La presidenta del Banco Central señaló que la economía tiene “problemas”, pero por “un proceso distinto en cuanto al contenido del crecimiento”, y precisó que “de casi 11 mil millones de dólares que cayeron este año las reservas internacionales, el 75% fue por pagos de deuda pública en moneda extranjera”.

Marcó del Pont sostuvo que “no se ve la otra parte de la baja de reservas, que tiene que ver con una mayor solvencia y reducción del peso de lo que todos debemos al resto del mundo”, tras lo cual recordó que “desde 2010 usamos 24 mil millones de dólares para reducir el stock de deuda en moneda extranjera, que este año caerá a 8,5% del total”.

Al inaugurar las Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA, la funcionaria admitió además que “los procesos de transformación productiva tienen impactos inevitables sobre los precios domésticos», pero «el gran desafío -consideró- es buscar desde la heterodoxia los instrumentos para converger hacia niveles más bajos de inflación, sin recurrir a la receta lineal de la represión de la demanda”.

La titular del Banco Central sostuvo que “lo que todavía sobra en el mundo son capitales de corto plazo, dólares que han permitido a muchos emergentes acumular reservas, pero también han generado impactos negativos en términos de apreciaciones, reprimarización productiva y burbujas de activos”.

“Son los mismos que más tarde o más temprano se van a retirar de estos países en busca de colocaciones más atractivas en plazas de países centrales, y la Argentina no tiene este problema”, resaltó durante el encuentro en el porteño hotel Marriot Plaza, ante representantes de 43 países y organismos como el Banco Mundial y la CEPAL.

Marcó del Pont recordó: “Desde 2005 regulamos el ingreso de capitales de corto plazo y no estamos preocupados por su retiro”, y subrayó que también “regulamos otro flujo, que era perverso en el funcionamiento de la economía argentina, que era utilizar la divisa como factor de atesoramiento y ahorro”.

“La regulación de la formación de activos externos, como política macro prudencial, tiene esa misma consistencia en términos de administración del sector externo”, insistió.

La presidenta del BCRA agregó que la Argentina “no acumula reservas por dólares que sobran, financieros, sino fundamentalmente a partir del excedente de la cuenta corriente del balance de pagos, dada su decisión estratégica de recuperar solvencia externa y reducir la deuda en términos fiscales, dentro de los gastos del sector público”.

En cuanto a la reducción del superávit de cuenta corriente, Marcó del Pont anticipó que este año “habrá equilibrio”, en el marco de un proceso de crecimiento y transformación productiva.

“Sabemos que el proceso de industrialización implica desequilibrios inter sectoriales, con requerimientos de importaciones más complejos, mientras la redistribución de ingresos y riqueza eleva la demanda de bienes y servicios suntuarios, todo lo cual presiona sobre el balance de pagos”, dijo la funcionaria.

Esto, explicó, “no es nuevo en la historia del desarrollo de países que afrontaron esos desafíos, como lo está haciendo la Argentina, mediante decisiones estratégicas como es el control de nuestra principal empresa”, para revertir el hecho de que el país haya pasado de ser exportador a importador de hidrocarburos.

“Se está haciendo un esfuerzo enorme en inversiones energéticas, en shale oil e hidroelectricidad, y ese ambicioso plan va a llevar 2, 3 o 4 años en madurar, pero va a suponer un alivio en la restricción externa” y hasta tanto hay que “administrar esta etapa”, enfatizó.

Marcó del Pont confió, de todos modos, en “dar vuelta definitivamente la página del default”, ya que se están dando “pasos importantes que van a despejar el panorama, para que la Argentina pueda recurrir a financiamiento de largo plazo”.

Por otra parte, según la funcionaria, “un proceso tan intenso de crecimiento y distribución del ingreso, con una política cambiaria consistente con la idea de transformación y desprimarización, no es neutro en términos de inflación”.

“La Argentina –explicó la titular del Central- tiene un régimen de flotación administrada, no metas de inflación, porque el tipo de cambio es una variable fundamental para garantizar la fase de transforma productiva, que desde 2007 aumentó 95%, frente a una baja de 5% en la región (excluyendo el caso de Venezuela)”.

Esa evolución del tipo de cambio, evaluó luego, “no es neutra en materia de precios y de disciplinamiento para regular tensiones inflacionarias, pero tampoco para promover el proceso de industrialización”.

Por último, sostuvo que el país tuvo “diez años fantásticos de crecimiento cuantitativo y cualitativo, nos industrializamos, fuimos en contra del viento de cola de los flujos de capitales fáciles para impulsar la transformación productiva y logramos una de las cosas más difíciles: bajamos el desempleo y la pobreza, y redujimos la brecha de la desigualdad”.

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