Si hay algo que no asomaba en el imaginario político era que apareciera el cuerpo sin vida del fiscal de la causa Amia, Alberto Nisman, alterando bruscamente lo que todavía no parecía más que el nuevo gran culebrón político veraniego del año electoral. Ahora, hay sangre en la cancha.
El gobierno de la denunciada presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a través de su jefe de Gabinete Jorge Capitanich, se limitó a reiterar el comunicado que difundió el Ministerio de Seguridad de la Nación respecto de lo sucedido. Allí se explica que tras varios intentos fallidos por comunicarse con el fiscal, miembros de su custodia –compuesta por 10 efectivos de la Policía Federal- sí lograron contactar a su madre, con quien se dirigieron al departamento del funcionario judicial y lo encontraron muerto en el baño, donde también se halló un revólver calibre 22 y un casquillo de bala.
De inmediato, comenzaron las conjeturas y las manifestaciones de representantes de algunos sectores, como los políticos de la oposición y dirigentes de la comunidad judía argentina, que desfilaron por los canales de televisión opositores. Los más, como la Pro Laura Alonso, el radical Ricardo Gil Lavedra y la legisladora porteña Graciela Ocaña, por ejemplo, comenzaron a machacar con lo de la “gravedad institucional” de lo sucedido. En las redes sociales, en tanto, “la gente” se expresaba en la misma línea, sin el filtro que todavía les queda a los dirigentes opositores: “Este no es el país que quiero”, “No más muertes, vayamos a reclamar a la Plaza de Mayo”, se empezó a repiquetear.
Por el lado del oficialismo, Capitanich reafirmó las primeras informaciones difundidas por el secretario de Seguridad, Sergio Berni; y hasta las nueve de la mañana de este lunes, al menos, no se dijo mucho más desde el kirchnerismo.
Seguramente las horas por venir serán intensas. Lo más probable es que no primen la prudencia ni la cordura. Desde el retorno de la democracia hasta acá, cuesta encontrar un antecedente de una muerte como la de Nisman, las circunstancias en que se produce, lo que comienza a generar.