Foto: Jerónimo Principiano
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La secretaría de Derechos Humanos y el fiscal Stara advirtieron sobre las salidas del represor Juan Daniel Amelong, que realiza un tratamiento de salud, visita a su madre los domingos y los sábados toma un curso en el hotel Howard Johnson. Piden medidas de seguridad.

En la semana va al médico, para cuidar su salud en una institución privada. Cada tres domingos visita a su madre en el bucólico barrio de Fisherton, como todo buen hijo. Y todos los sábados, al menos desde principio de octubre, el “Teniente Daniel” toma un curso de siete horas de duración sobre trámites automotores en el exclusivo hotel Howards Johnson.

Si no fuera porque tiene dos condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, y que atraviesa la etapa final de otro juicio en el que puede sumar su tercera sentencia condenatoria, podría pensarse que se trata de un vecino cualquiera de Rosario.

Pero no. El teniente coronel retirado del Ejército Juan Daniel Amelong, también abogado, fue condenado en 2009 a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, cuando integraba el Batallón de Inteligencia 121 de Rosario.

El circuito represivo del Batallón abarcó cinco centros clandestinos de detención: La Intermedia, La Calamita, la Quinta de Funes, la Escuela Magnasco y la Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu. Por esos campos de concentración pasaron decenas de secuestrados. Muchos sufrieron tormentos y otros fueron asesinados.

El régimen de salidas de Amelong llegó a oídos de Nadia Schujman, subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia. La abogada hizo llegar su preocupación al fiscal federal para causas de derechos humanos, Gonzalo Stara, quien revisó el expediente y, efectivamente, se encontró con el represor paseandero.

Según pudo saber Redacción Rosario, el régimen de salidas de Amelong está autorizado por el juez del Tribunal Oral Federal II, Otmar Paulucci. Pero nunca fue notificado al fiscal Stara.

“El único derecho que pierde un condenado es su libertad”, dijo Schujman a Redacción Rosario. “Pero tratándose de una persona que tiene dos condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad y está atravesando un tercer juicio, con una probable condena por delitos aberrantes, es necesario saber cuáles son las condiciones de seguridad con las que sale Amelong”, explicó.

Agregó que “no es común que un condenado tome un curso todos los sábados durante siete horas en un hotel”. Y se preguntó: “Durante el break del curso, ¿tiene un gendarme al lado que lo vigile?”.

En esa línea, Schujman recordó que “Amelong puede ser una persona peligrosa, que tiene manejo de armas y que está en una situación delicada, porque ya tuvo dos condenas en su contra”.

Por esa razón, la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe presentará hoy un escrito ante el TOF II para conocer las condiciones de seguridad que se adoptan para las cuantiosas y variadas salidas del represor.

Del mismo modo lo hará la Fiscalía federal de Stara, que no fue notificada de los permisos otorgados al “Teniente Daniel”.

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Un comentario

  1. tordo

    21/11/2013 en 16:25

    Este criminal tiene la certeza de que, tarde o temprano, estará en la calle.
    Mientras esté encerrado, por lo menos, que esté encerrado!!!

    Responder

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