El boom de la construcción en Rosario avanza más rápido que las normas que deberían regularlo. Por eso vecinos de Arroyito solicitaron al Concejo el pronto tratamiento del «Reordenamiento Urbanístico del Segundo Anillo» tras la proliferación de torres que cambia por completo la fisonomia tradicional de la zona -infringiendo muchas veces el Código Urbano- y sobre todo, abre el juego a la especulación inmobiliaria en el norte rosarino. En tanto la Comisión de Planeamiento del cuerpo parlamentario citó a los vecinos para el miércoles 27 de junio, y prometieron llevar el tema a sesión.

Alrededor de unos 550 vecinos representados en la Agrupación Vecinos de Arroyito y el Centro de Jubilados Pucará pidieron al Concejo el tratamiento del «Reordenamiento Urbanístico del Segundo Anillo» que comprende entre otros barrios al de Arroyito (Lisandro de la Torre) enunciado en el Plan Urbano de Rosario (PUR 2007-2017). Además en la carta enviada al presidente del Concejo Municipal denuncian que hay un real incumplimiento del Código Urbano.

En este sentido, la arquitecta Yanina Nicastro informó que si bien “desde las autoridades municipales se dijo que las grandes construcciones se dan sobre los corredores urbanos (avenidas y bulevares), esto se desmiente a la vista, ya que en cada manzana de Arroyito, al interior del barrio, hay por lo menos un edificio en construcción”.

“El problema es que la construcción se regula sólo en el Centro y el primer anillo, pero todavía no está reglamentado el Reordenamiento Urbanístico del Segundo Anillo –que comprende los barrios perimetrales desde Francia y 27 de Febrero– y eso es algo que la Municipalidad prometió hacer en 2011 y que aún no cumplió. Mientras tanto las obras avanzan, de un año para el otro tenes cuatro o cinco torres más”.

Además la arquitecta remarcó que el reordenamiento del segundo anilllo “debería haber comenzado cuando se creó el plan urbano en el 2007, paralelamente, pero ya pasaron cinco años y están desfasados, por eso exigimos al Concejo que se trate su aplicación para acelerar los tiempos”.

Con respecto a las alturas de las propiedades horizontales, Nicastro explicó que según el Código Urbano se establece que la cantidad de pisos se corresponde según el ancho de calle. “Acá en Arroyito los edificios deberían ser entre 6 y 7 pisos, sin embargo ya se están construyendo torres desde 12 a 17 pisos”, expresó la arquitecta.

En este sentido añadió que “esto se debe a que el Código Urbano contiene muchas incongruencias, y en ellas se encuentran todo tipo de excepciones con las cuales los inversionistas y las inmobiliarias especulan para hacer lo que quieran”.

Especulación inmobiliaria

Por otro lado, la arquitecta se refirió a uno de los aspectos más cruciales del boom de la construcción, esta vez, en Arroyito. Se trata de la especulación inmobiliaria. “Hay que dejar en claro que la construcción masiva de edificios no resuelve el problema de la vivienda sobre todo para las clases medias y bajas, sino todo lo contrario”, indicó Nicastro.

“Para aquel que quiera dejar de pagar un alquier, comprar una propiedad es imposible, es inaccesible porque, por ejemplo en Arroyito, las casas que están a la venta están sobrevaluadas , producto de la especulación de las inmobiliarias, porque cada inmueble es pensado potencialmente como una propiedad horizontal”, aseguró la arquitecta.

En este sentido, desde el Ejecutivo y la Cámara de la Construcción indicaron que la zona norte está siendo una zona muy seductora para las inversiones y que el avance de la construcciones será sobre grandes corredores. Sobre éstas aseveraciones los vecinos respondieron: «Sabemos que puede ser demolido en el barrio. Y cual es la intención. Hay ofrecimientos concretos a casas de abuelos donde le ofrecen 1 o 2 departamentos a cambio de su vivienda y poder levantar una torre».

Impacto negativo en el barrio

Otra de las consecuencias negativas del boom de la construcción, es que las obras ,en principio, desbordan la infraestructura de los servicios como agua, cloaca, luz y gas. «No tener presión a 10 o 15 cuadras de la planta potabilizadora te demuestra que el problema está y puede ser peor», aseguró Nicastro.

Además, está en juego la cuestión cultural, el vecino de Arroyito como en tantos otros barrios está acostumbrado a vivir en espacios amplios con casas aireadas y luz natural.

“Es impresionante como están cambiando la morfología del barrio, que es totalmente irregular. Se están desarticulando las manzanas de un barrio que es característico por sus construcciones bajas. También están invandiendo la privacidad de los vecinos y eso significa cambiar los estilos de vida de los mismos. Imaginate si te ponen un edificio en una manzana de casas bajas”, señaló la arquitecta, que también se refirió al impacto negativo en el medio ambiente. “No sólo se multiplicaron los ruidos molestos sino que además cambia la temperatura. Hay muchas casas a las que ya no les da el sol”, dijo.

Fotos: Yanina Nicastro

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