de encuentro forma parte del oficio del escritor. Afortunadamente, quienes amo son personas radicales. O no leen mis textos, o los leen y reconocen determinadas escenas, personajes, situaciones. Se ríen, se conmueven. Lloran. Me pasó de leerles en voz alta el primer borrador del cuento En el recuerdo, del libro Los que esperan, un domingo al mediodía. Cuando terminé de leer y levanté la vista de la pantalla del celular, todos lloraban. Una previa bastante particular al asado familiar”.

En el recuerdo es un relato acerca de viajar en el tiempo y en ese viaje visita varias imágenes, “la de recostarme contra el descanso de la escalera de la casa de mi vieja, las de una mesa grande para navidad, el parrillero, los cohetes”.

Los que esperan es un libro que conforma “un universo donde cada relato que se agrega, cada historia, cada personaje, viene a sumar un elemento nuevo, a construir y a ampliar ese mundo que vienen abriendo los otros cuentos. Los relatos pasan de un género a otro: realistas, fantásticos, de terror, pero hay una base que los mantiene unidos, ligados y que se puede reconocer en los escenarios, los personajes, el extrañamiento del mundo y en una constante sensación de inminencia, de inestabilidad”.

Al momento de establecer ese universo, Vanesa dejó fuera varios cuentos pero también incorporó algunos más por sugerencia de su editora Graciela Scarlatto. “Me pidió que sumara tres relatos más, para elegir uno o dos. Al final entraron los tres y son esenciales: Nicolino, Viernes de película y La verdadera y única Alicia, que es el cuento que cierra el libro”.

Vanesa es muy generosa en sus saberes, en medio de la charla cita a Heker, a Maritano y tantas más. Está convencida de que “los saberes se construyen y se comparten, no hay nada más egoísta, inútil o triste que intentar monopolizar un saber. Me gusta estar de los dos lados, como alumna y como profe, por lo que también coordino talleres de escritura hace años. Empecé el taller de Alma de muy joven, a los 16. Alma me formó”. Sus primeros libros los publicó “con textos que surgieron y se trabajaron en su taller”.

Tiene una novela, Bárbaras, pronta a publicarse por la UNR editora, que es fruto del trabajo en clínica con Liliana Heker. Con Mariano Quirós trabajó los cuentos de Los que esperan y está produciendo una novela en clínica con él.

Ve la relación entre alumno y maestro como una construcción compleja. “Por un lado, el alumno elige al maestro. Y por otro, el maestro acepta, o no, al alumno. El alumno escribe para su maestro, para ser aceptado, aprobado, cuestionado. Podríamos decir que nuestros maestros son nuestros primeros lectores. Yo, aún, en mi cabeza, cuando escribo un cuento, escucho la voz de Alma leyéndolo”.

La novela que actualmente está trabajando surgió de La estatua, un cuento que “surgió en el taller de Alma” hace más de veinte años. El cuento “casi entra en el libro Sirena entre los dedos, pero había un relato con una temática semejante y en el proceso de edición decidimos sacarlo”. La estatua, finalmente se encontró con Los que esperan y ahora es punto de partida de una novela.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 29/07/23

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