La canciller de Alemania, Angela Merkel, obtuvo una aplastante victoria electoral y su mejor resultado desde su llegada al cargo, en 2005, pero deberá buscar a un nuevo socio para gobernar al quedar afuera del Parlamento sus aliados liberales.
«Hemos obtenido un resultado maravilloso. Trabajaremos con responsabilidad para tener otros cuatro años exitosos en Alemania”, dijo una sonriente canciller ante cientos de seguidores concentrados en la sede de su conservador Partido Demócrata Cristiano (CDU) en Berlín.
La CDU junto a sus aliados del Unión Social Cristiana (CSU) obtuvieron entre el 41,5 por ciento de los votos, casi ocho puntos porcentuales más que en 2009 (33,8%), alcanzando el mejor resultado para los conservadores desde la reunificación alemana en 1990, según los números definitivos del escrutinio.
De hecho, la CDU quedó cerca de lograr la mayoría absoluta en el Bundestag (la cámara baja del Parlamento), algo que sólo opcurrió una vez en la historia alemana, con el también demócrata cristiano Konrad Adenauer, en 1957.
El Partido Democrático Liberal (FDP), el socio menor de la coalición de centroderecha de Merkel, sufrió un debacle histórica con un 4,8 por ciento y quedó por primera vez fuera del Parlamento en los 65 años de la República Federal de Alemania, por no haber reunido el mínimo del 5 por ciento necesario.
El colapso de los liberales obligará a Merkel a negociar con algún otro partido para armar una coalición con mayoría en el Parlamento, y entre éstos principalmente con los Socialdemócratas (SPD), que salieron segundos con un 25,7 por ciento de los votos.
El partido ecologista de Los Verdes, un aliado natural del SPD, sacó 8,4 por ciento.
El fuerte respaldo alcanzado por Merkel muestra a los alemanes satisfechos por la economía (a pesar de las diferencias crecientes y el aumento de la pobreza) y la gestión de su canciller en la crisis de la zona euro en una elección seguida con gran expectativa por el resto de Europa.
Luego de celebrar en la sede de su partido, «Mutti» («Mami») o Angie, como llaman cariñosamente sus seguidores a Merkel, se mostró más cauta en el canal público ARD al enfatizar “prefiero esperar a que estén disponibles los resultados definitivos» antes de hablar sobre las negociaciones que podrían avecinarse.
A diferencia de la canciller, el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, fustigó el triunfalismo de Merkel.
“Estamos decepcionados porque queríamos gobernar con Los Verdes, pero ahora la pelota está del lado de Merkel. Es ella la que debe buscar una mayoría. No está clara la situación, nadie debe definirse”, lanzó Steinbruck ante sus seguidores en Berlín.
Steinbrück, que cumplió una campaña repleta de pasos en falso, evitó hablar de una «Gran Coalición», como se llama en el país a la alianza entre su SPD y la CDU de Merkel, que es la alternativa preferida por la mayoría de los alemanes, según sondeos.
Una gran coalición situaría a los socialdemócratas de la SPD en posición minoritaria en el gobierno junto a los conservadores.
“No se puede olvidar que nuestro objetivo es que desaparezca el gobierno cristiano demócrata liberal de Merkel”, afirmó Steinbrück.
Conservadores y socialdemócratas gobernaron juntos en el primer gobierno de Merkel, entre 2005 y 2009, cuando Steinbrück se desempeñó como ministro de Economía.
Otra opción para la canciller sería armar una inédita coalición junto a los ecologistas de
Los Verdes.
Los medios alemanes especulan con esta posibilidad, debido a los gestos y las políticas ecologistas que Merkel tomó de Los Verdes desde 2011, como la salida progresiva de la energía nuclear.
Pese al cúmulo de votos obtenidos por la oposición socialdemócrata, La Izquierda (8.6 por ciento) y los ecologistas, los tres partidos ya rechazaron formar una coalición para gobernar conjuntamente.
En tanto, los euroescépticos de Alternativa para Alemania (AfD), que irrumpieron en la escena política hace medio año, quedaron en 4,7 por ciento, cerca del 5 para ingresar en el Bundestag.
AfD, el primer partido antieuropeo en la historia alemana, creado en abril, tiene como objetivo dejar el euro.
El fulgurante debut del AfD es una señal de alerta para Merkel, ferviente defensora del euro y la integración europea, a pesar de promover políticas de ajuste para salir de la crisis y de reducción del déficit en las economías más afectadas del sur europeo.
«Hemos enriquecido la democracia en Alemania», se jactó esta noche el presidente de AfD, el profesor universitario Bernd Lucke, que dirige una formación que en pocos meses juntó más de 10.000 afiliados, especialmente entre militantes liberales, conservadores y de ultraderecha.
Finalmente, el partido Pirata, la sensación en las elecciones de Berlín en 2009 al superar el 9 por ciento de los votos y contar con representantes en tres estados federados, no pudo repetir su avance al lograr el 2.3 por ciento.
La participación –el voto no es obligatorio- fue superior al 2009, al sufragar el 73 por ciento (+2.2%) de los 61.8 millones de alemanes habilitados, informaron las autoridades electorales.
La particularidad del sistema electoral alemán, que mezcla los sistemas mayoritario y proporcional, mantiene el suspenso en torno a la cantidad de escaños que tendrá la Cámara Baja, que superaría los 600.