La Justicia «tiene sectores aristocratizantes que se manejan como un ghetto», dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al fundamentar el proyecto de democratización del sistema judicial que impulsa su gobierno.
En respaldo de sus dichos, la mandataria citó el reciente fallo de la Cámara Civil y Comercial sobre la Ley de Medios, del cual expresó que «es la punta del iceberg que revela el entramado que funciona debajo».
La Presidenta se refirió también a las expresiones del camarista Guillermo Guarinoni, que se sintió «insultado por quienes ocupan transitoriamente cargos en el Estado”, y consideró: «todos somos transitorios, pero hay magistrados nunca removidos que tienen una idea casi aristocratizante del Poder Judicial».
«Por eso entran a la justicia los hijos, amigos o los recomendados de los jueces, por eso el pibe que se recibe de abogado no puede entrar», afirmó Cristina, al tiempo que instó a «no generalizar, porque seguro que en la justicia también hay muy buenos magistrados».
La primera mandataria encabezó un acto junto a gobernadores y editores de publicaciones educativas, en el que además realizó teleconferencias con Tucumán, en la inauguración de un centro infantil, y con San Antonio de Areco, para la Facultad de Enfermería.
También anunció nuevas escuelas y entrega de libros en todo el país, tras lo que se refirió al debate por la reforma judicial.
Allí, Cristina manifestó la necesidad de una reforma afirmando que el gobierno busca «una justicia pareja para todos, con igualdad de ingresos, igualdad para conocer las declaraciones juradas de todos, y para todos los aspectos de la justicia».
Luego de una teleconferencia con Susana Trimarco, quien inauguraba un centro para hijos de la violencia y la trata en Tucumán, la mandataria recordó la desazón generada con la absolución de todos los imputados por el secuestro, trata y muerte de su hija Marita Verón, y equiparó el caso a otros decepcionantes.
Entre ellos citó una causa por lavado de dinero, por 5.000 millones de dólares, «parado desde 2008», en el que la justicia no permite a la AFIP y la UIF constituirse como querellantes; y otra por la expropiación del predio de La Rural en Palermo, en donde el juez privilegió a la Sociedad Rural Argentina en la información del caso.
En el mismo sentido, Cristina consignó el caso de un juez de Córdoba, acusado de delitos de lesa humanidad, investigación de la que 77 jueces se excusaron de asumir por amistad con el imputado.
También mencionó el reclamo de 130 millones de pesos de impuestos adeudados por el diario La Nación, causa frenada hace más de diez años por una cautelar.
«Todo esto revela el entramado que provoca atrasos incomprensibles. La Ley de Medios demostró cómo se maneja esto, y después vimos los casos de La Rural, los impuestos, Susana Trimarco y el lavado», afirmó Cristina en su discurso.
Agregó que los proyectos de reforma buscan «una justicia del siglo XXI, no la de una una monarquía o una aristocracia, que sea tan democrática como resto de los poderes del Estado».
Al referirse a la propuesta de regular las cautelares, la Presidenta explicó que «nadie puede imaginar que este gobierno adoptará medidas contra los sectores más vulnerables o desprotegidos, cuando su objetivo principal fue siempre el de protegerlos».
«Si estuviera del lado de estos poderosos que tienen una «justicia a la carta» no sería yo. Pretender que este gobierno pueda promover una ley que afecte a los más vulnerables es una coartada para ocultar sus verdaderos intereses», aseveró la primera mandataria.
Cristina pidió a la oposición un «debate serio y amplio», recordando su propio desempeño legislativo en los 90, en minoría aún dentro del bloque del PJ, cuando incluso quedó votando y debatiendo en soledad ante el retiro de la oposición de la UCR, como ocurrió cuando el Congreso aprobó la privatización del Banco Hipotecario.
«Sé lo que es ser minoría y estar en soledad, cuando en realidad no había oposición», afirmó, considerando que «para lograr verdaderos consensos hay que comenzar por lo que estamos de acuerdo».
Cristina sostuvo que todos están de acuerdo en la necesidad de reforma de la justicia y que ese «es el primer acuerdo, desde el que se puede avanzar», criticando a los que «desde el principio se niegan al debate».
«No es una reforma a libro cerrado, ya se han hecho modificaciones, porque todo es perfectible, nadie puede decir lo contrario», señaló.
Fuente: Télam