El atizador de fuegos Milei y el antecedente de Cavallo en la corrida a Alfonsín. Volver al pasado o la terapia de pucho para el cáncer de pulmón. Inflación y pérdida del poder adquisitivo del salario, comida para el León.
“Que le estalle en las manos, después será más fácil aplicar las medidas necesarias”, fue el consejo que Domingo Cavallo, entonces diputado nacional por Córdoba, le dio al presidente electo Carlos Menem en 1989, según le adjudicó al mediterráneo el periodista Horacio Verbitsky en una nota publicada hace 22 años. El Gobierno de Raúl Alfonsín procuraba frenar la hiperinflación, que se había desatado en enero de ese año cuando el Banco Mundial suspendió un desembolso por 350 millones de dólares, decisión que finalmente sepultó el último intento radical por estabilizar la crisis financiera y cambiaria: el Plan Primavera. Cavallo terminó siendo en marzo de 1991 el cuarto ministro de Economía del riojano, luego del Plan Bonex (conversión compulsiva de los depósitos en plazo fijo por bonos públicos) implementado por su antecesor, Erman González, y quien finalmente “domó” la hiperinflación mediante su plan de Convertibilidad, que estalló una década más tarde. Esta semana, al consultor económico Javier Milei le preguntaron en una radio qué le aconsejaría a un ahorrista al que se le vence su plazo fijo en moneda nacional: “Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”, respondió el actual diputado y también candidato presidencial. Una semana antes había dicho que “cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”. Ustedes son jóvenes, pero esto ya lo vivimos, y las consecuencias para la mayoría son de sufrimiento. Ante estos planteos, suele anteponerse que “ahora también estamos sufriendo” –lo cual es indisimulable-, como si un atado de cigarrillos pudiera mejorar las chances de un paciente con diagnóstico de cáncer de pulmón.
Pueden trazarse algunas analogías entre aquel Cavallo que aconsejaba a Menem no ayudar a Alfonsín para que la crisis le estallara al primer presidente de la recuperación democrática, y este Milei que atiza el fuego de la corrida cambiaria preelectoral. De hecho, el líder de La Libertad Avanza (LLA) dijo en varias ocasiones que considera al cuarto ministro de Economía de aquél gobierno como el mejor de la historia argentina, y que guarda igual consideración para el presidente que lo nombró.
Una diferencia es que el consejo de Cavallo a Menem fue en privado. Milei sopla el fuego en público, sin prejuicios.
Las “soluciones” de ambos no son iguales pero se parecen. Cavallo implementó la convertibilidad de 1 peso 1 dólar –financiada por la privatización de las empresas estatales a precio vil y mediante el reconocimiento de los devaluados títulos de la deuda pública argentina a su valor nominal- y Milei propone la extinción de la moneda nacional y su soberanía para llevar al país al ocaso de la dolarización. Que, incluso para economistas neoliberales, es todavía peor, porque deja sin ningún instrumento monetario a la administración de la economía.
Ni los bancos lo bancan
Las entidades que nuclean a todos los bancos del país rechazaron el martes -en conjunto- las declaraciones de Milei, quien recomendó no renovar plazos fijos en pesos porque a su criterio la moneda nacional es “excremento”. Además, reclamaron “responsabilidad, profesionalismo y vocación de servicio” en el último tramo de la campaña con vistas a los comicios del 22 de este mes.
“Recomendar no renovar los depósitos no hace otra cosa que generar preocupación en un sector de la población. La carrera a la presidencia debe basarse en las competencias de ideas y capacidad de implementación de las mismas”, indicó un comunicado con las firmas de las asociaciones de Bancos Argentinos (Adeba), de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (Abappra), de la Banca Especializada (ABE) y de Bancos Argentinos (ABA).
“Los candidatos deben evitar hacer declaraciones infundadas que generen incertidumbre en la gente y volatilidad sobre las variables financieras”, señalaron las entidades tras las declaraciones de Milei.
Las entidades en su conjunto señalaron que “los candidatos que aspiran a gobernar la cosa pública tienen que mostrar responsabilidad en sus campañas y declaraciones públicas”.
“Exhortamos a los candidatos a recorrer el último tramo de la campaña electoral con la responsabilidad, profesionalismo y vocación de servicio que el puesto al que aspiran requiere. Es la mejor forma de fortalecer la democracia y lograr el bienestar del pueblo argentino”, subrayaron las cuatro entidades.
Además, previendo una salida abrupta de depósitos en plazo fijo, los bancos afirmaron que “los candidatos deben evitar hacer declaraciones infundadas que generen incertidumbre en la gente y volatilidad sobre las variables financieras”.
“Más allá de que a esta altura ya nadie discute la fortaleza del sistema financiero -con altísimos niveles de capital y liquidez- y su capacidad para ayudar al resto de los sectores frente a crisis internas o externas, declaraciones como las referidas generan, innecesariamente, incertidumbre y angustia a mucha gente”, abundaron los banqueros, cuya sensibilidad suele estar sujeta a los resultados de una planilla de Excel.
“En el marco de los 40 años de democracia en pocos días se celebrarán las elecciones presidenciales. Una democracia fuerte requiere de instituciones sólidas y de una dirigencia política madura y responsable”, sostuvieron.
Ese día el dólar blue o ilegal –un mercado pequeño pero influyente en el volátil universo de las expectativas- cotizó a casi 1.000 pesos. ¿Profecía autocumplida o plan?: “Cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”.
Decisión política
El ministro candidato Massa respondió el mismo martes que tiene “claro quiénes se están haciendo los vivos en el mercado cambiario y me voy a ocupar de que vayan en cana aunque me cueste la elección”.
Ese mismo día se anunció la unificación de los impuestos para la adquisición de tres tipos de dólares –Qatar, solidario y tarjeta-, y el miércoles la limitación de las operaciones con dólar financiero para grandes inversores extranjeros. Es decir, empleó algunas de las herramientas que tiene a mano para reducir años antes de las elecciones.
También criticó la “irresponsabilidad” de Milei por agitar las aguas en medio de la tormenta, que como el propio libertario se defendió, no fue desatada por él. Sólo contribuye a agigantar las olas, cuyas consecuencias recaen más brutalmente sobre quienes poseen ingresos fijos y no tienen capacidad de ahorro para dolarizarse.
Tal vez con el objetivo de mostrarse responsable, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, escribió en la red social X: “Dólar a 1.000. Entre el pirómano de Massa, que nos está llevando a la hiperinflación, y la irresponsabilidad de Milei, que fomenta la corrida cambiaria, están los argentinos angustiados por el presente y el futuro”.
Aunque no brindó detalles, agregó que “en Juntos por el Cambio tenemos el plan, los especialistas, la voluntad y el poder político para ordenar la economía del país” que gobernaron hasta hace 4 años.
El ex director del Banco Nación y referente de Unidad Popular, Claudio Lozano, consideró que le “resulta ingenuo y casi pueril escuchar planteos de dirigentes caracterizando las afirmaciones de Milei simplemente como irresponsables”.
Para el economista, “estamos frente a una clara decisión política inscripta en una estrategia que pretende poner en situación de colapso a la sociedad argentina, desarmar toda su capacidad de resistencia y, en ese marco, tener la posibilidad de imponer políticas que hagan factible la consecución de una Argentina abierta al saqueo sin límites por parte del capital financiero internacional”.
Como hoja de ruta, Lozano planteó que “es importante decretar la emergencia cambiaria, intervenir sobre las operaciones en los mercados paralelos suspendiendo todas aquellas operaciones que no sean económicamente imprescindibles, ajustar el comportamiento de los exportadores para que adelanten las divisas necesarias para la situación vigente, aplicar de manera agravada la ley penal cambiaria, e intervenir sobre el sistema de precios para evitar que se paralice la actividad”.
El economista considera que “la amenaza de un desastre económico-social de la Argentina en este fin de año está puesta sobre la mesa”, por lo que “el Gobierno debe hacer uso de todo el poder estatal para intervenir y para gestar todos los acuerdos y convocatorias políticas necesarias para sostener la imposición de un orden que defienda a la sociedad”.
Mitos y realidades
Milei ha logrado, al menos hasta acá, capitalizar el descontento con el Gobierno y con “la política”, objeto de pullas cada vez que la crisis social y económica se agrava. También lo fue en el quiebre de la convertibilidad en diciembre de 2001.
Esos procesos de acumulación de frustraciones y muestras de descontento, hasta no hace tanto, eran capitalizados por las izquierdas tradicionales, que lograban “meter” algún legislador más en elecciones de medio término.
Pero pareciera que, en el actual proceso, el descontento trocó en enojo. De hecho, Milei hace de la ira y la simbología de la violencia –el uso de la motosierra, los insultos, la calificación como “excremento” de la moneda nacional- instrumentos de campaña que logran identificación en los sectores más postergados y descreídos.
Por lo demás, acude a mitos ya gastados, aunque con alguna vigencia: el viejo apotegma del monetarismo por el cual la inflación sólo es consecuencia de “la emisión” –mito que destruyó uno de sus propios difusores, Mauricio Macri, que con emisión controlada duplicó el índice de precios- y otro convertido en publicidad de campaña que asegura que mientras a todos les va mal, a los únicos que les va bien es a los políticos.
A los políticos les puede ir bien, pero habitualmente son instrumentos de las élites económicas que son las verdaderas ganadoras de los procesos de empobrecimiento de las mayorías. Cuando ambas estructuras no se alinean “te quieren presa o muerta”.
Milei cabalga sobre la desilusión que generó primero Cambiemos y ahora el Frente de Todos, que al principio quiso pero luego no pudo modificar el esquema de ganadores y perdedores diseñado por Macri.
El informe de coyuntura de septiembre del centro de estudios Cifra, de la CTA de los Argentinos, señala que “en el esquema de «ganadores y perdedores» que se tendió a consolidar bajo este gobierno, los sectores populares se quedaron con la peor parte, en tanto que los grupos económicos y las empresas oligopólicas sacaron la mayor tajada”.
Detalla que “existen varios indicadores que retratan esta situación. En primer lugar, la abultada transferencia de ingresos del trabajo al capital que se cuantifica en 70 mil millones de dólares durante el gobierno del Frente de Todos y que asciende a 101 mil millones si se incorporan los resultados de la gestión de Macri”.
También, señala el informe de Cifra, “la fuerte tendencia a la elevación de la rentabilidad de las grandes empresas oligopólicas y, en especial, las que detentan la estrategia de la conglomeración empresarial, en base a su capacidad de imponerse en la carrera de precios”.
Sigue: “Esto se pone de manifiesto al advertir que, entre 2016 y el primer semestre de 2023, los precios de las ramas altamente concentradas ascendieron 15 por ciento por encima de los precios al consumidor y los de las ramas concentradas con predominio de grupos económicos lo hicieron 26 por ciento por encima, cuando sus costos salariales cayeron 24 y 33 por ciento respectivamente”.
Entre los ganadores, “también se advierte en la elevada rentabilidad sobre ventas que declaran en sus estados contables de la primera parte de 2023 empresas como Ternium (30,3 por ciento), Aeropuertos Argentina 2000 (28,3), Arcor (12,8) o, entre otras, Molinos Río de la Plata (9,6). Se trata de grupos económicos que en su mayoría integran la Unión Industrial Argentina que fue una de las cámaras empresariales que rechazó la «suma fija» que el gobierno anunció para intentar paliar los efectos de la devaluación post Paso que le impuso el FMI”.
La pérdida de poder adquisitivo del salario –en un universo del trabajo cada vez más fragmentado y menos organizado- completa el panorama de la desilusión que por ahora Milei capitaliza, no con una solución para los “perdedores” sino con una receta para profundizar su agobio.
Otro informe de Cifra, sobre la situación del mercado de trabajo a septiembre pasado, señala que “partiendo de un nivel ya alto, desde mediados del año 2022 la inflación ha ido en ascenso. En este escenario, las negociaciones colectivas fueron ajustando los salarios registrados a los incrementos en el nivel general de precios, de modo que en promedio los salarios mantuvieron su poder adquisitivo. Así, el nivel salarial registrado promedio, que no se ha modificado en los últimos años, es prácticamente equivalente al vigente a fines de 2019 y 20,2 por ciento menor que el de diciembre de 2015”. Extrañamos tanto a Cristina.
“Pero dado que los precios de los alimentos y bebidas crecieron más fuertemente que los precios en general –continúa-, si se mide el poder de compra de alimentos del salario registrado se verifica una caída de casi el 8 por ciento entre diciembre de 2019 y junio de 2023”.
Así, “este salario medido en alimentos resulta 25 por ciento menor que el de diciembre de 2015”, cuando la entonces presidenta le dijo a su sucesor que dejaba un país cómodo para la gente e incómodo para la dirigencia.
“El aumento general de precios observado tras la devaluación de agosto, que alcanzó el 12,4 por ciento en ese mes y se dio con un incremento en precios de alimentos de 15,6 por ciento empeora esta situación”, concluye el estudio de Cifra.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 14/10/23
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