Hace 100 años, Rosario vivió el ahora llamado Día del Trabajador de manera pacífica. Aún no se había instalado el feriado y la jornada significaba un motivo de lucha obrera. Pero ya presentía que una gran tormenta se avecinaba sobre el mundo, la Gran Guerra, como se llamó en la época a la confrontación que experimentó las nuevas armas de la industria. Al mismo tiempo se abrían las puertas de la lucha proletaria en varios lugares del planeta, Argentina y Rosario incluidas.
Debido a la crisis que trajo aparejada la Primera Guerra Mundial, los trabajadores argentinos iniciaron un ciclo de huelgas –tal vez uno de los principales de nuestra historia- que tuvo sus escenas más desgarradoras en la Semana trágica, en la Patagonia Rebelde y las huelgas de La Forestal, en el norte santafesino. Rosario fue un escenario destacado en ese contexto de lucha y aquí sucedieron huelgas importantes como la de los ferroviarios en junio –octubre de 1917, la de la Policía, en diciembre de 1918, la de portuarios y el “Soviet de Rosario”, el 7 de febrero de 1921.
Cuando el 28 de julio de 1914 estalló la Gran Guerra, la ciudad, que estaba metida de lleno en el mundo y con su economía abierta, sufrió el contagió al instante su crisis. Cayeron las exportaciones, también las importaciones y hasta dejaron de llegar al puerto los inmigrantes que desde hacía cincuenta años arribaban en oleadas completando los seis millones.
Por primera vez hubo desocupación en 1915 y gente deambulando con “el mono” (una bolsa con sus ropas) por las vías.
En 1917, antes de la finalización de la guerra, se retomó en parte el comercio marítimo y se volvió a exportar. Sin embargo, los productos de consumo masivo que eran en su gran mayoría importados habían sufrido aumentos y la Argentina asimiló la inflación que generó la guerra en el mundo. Por este motivo, hacia el final del enfrentamiento armado, los salarios habían perdido hasta el 50 por ciento de su valor de compra. Eso, sumado a las maniobras especulativas de los exportadores que, al no tener ningún tipo de control por ejemplo con el trigo, llevaron los precios de los productos básicos como el pan, el azúcar y la carne, hasta seis veces su costo antes de la guerra.
Las experiencias obreras rosarinas
En 1914, Rosario ya tenía una larga experiencia de organización en su movimiento obrero. En la década de 1880 se conformó La Casa del Pueblo que nucleó a anarquistas y socialistas en el proletario barrio Refinería, en 1890 fue una de las cinco ciudades del planeta en conmemorar el primer 1º de mayo y en 1896 tuvo su primera huelga general, a nivel país. Entre los primeros dirigentes, resaltó la figura de Virginia Bolten, una anarquista que luchó por las mujeres. En los primeros años del 1900, se formó en Rosario la Federación Obrera Local (FOL), una especie de central que buscaba unir a distintos gremios siguiendo un esquema organizativo de los anarquistas y que estuvo ligada a la Federación Obrera Regional Argentina (Fora). Con esa organización se produjeron importantes sucesos obreros como las huelgas portuarias y de la Refinería Argentina, hasta la huelga de los inquilinos en 1907.
Sin embargo, una característica que quedó en estas organizaciones hasta entrada la década de 1920, fue su carácter esporádico. Hacia 1912, se reunificó la FOL que mantuvo durante mucho tiempo su ideología anárquica.
La gran huelga de 1917
En junio de 1917, la empresa Ferrocarril Central Argentino (FCCA) dispuso que los obreros del inmenso aserradero (actual shopping Alto Rosario, donde trabajaban entre 3 y 5 mil personas) sólo lo harían durante seis días al mes. Aprovechándose de la clara flexibilidad laboral de las leyes, la empresa no calculó sin embargo la respuesta obrera. La huelga que estalló movilizó al ministro de Obras Públicas, Pablo Torello; a la dirigencia nacional de La Fraternidad, entre otros. También, las asambleas obreras reunieron a más de 3 mil personas en el salón Airosi, de la avenida Alberdi al 100. Ese conflicto conmovió a la ciudad y del mismo se organizaron otros sindicatos y otros paros. La cuestión no se calmó y hubo reiterados conflictos.
Inédita unión entre Policía y anarquistas
En diciembre de 1918 fue el turno de la Policía rosarina que reclamó seis meses impagos por las flacas cajas provinciales que también adeudaban en una decena de sueldos a los maestros. Los quejidos de la fuerza no molestaron tanto al gobierno de los radicales de Rodolfo Lehmann, como que los policías hayan confraternizado con los anarquistas, haciendo un acto en el local de la Sociedad de Resistencia de Vendedores de Diarios (San Lorenzo al 1200).
Tal vez, porque la similar experiencia de la Revolución rusa estaba presente. Luego de eso y en una marcha con banderas rojas y entonando La Internacional, los agentes rebeldes fueron encañonados en Entre Ríos y San Luis, muriendo una docena de ellos. En ese sentido, un mes más tarde y a pesar de atravesar un duro conflicto con los obreros municipales, cuando en Buenos Aires se vivió la Semana Trágica (enero de 1919), la burguesía local había acordonado la urbe y la había militarizado.
La “liga asesina”
En 1919, los empresarios locales respondieron formando el 25 de mayo la Liga Patriótica y facilitando la operación de la Asociación Nacional del Trabajo (que rápidamente pasó a ser Asociación del Trabajo, porque en ella había muchas empresas extranjeras). La AT proveía “crumiros”, es decir rompehuelgas a los conflictos y la Liga Asesina –como la llamaban los obreros- aportaba provocadores o se presentaba a reprimir a los obreros en huelga.
Esa irrupción del poder empresario no opacó la lucha que continuó durante 1919 y 1920 con jornadas de lucha de portuarios, otro gran poder obrero de la ciudad. En ese entonces, el puerto llegó a reunir hasta 2 mil trabajadores (hacia 1927, incluso a 6 mil), y manejaba la llave comercial de la ciudad. El puerto era celado por la burguesía que no quería ningún conflicto y allí, la represión y el accionar de la AT fue importante. Durante marzo de 1920, una casi huelga de los portuarios terminó siendo derrotada por la fuerte ofensiva patronal que encarceló a decenas de obreros y dirigentes. Pero el toque de gracia lo terminó dando el poder judicial cuando no permitió ni siquiera la apelación de muchos encarcelados y reprimió frente a las puertas de los Tribunales (Moreno entre Córdoba y Santa Fe) a los obreros que cayeron muertos en la plaza San Martín, el 30 de agosto de ese año.
El «Soviet» de Rosario
En enero de 1921 llegaron noticias de miles “obreros en armas” en La Forestal que cerraban con sangre un conflicto de tres años. La noticia atemorizó a la alta y clase media rosarina y envalentonó a los trabajadores. Otra vez los municipales de extracción anarquista dirigieron una importante huelga porque el Concejo Deliberante, manejado por los Demócratas progresistas pretendía bajarles el salario. Allí, la lucha tomó un cariz colorido porque, unidos a los estudiantes de la Facultad de Medicina, el lunes 7 de febrero, de “carnestolenda”, un grupo de libertarios tomó la Municipalidad, puso una comisión obrera al mando, aumentó salarios a todos los trabajadores y eliminó impuestos. El breve “Soviet de Rosario” duró apenas unas horas y los bomberos (que en esa época estaban armados con máuser) redujeron a los revolucionarios. Estos arrestados, sin embargo, contaron con la defensa del entrante intendente Claudio Newell y su secretario, el profesor Rafael Bielsa.
Ese año, marcó el declive de las luchas obreras. A la huelga de taxistas en Buenos Aires ferozmente reprimida, siguió la masacre en la Patagonia donde murieron miles de obreros.
La burguesía logró imponer una vez más su modelo y, le marcó el camino al presidente Hipólito Irigoyen que puso fin a su acercamiento al proletariado.
A 100 años de estos acontecimientos, pocas huellas quedan en la ciudad salvo algunas características en los rosarinos que mantuvieron a lo largo del tiempo su actitud rebelde.
Publicada en el eslabón n° 141.
principiano
16/05/2014 en 21:09
En Rosario y en toda la republica, aun permanecen y suelen actuar las fuerzas represoras del ejercito burgues capitalista que continuan ejerciendo todo el poder.