
Luego del fallo del juez Bergia que decretó la quiebra de la metalúrgica de Villa Gobernador Gálvez, casi un centenar de trabajadores pretenden avanzar en esa organización aunque admiten que el magistrado “busca compradores”.
“Desde que salió la resolución estamos en la planta pero sin actividad”, afirmó Gustavo Infante, con una década trabajando para Alloco. La firma fue hasta no hace mucho tiempo una de las principales compañías de productos y servicios para la industria aceitera. El jueves pasado, Marcelo Bergia, juez en lo Civil y Comercial de Rosario decretó la quiebra de la empresa, una resolución que interrumpió la actividad en la planta que se mantenía produciendo aún luego del “abandono del último dueño», Marcelo Markous.
“El tipo (por Markous) se ocupa de vaciar fábricas, tenemos entendido que ya hizo lo mismo con otras 19 empresas”, detalló Infante. “Cuando se hizo cargo pasaron sólo 2 meses y caímos en este conflicto”, añadió.
Gustavo Infante es uno de las 99 trabajadores que abogan por sumarse a la economía social. “Queremos constituirnos como cooperativa, hicimos el acto de apertura y el próximo lunes vamos a presentar los papales en Buenos Aires”, señaló.
Para esto, los casi 100 empleados hicieron una capacitación con integrantes de la Federación de Cooperativas de Trabajo (Fecotra) y del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) para hacerse de las herramientas necesaria para la formación cooperativa.
Mientras tanto, esperan los pasos del juez Bergía luego del fallo que dictaminó la quiebra de la planta situada en Avenida Fillippini 1343 de la localidad de Villa Gobernador Gálvez. “Nos hizo limpiar y ordenar la fabrica porque está en busca de compradores” aseguró Infante, y agregó que ante el pedido del magistrado de contratar a una empresa de seguridad para resguardo de los bienes “los compañeros nos ofrecimos a hacernos cargo”.
La intención de los trabajadores de conformarse como una cooperativa se enfrenta con las complejidades del caso y las condiciones materiales de la fabrica. “De avanzar con la cooperativa la idea es poder hacernos de la maquinaria con el crédito indemnizatorio y luego hacer un acuerdo con los primeros dueños para continuar desarrollando la producción en la planta”.
De conjunto total de trabajadores que tienen la incertidumbre sobre el futuro de la empresa, son casi 20 compañeros que tienen otras expectativas de resolución del caso.
Alloco nació como una firma familiar hace 50 años; luego de constituir una unión transitoria de empresas en 2009, vendió sus activos dos años después a la multinacional belga Demest Ballestra; por entonces su gerente era Federico Markous, hermano de Marcelo, quién tiempo después encabezó la sociedad que compró la fábrica. Desde ese momento los laburantes comenzaron a sufrir retrasos, y en abril del año pasado dejaron de percibir su sueldo y denunciaron un vaciamiento de la empresa, siendo la principal proveedora a nivel nacional de máquinas y servicios para la industria aceitera, y tercera proveedora a nivel global.