Aparecen de golpe, frente a la hamburguesería. Deben ser una docena por lo menos, todos montados en sus motos.

Cuando algunos carneros están por salir, munidos de sus chalecos y la caja de reparto, de colores rojo y amarillo, despliegan una fila compacta, poniéndose por delante e impidiéndoles pasar.

Los carneros reaccionan puteándolos. ¡Que hacés ahí, pedazo de hijo de puta!…, les gritan a los huelguistas.

Ellos no responden. Se limitan a mantenerse en esa formación cuasi militar, acelerando las motos reiteradamente. La situación se mantiene a lo largo de varios minutos: los carneros intentando salir y ellos cerrándoles el paso.

Hasta que, en un momento determinado, uno de los carneros arremete contra la fila. Lejos de abrirle paso, ellos rodean al agresor tirándole las motos encima. Se produce así una batahola en la que el carnero detiene su carrera y saca una cadena de abajo del asiento, amagando atacar. Los huelguistas responden haciendo lo mismo, porque el protocolo de los motoqueros indica que, debajo de cada asiento, debe haber una cadena que se utiliza no sólo para atar la moto cuando se la deja sola, sino también cuando se produce una riña callejera.

El carnero recibe varios cadenazos que surten efecto, porque abandona la moto y sale corriendo. Ello hace que los huelguistas rompan en vítores y festejen abrazándose.

Sin embargo, la celebración no dura demasiado. Al rato aparecen varios patrulleros, haciendo sonar las sirenas. Vienen a una velocidad considerable y se dirigen hacia donde están ellos, con la intención de atropellarlos, por lo que rompen la fila desplazándose hacia las veredas.  

Entonces los policías se bajan de los autos, desplegando sus armas, mientras corren hacia los huelguistas. Algunos atinan a escapar con sus motos, pero otros, que tardan más en reaccionar, son apresados violentamente y golpeados sin ninguna piedad. De esa forma, la calle queda liberada. A los pocos minutos, y antes de que los policías se retiren, los carneros empiezan a salir nuevamente, transportando las cajitas felices.

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