Pescado para todos
Yo no sé, no. Pedro se acuerda que un día de esos de fin de semana largo, cuando estaba cerca de la canchita, uno de los más grandes dijo: “Nos vamos a ir a pescar y vamos a llevar hasta a los más chicos, así aprenden”. Y así nos
Yo no sé, no. Pedro se acuerda que un día de esos de fin de semana largo, cuando estaba cerca de la canchita, uno de los más grandes dijo: “Nos vamos a ir a pescar y vamos a llevar hasta a los más chicos, así aprenden”. Y así nos
Yo no sé, no. Pedro se acuerda de esas canchitas que aparecían y desaparecían constantemente, según cómo iba creciendo el barrio, para qué lado. Una de las que más resistía era en la que veníamos jugando en ese otoño que apenas em
Yo no sé, no. Pedro el otro día se acordaba de la tapera que quedaba en el monte pasando Uriburu, donde íbamos a comer frutas salvajes y a cazar ranas. Era una tapera llena de historias, misterios, que nos hacían creer a los más c
Yo no sé, no. Pedro el otro día me hacía acordar de esa canchita que era la más alejada de nuestras casas, que quedaba pegadita a la vía. Una vez se cayó al patio una pelota y nadie tenía la valentía de meterse ni manguear la pelo
Pedro se acordaba la otra vez del primer cartel que veíamos cuando íbamos para el puente de la vía, que decía “Prohibido pasar”. Lo había puesto el quintero, pero nosotros por supuesto no lo respetábamos.
Yo no sé, no. Pedro me decía el otro día: ¿Te acordás del primer puente? Sí, el primer puente de la Vía Honda, Doctor Riva y Avellaneda más o menos, donde íbamos a cazar cuises, a cazar pájaros y a disfrutar de ese tren, de esa ví
Yo no sé, no. Pedro el otro día me hacía acordar de una canchita que estaba cerca de La Lagunita y que todo el año tenía césped. Y césped verde. A lo mejor era porque estaba bien protegida y tenía buena humedad por la cercanía con
Yo no sé no. Pedro me hacía acordar de una canchita que estaba allá en el rincón; en realidad aún no tenía forma de canchita y era un campito por donde cruzábamos la vía. Ese lugar tenía una particularidad, era un espacio silencio
Yo no sé, no. Pedro me hacía acordar de una cosa, cuando veíamos a una joven madre renegando con el pibe y lo retaba: “Ponete la gorra, te dije que no te saques la gorra”. Y me hacía acordar a cuando yo era chico, cuando mi viejo
Yo no sé, no. Pedro me hacía acordar que cuando comenzaba enero para nosotros empezaba una nueva etapa. La etapa cuando nos crecía ese bigote tipo Cantinflas y en la que empezábamos a relacionarnos de manera distinta con las pibas