Contra todos los pronósticos, deseos y juegos sucios del establishment, el sociólogo progresista Bernardo Arévalo ganó con el 58 por ciento de los votos frente al 37 por ciento de la conservadora Sandra Torres.

Después de décadas de gobiernos conservadores, neoliberales, entreguistas, autoritarios y neocoloniales, Guatemala padece una grave crisis social y política. Es uno de los países más desiguales del mundo. El empleo informal alcanza el 54 por ciento. El índice de pobreza supera el 60 por ciento. El 48 por ciento de los niños y las niñas sufre desnutrición crónica. La salud, la educación y la seguridad están en ruinas, al igual que las instituciones y la democracia. En ese marco tuvo lugar el 20 de agosto la segunda vuelta electoral. Apenas el 45 por ciento del padrón concurrió a las urnas. Reina la bronca, la apatía, el rechazo a “la política y los políticos”, a los que se relaciona con la endémica corrupción que padece ese país. 

El sociólogo progresista Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, dio el batacazo y, contra todos los pronósticos, ganó las elecciones. El diputado y diplomático cosechó el 58 por ciento de los votos frente al 37 por ciento de su rival, la ex primera dama Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que representa la vieja política conservadora y la corrupción.

“Hoy aceptamos con mucha humildad la victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala. Las urnas se han expresado y lo que el pueblo grita es «basta ya de tanta corrupción». Independientemente de la opción que hayan elegido, participar es un acto de defensa de la democracia y en este momento histórico significó un acto de valentía por cada persona que emitió su voto”, señaló tras conocer su victoria, insistiendo con la propuesta que fue eje de su campaña y de su triunfo: la lucha contra la corrupción. 

Arévalo era hasta hace poco un desconocido. Y ese desconocimiento le dio el triunfo. No se lo relaciona con ningún hecho de corrupción. Se consolidó así la sorpresa que se inició en la primera vuelta del 25 de junio, en la que el candidato del Movimiento Semilla quedó en segunda posición pese a no aparecer en ninguna encuesta. 

La aparición de este partido, que se presenta como “antisistema”, se produjo en las protestas anticorrupción de 2015. Semilla promete desafiar las formas tradicionales de hacer política, identificadas con el autoritarismo y la corrupción.

Torres fue primera dama durante la presidencia de Álvaro Colom (2008-2012) y fue detenida en 2019 por presunto financiamiento ilegal a su partido. Cumplió meses de cárcel, luego pasó a prisión domiciliaria y finalmente salió absuelta en 2022. En su tercer intento por llegar a la presidencia, tuvo apoyo de buena parte del establishment, los poderes económicos más concentrados, los grupos evangelistas de derecha y buena parte de los medios hegemónicos.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) tuvo una gran injerencia, proscribiendo candidatas y candidatos hasta reconfigurar la elección de acuerdo a los intereses del statu quo. Hasta último momento intentó inhabilitar al Movimiento Semilla, que resultó ganador. 

El pueblo de Guatemala empezó a ganar las calles en julio, en medio de un ambiente de convulsión electoral, para pedir que se respete la democracia tras las actuaciones fiscales y judiciales contra Semilla, y en defensa de la “débil democracia de Guatemala”.

“Mitómano, corrupto, mediocre y saqueador, (el actual presidente) Alejandro Giammattei está interfiriendo en el proceso electoral, junto con Miguel Martínez (amigo íntimo del presidente y ex funcionario de gobierno), junto con su fiscal y amiga, la fiscal de la impunidad Consuelo Porras”, señaló uno de los manifestantes en declaraciones reproducidas por el sitio de noticias del medio argentino Infobae.

Varios ex fiscales y ex jueces anticorrupción tuvieron que exiliarse en los últimos años ante la persecución del gobierno de Giammatei y los sectores del Poder Judicial que le responden. 

“¡Felices de la victoria, la victoria del pueblo de Guatemala! ¡Nos verán volver!”, escribió en su cuenta de la red social X, desde Estados Unidos, el ex fiscal Francisco Sandoval. El mensaje estaba acompañado de una fotografía en la que posa con la bandera junto con la ex fiscal general Thelma Aldana, y las ex juezas Erika Aifán y Claudia Escobar, entre otros antiguos funcionarios que debieron partir al exilio por la persecución penal que se desató cuando la fiscal Consuelo Porras tomó el mando del Ministerio Público bajo la presidencia de Giammattei.

En declaración al diario español El País, Sandoval señaló que es un “momento de mucha ilusión, de esperanza por un futuro mejor, de mucha alegría, mucha emoción, y también aumentó la nostalgia porque sentimos cerca nuestro regreso, pero también la incertidumbre ante esa posibilidad”, dijo. 

Arévalo prometió darle contenido a la democracia, restaurar las instituciones, y poner a funcionar el Estado al servicio de la población. Pero ya advirtió que no puede hacer milagros ni tiene la varita mágica. “Los problemas del país no se van a resolver en cuatro años, pero podemos empezar a hacerlo y eso es lo que tenemos que demostrar”, dijo en una entrevista a El País antes de la segunda vuelta.

El presidente electo deberá enfrentar enormes desafíos para conseguir gobernabilidad. Tiene el Parlamento en contra. Dos de los partidos de la política tradicional contra los que Arévalo se pronunció de manera contundente poseen la mayoría de las bancas: Vamos, de Giammattei, y UNE, de Sandra Torres. Uno de los grandes interrogantes que se abren con el resultado de las elecciones es si Arévalo tendrá el suficiente poder, apoyo y margen de maniobra para confrontar a los corruptos, o si, por el contrario, deberá pactar o negociar con ellos.

En declaraciones al sitio guatemalteco Prensa Comunitaria, el constitucionalista Gabriel Orellana indicó que hay que tener “sumo cuidado” respecto a lo que pueda ocurrir antes de la toma de posesión del presidente electo. “Recordemos que hay procesos vigentes para una eventual cancelación de su personalidad jurídica”, dijo, al tiempo que afirmó que todavía hay acciones legales por temas electorales, y que posiblemente haya nuevas solicitudes en contra de Bernardo Arévalo, y procesos penales contra dirigentes de su agrupación.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 26/08/23

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