
«Traer un tren sanitario a Rosario es como llevar un tren de vino a Mendoza», dijo a una radio local el senador provincial, Miguel Lifschitz, para desacreditar la presencia del convoy de Desarrollo Social que arribó a la ciudad a inicios de marzo. Sin embargo, por lo que pudo constatar Redacción Rosario, la altísima concurrencia de pacientes en procura de las prestaciones que se realizan a lo largo de esta formación y en los remolques y carpas que ocupan buena parte del predio de la estación Rosario Norte, dan por tierra las chicanas socialistas sobre su razón de ser.
Delante de este ministerio itinerante compuesto por un tren, varios camiones y camionetas –además de gazebos y carpas inflables– hacen cola un montón de personas detrás de los diferentes carteles indicadores, mientras que varios pibes juegan debajo de los remolques juntando en baldes las piedras que conforman el suelo del lugar.
El tren está compuesto por nueve vagones, entre ellos el que utilizó Evita en 1943 junto a Ramón Castillo, preservado casi en su totalidad tal cual era originalmente, y que pertenece al Ministerio de Desarrollo Social. Además de albergar a profesionales de la salud, en él se desempeñan trabajadores sociales que prestan su servicio no sólo in situ, sino también saliendo a recorrer los diferentes barrios de la ciudad.
En la sección del convoy destinada a Desarrollo Social, se puede tramitar pensiones no contributivas para personas con discapacidad, para mayores de 70 años y para madres de siete o más hijos. Y también se realizan talleres productivos sobre micro emprendimientos, relacionados a oficios y manejo de máquinas.
Allí, el Ministerio de Planificación entrega también los codificadores de TDA a jubilados y pensionados que perciben sueldos menores a la mínima, a discapacitados y a madres de siete o más hijos.
Entre los nueve furgones se encuentra el vagón cultural Raúl Scalabrini Ortíz –dependiente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa)– en el que se proyectan películas y funciona una biblioteca provista por la Biblioteca Nacional y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.
En esta sección, dependiente del Ministerio de Educación y de la Secretaria de Cultura de la Nación se realizan además talleres y charlas a cargo de reconocidos directores y actores.
En su itinerario, acompañan al convoy tres camiones semirremolques que pertenecen al Ministerio de Salud. En ellos y en los vagones sanitarios se brinda atención en oftalmología, odontología, pediatría, enfermería, mamografía. Cuenta con su propio laboratorio de análisis, médico clínico para adultos, ginecología, obstetricia y sala de rayos.
El tren realiza atención primaria, mientras que los datos obtenidos se evalúan y se elevan al ministerio correspondiente para que viabilice una respuesta ante una necesidad dada.
El encargado de la parte sanitaria, Matías Fraile contó que la mayor demanda corresponde al área de oftalmología. Allí se reparten 200 números diarios, si hay 4 oftalmólogos, y 100 si hay dos. Fraile agregó que “también odontología tiene mucha demanda pero como el trabajo lleva más tiempo se reparten mucho menos números, 25”.
El servicio de oftalmología le brinda al paciente el par de anteojos que necesita de manera gratuita y en el día, si el paciente acude por la mañana para la tarde tiene su par de anteojos que se confeccionan en uno de los vagones del tren.
“Las personas que acuden, primero deben pasar por una admisión, donde los datos de cada paciente queda en una base, luego se les realiza un chequeo de glucosa (azúcar en sangre), se les toma la presión, la talla, el peso y se les brinda consejos básicos sobre la salud”, detalló el coordinador del área.
El encargado del tren, Walter Barrientos, junto con Fraile, explicaron que el tiempo de permanencia en cada localidad se decide en función de la cantidad de habitantes y de las necesidades. En Rosario cumplirán su tercera semana el próximo 27 de marzo.
El procedimiento que utiliza el convoy es “realizar contactos con la municipalidad o la comuna antes de llegar o, de no tener respuesta, comunicarse con el Centro de Referencia (CDR), que son oficinas que sirven como mini ministerios en cada lugar” explicó Barrientos.
En Rosario, desde su llegada, las distintas especialidades clínicas y sociales que se prestan en la formación son requeridas por una media de trescientas personas diarias. Es decir, que para su última jornada, prevista el 27 de marzo próximo, habrán sido atendidas en el tren más de seis mil personas. No parece ser una cifra tan insignificante como para reducir su paso por Rosario al vil objetivo de «desgatar al gobierno de la ciudad, de la provincia y por elevación, también a la figura de Hermes Binner», según Lifschitz.
«Yo lo decía en un twitt el otro día, traer un tren sanitario a Rosario es como llevar un tren de vino a Mendoza. Rosario es una de las ciudades que tiene uno de los mejores sistemas de salud pública de la Argentina» alardeó en esa ocasión el senador. Opinión que difícilmente compartan los cientos de personas que a diario forman fila en la estación Rosario Norte.
Fotos: Manuel Costa.