A pesar de la campaña sucia y de miles de formas para perjudicarla, las grandes corporaciones mediáticas y financieras no pudieron contra Dilma Rousseff, quien gobernará Brasil hasta el 2019, luego vencer este domingo en el balotaje a Aécio Neves, en ajustado sufragio.
La presidenta de Brasil prometió que dialogará con la oposición, impulsará una reforma política a la que intentará convalidar mediante una consulta popular y tendrá un «compromiso riguroso con el combate a la corrupción», tras ser reelecta para mantenerse en el cargo durante el período de gobierno 2015-19. Neves reconoció la derrota.
La campaña se había recalentado con duras acusaciones cruzadas y un día antes del comicio, uno de los grandes medios –la mayor parte jugó todas sus fichas contra Rousseff– lanzó una escandalosa denuncia en busca de minar a la mandataria, en un último manotazo de ahogado.
La edición de la revista Veja publicó una lúgubre tapa sobre un presunto caso de corrupción del gobierno, lo que desató la ira de Rousseff. La mandataria se mostró “indignada”, acusó a la publicación de profundizar una campaña de calumnias y remarcó que la revista no presentó ninguna prueba concreta.
Veja acusó a Rousseff y a Lula da Silva como cómplices del escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras. Aseguró que un participante de la red de corrupción, Alberto Yousseff, afirmó ante la Justicia que ambos estaban enterados.
“Es un intento de golpe electoral. Pero el pueblo no es bobo y sabe que esta información está manipulada, porque no se ha presentado ninguna prueba, y estoy segura de que el domingo demostrará su indignación por el voto, derrotando a su candidatura”, dijo el sábado la presidenta.
Completado 99,94 por ciento del escrutinio, Dilma Rousseff obtenía 54,47 millones de votos (51,64 por ciento de los sufragios válidos) contra 51,02 millones (48,36 por ciento) del retador socialdemócrata Aécio Neves, con una tasa de abstención de 21,09 por ciento, según exhibía el Tribunal Superior Electoral (TSE) en su sitio web.
La diferencia a favor de la jefa del Estado sólo fue irreversible una vez que se completó 98 por ciento del escrutinio y en que ella se impuso en 15 de los 27 estados brasileños, incluido Minas Gerais, donde nació y fue gobernador Neves.
En su primer discurso tras ser reelecta, Rousseff reconoció implícitamente la virulencia de la campaña electoral, al señalar que «el calor liberado en la disputa debe ser transformado en energía constructiva de un nuevo momento de Brasil» y llamar a «encontrar puntos en común y una primera base de entendimiento para hacer» al país «avanzar».
Aclaró, de todos modos, que no creía que el balotaje «tuviera dividido al país entero», sino que «suscitó sentimientos contradictorios pero en busca de un único objetivo: cambiar el país», y subrayó que durante la campaña electoral «la palabra más repetida fue cambio y el tema fue reforma».
«Mi objetivo es impulsar una reforma política en el Congreso y debe ser convalidada por la sociedad por medio de una consulta popular», dijo Rousseff como prioridad para el que será el cuarto mandato presidencial consecutivo del Partido de los Trabajadores (PT) fundado y liderado por su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva.
«Vamos a dar más recursos a la actividad económica en todos los sectores, en especial al sector industrial; quiero la participación de todos los sectores productivos y financieros en esta tarea que es responsabilidad de cada uno de nosotros», señaló la jefa del Estado y remarcó: «Tendré un compromiso riguroso en el combate a la corrupción y propondremos cambios en la legislación para acabar con la impunidad».
Rousseff dio su discurso en el comando de campaña partidario, en un hotel de Brasilia, una vez que Neves había reconocido el resultado de la elección, telefoneado a la ganadora y afirmado ante la prensa, en Belo Horizonte, su convicción de que «la mayor de todas las prioridades es unir a Brasil en torno de un proyecto honrado que dignifique a todos los brasileños».
Por su lado, Neves felicitó a Rousseff y le deseó mucho éxito en su próximo gobierno.
Al margen de la renovación presidencial, hubo segunda vuelta para escoger a los gobernadores de 14 de los 27 estados, donde los aliados del PT ganaron cinco -incluido Río de Janeiro- y los opositores se alzaron con nueve, entre ellos Río Grande do Sul y el distrito federal de Brasilia.
En Río de Janeiro fue reelecto Luiz Fernando Pezão, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), centrista y principal aliado del PT, al que pertenece, entre otros, el vicepresidente también reelecto, Michel Temer.
En Brasilia, donde el candidato del PT quedó fuera de carrera en la primera vuelta, el senador socialista Rodrigo Rollemberg, con el apoyo de la ex candidata presidencial extrapartidaria de su sector, Marina Silva, y del propio Neves, aventajó al conservador Jofran Freijat y sucederá al petista Agnelo Queiroz.
Por otra parte, en Rio Grande do Sul, cuyo electorado es tradicionalmente opuesto a las reelecciones, el actual gobernador, el petista Tarso Genro, le dejará su lugar a José Ivo Sartori, del PMDB, que lo derrotó con 61,21 contra 38,79 por ciento de los votos.
Los comicios transcurrieron en general con normalidad, aunque no exentos de incidentes, entre los que sobresalieron el asesinato a balazos de un joven de 20 años en el interior de un centro de votación en el estado Rio Grande do Norte y la detención de 147 personas entre 542 sorprendidas por las autoridades realizando algún tipo de transgresión a las normas electorales.
Fuente: Télam