Hasta la vista
Yo no sé, no. Cuando iba cayendo el sol, en aquellos eneros, se ponía linda la cuadra de la calle Zeballos, y todas y todos nos poníamos a jugar a la pica. Y a medida que la luz natural mermaba había que tener buena vista.
Yo no sé, no. Cuando iba cayendo el sol, en aquellos eneros, se ponía linda la cuadra de la calle Zeballos, y todas y todos nos poníamos a jugar a la pica. Y a medida que la luz natural mermaba había que tener buena vista.
Yo no sé no. Ese diciembre que se iba como el año, con días largos, largos porque aclaraba temprano y a las 20, con cierta claridad, la pelota todavía se veía.
Yo no sé, no. Los vecinos de la cuadra de la calle Zeballos antes de Navidad decidieron despedir el año. A Pedro, la palabra despedida no le parecía totalmente acertada.
Yo no sé no. Esa mañana de diciembre Pedro salía temprano a hacer los primeros mandados con un problema a resolver: tenía que comprar varias cosas. La madre le dijo que vaya al almacén de Zeballos y Rodríguez.
Cuando Pedro vio la caja pensó que contenía un regalo para él, hasta que leyó la palabra “Frágil”. En ese instante se dio cuenta de que no era para él, nada que fuera frágil sería para él.
Yo no sé, no. Pedro, a comienzos de esos diciembres, sabía que el mandado más importante que haría casi a diario era el ir en busca de flit, espirales y algún que otro producto de limpieza.
Yo no sé, no. Noviembre se agotaba con unas nochecitas agradables y en los bares de Lagos, Mendoza, las mesas de las veredas eran las más requeridas porque entre el aire del ventilador y el viento de afuera, uno siempre se queda c
Yo no sé, no. Para Pedro las columnas de las cuadras del barrio eran como mojones referenciales. Unas eran palmeras sacrificadas para seguir viviendo, otras, más nuevas, de cemento, y en las esquinas estaban las torres de hierro.
Yo no sé, no. Pedro tendría unos 5 años y con su familia pasaron el día en La Florida. Llegaron sobre las 9 de la mañana, que ya era tarde para conseguir un lugar con sombra, y se tuvieron que conformar con un joven árbol.
Yo no sé, no. La manzana estaba convertida en un gran lago marrón después de una corta pero intensa lluvia. Pedro y sus amigos esperaban que ese gran caudal de agua se fuera a algún lado, era martes y el sábado estaba programado u