La creación de un banco de desarrollo al estilo del Bnades brasileño no puede menos que generar expectativas positivas. Este cronista acaba de regresar del vecino país y en algunos diálogos con pequeños y medianos empresarios brasileños pudo constatar la decisiva importancia que adquiere una banca que estimula el desarrollo productivo, especialmente en el sector de pequeñas y medianas empresas (pymes). Si se supera el primer obstáculo que presenta la iniciativa –la capitalización de la nueva entidad– a partir de la utilización virtuosa de los fondos generados por el sistema previsional, que tras la estatización de las AFJP se multiplicaron en forma exponencial, los resultados estarán a la vista en el corto plazo.
En ese sentido, la reunión que mantuvo el titular de la ANSeS, Diego Bossio, con el embajador de Brasil en la Argentina, Mauro Vieira, con el objetivo de iniciar un proceso de cooperación que permita replicar aquí parte de la estructura y funcionamiento del Bnades, es una novedad auspiciosa, tanto como la certeza que tienen los operadores económicos de que la decisión política ya está tomada y al más alto nivel, esto es que la orden la dio la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el encargado de ejecutarla es el ministro de Economía, Amado Boudou.
El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Seguridad Social (FGS) de la ANSeS es el órgano encargado de manejar activos que suman unos 94 mil millones de pesos que se heredaron de las AFJP. A esto habría que agregarle un flujo de carácter anual en conceptos de aportes previsionales que alcanza los 13 mil millones de pesos. En principio, el proyecto prevé transformar al FGS en un banco propiedad de la ANSeS, lo cual le permitiría al gobierno nacional nuevas posibilidades de inversión.
Claro que esto, se adelanta desde esta columna, generará una fuerte oposición de parte de las fuerzas políticas que sistemáticamente cuestionan a la administración kirchnerista lo que denominan “el manejo de la caja”, como si existiera algún gobierno en el mundo que no hiciera uso de las facultades de administración de los recursos públicos.
La construcción de un relato en torno de presuntos manejos corruptos de esa “caja” por parte del gobierno, cuyo copyright detenta cierta oposición irresponsable y algo amnésica respecto de épocas en las que sí se montó un andamiaje delictivo desde el propio Estado para enajenar bienes públicos, ha sido consolidado por algunos medios de comunicación claramente enfrentados a las políticas económicas inauguradas en mayo de 2003. Todo lo cual hace presumir que la iniciativa tendrá, desde el vamos, una cerril oposición, algo que no debería amilanar al gobierno de Cristina Fernández en su afán por consolidar el andamiaje de financiación de un modelo productivista y con eje en el consumo de las grandes mayorías.
Un conflicto destrabado
El acuerdo al que arribaron este miércoles la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y los empresarios del sector, lo cual destrabó un conflicto de envergadura, permitió a los trabajadores acercarse el máximo posible a sus demandas iniciales e hizo que el gremio levante las medidas de fuerza anunciadas, que iban a ser llevadas adelante pocas horas después pero que ya habían comenzado la semana pasada, cuando un nutrido grupo de trabajadores marchó hacia la sede del Ministerio de Trabajo y arrojó piedras, provocando algunos destrozos.
La intervención de la cartera laboral, precisamente, fue determinante en el acuerdo, que culminó con la aceptación por parte del a UOM del 21,5% de aumento, una cifra apenas por debajo del 25% que reclamaban los trabajadores. Según explicó Antonio Caló, secretario general de los metalúrgicos, el acuerdo pasa por el cobro de 1.300 pesos en los primeros seis meses y luego una serie de cuotas hasta sumar el porcentaje total de aumento. “No fue lo ideal, pero creo que fue lo mejor que se pudo conseguir para los trabajadores por parte del sector empresario”, sopesó el dirigente de la UOM.
Parece que los únicos diálogos que culminan con consenso son los que involucran a trabajadores y empresarios, lo cual debería ser tenido en cuenta por otros sectores de la economía que sólo pretenden torcerle el brazo al gobierno sin ceder un ápice en sus demandas, y podría servir para que algunas fuerzas políticas que intentan socavar las bases del diálogo convocado por el Poder Ejecutivo tomen nota de que siempre es preciso que las partes cedan algo para lograr avances significativos.
La noticia de que General Motors tomará trabajadores que había suspendido y agregará los que sean suficientes para afrontar la etapa de desarrollo del nuevo vehículo que fabricará en la planta de General Alvear, superando la crisis merced a la fuerte intervención del Estado, es otro dato que aporta a la solidez del proceso económico y contribuye a la idea de que los planes de desarrollo permanecen intactos en el seno del gobierno nacional.
Y aunque casi nunca las subas en la plaza bursátil representan síntomas inequívocos de salud económica, a nadie –excepto a los analistas de la coalición opositora mediático-política– puede resultarle indiferente que el mercado financiero argentino haya liderado la recuperación en toda la región durante el primer semestre del año, incluida la principal bolsa de América, Wall Street.
Las agencias nacionales e extranjeras tomaron nota de ellos e informaron –con escaso rebote en los medios especializados de Argentina– que la bolsa porteña registró una firme suba de 64% y superó las ganancias del resto de las plazas regionales –incluidos el Bovespa de Brasil y Wall Street, de los EEUU– en los primeros seis meses de 2009.
Si a ese dato se suma el aumento en el precio de la soja, que ganó 76 dólares, y que la disminución del índice que mide el Riesgo País cayó un 47,7%, cabría presagiar que algunos aprendices de brujo que anticiparon catástrofes ilimitadas para después de las elecciones del 28 de junio pasado deberían ir buscando conchabo en otras disciplinas. Claro que en la Argentina esos “consultores”, que llegaron a vaticinar un dólar a 10 pesos en marzo de 2002, siguen vivitos y coleando, y a menudo son los más consultados por los grandes medios de comunicación.
La síntesis debería poner colorados a esos gurúes: la Bolsa de Comercio de Buenos Aires lideró en el primer semestre de 2009 la recuperación ante la crisis financiera internacional al registrar sólidas ganancias superiores al 60%. El principal índice porteño, el Merval, logró en la primera mitad del año un avance de 64,1%, y escaló desde los 1.083 puntos hasta los 1.778 puntos con los que cerró la sesión de este martes. Y, para desgracia de los multimedios antikirchneristas, no son mediciones del Indec, así que los muchachos de la City por una vez deberían dedicarse a festejar y así abandonar esos ceños fruncidos que tanto los afean. Una economía sólida y con planes de desarrollo es la peor noticia que pueden recibir quienes presagian, como Gorilita Carrió, un final a lo Ceaucescu para el matrimonio Kirchner. Y por eso no la publican.